El Día del Inmigrante se celebra desde 1949, establecido por un decreto del Poder Ejecutivo Nacional.

La fecha recuerda al 4 de Septiembre de 1812 cuando el primer Triunvirato firmó un decreto que decía "...el gobierno ofrece su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio...", de esta forma Argentina abrió sus fronteras a los inmigrantes de cualquier parte del mundo que quisiesen vivir en este suelo.

La Constitución de 1853 en su Prólogo, también hace referencia a "todos los habitantes del mundo que quieran habitar el suelo argentino".

La llegada de los inmigrantes al país respondió a patrones mundiales de flujos de población. La mayoría de ellos abandonó su patria lanzándose literalmente a la aventura, pues ignoraban casi todo de su lugar de destino. Los empujaron situaciones económicas adversas y las guerras.
 

Las expectativas

En 1853 se sancionó la constitución cuyo artículo 25 decía: "El Gobierno Federal fomentará la inmigración europea y no podrá restringir, limitar ni gravar con impuesto alguno la entrada en el territorio argentino de los extranjeros que traigan por objeto labrar la tierra, mejorar las industrias e introducir y enseñar las ciencias y las artes".

Los presidentes Mitre de 1862 a 1868, Sarmiento de 1868 a 1874 y Avellaneda de 1874 a 1880 fueron quienes más fomentaron la inmigración, lograron el afianzamiento del orden institucional de la república unificada y el cambio total de la estructura social y económica de la nación.

El gobierno nacional difundió en Europa las posibilidades que tenían en Argentina tanto en la industria como en el campo.

Como parte de esta política llegaron al país, en 1865, los colonos galeses. Diez años antes, en 1855, el médico francés Augusto Brougnes firma un contrato con el gobierno de la provincia de Corrientes, comprometiéndose a traer 1000 familias de agricultores europeos en el plazo de 10 años.

En 1875 se crea la Comisión General de Inmigración y en 1876 se dicta la ley N° 761, denominada Ley de Inmigración y Colonización.

La primera colonia estable es Esperanza, fundada en 1865, sus colonos eran en su mayor parte de origen suizo, aunque los había franceses y alemanes.

La colonización no siempre fue orgánica, pues en muchos casos los colonos, por falta de organización, sufrieron verdaderas penurias, cuando no se habían tomado las medidas necesarias para recibirlos.

En 1880 se acentuó el carácter de aluvión del "poblamiento" del país, por entonces llegaron grandes contingentes de turcos, árabes, sirios y griegos.
 

En Comodoro Rivadavia

Lejos de toda gran ciudad. Desde la perspectiva europea o porteña, la Patagonia ocupaba el fin del mundo y Comodoro Rivadavia, como parte de ella, también.

Pero los convoca el trabajo, el ferrocarril los trae en cada nuevo durmiente o riel; el petróleo los instala en el centro del Golfo San Jorge y junto a ellos, crece y se consolidan barrios que le dan cuerpo a la ciudad.

Son comerciantes, panaderos, zapateros, obreros para el ferrocarril, constructores, técnicos... hombres y más hombres. Llegan de uno en uno, en grupos, unos convocan a otros.

Llegan mujeres, esposas o hijas de los comerciantes; también llegan prostitutas... este es un pueblo con muchos hombres solos y el negocio de las luces rojas es floreciente.

La mayoría de los primeros pobladores viene de una experiencia de residencia en Buenos Aires y con suficiente capital que les permita dedicarse a la actividad comercial.

Los europeos del Este, en cambio, procedentes en su mayoría de zonas rurales en el país de origen y unos pocos con conocimientos en la industria petrolera, emigraron en grupos de hombres solos.

La ayuda mutua y la necesidad de canalizar la propia cultura los impulsó a la creación de asociaciones, muchas de las cuales se sostienen en el tiempo. Justamente, la Asociación Portuguesa y el Centro Gallego cumple este año 85 años de actividad.
 

Créditos:

Publicado en el Diario Crónica (04/09/08)