Descendientes de sudafricanos, representantes de la Federación de Colectividades y autoridades municipales compartieron ayer el acto por el 105º aniversario del desembarco de los colonos Bóer en la provincia.

El acto se realizó en el monumento situado en Alsina y Rawson y contó con momentos de profunda emoción. Para comenzar, los presentes hicieron un minuto de silencio en memoria de quien fuera presidente de la Asociación Irlando-Escocesa, Miguel Murtagh, recientemente fallecido.

Luego del izamiento de las banderas argentina y sudafricana y de entonar ambos himnos nacionales, se escucharon los discursos.
 

"Una nueva vida"

Por la Asociación Sudafricana habló su secretaria, Florencia Elvira Llames, quien apenas pudo contener la emoción por tal responsabilidad. Habló de los deseos de libertad, paz y progreso que trajeron a sus antepasados y de los sacrificios de aquellos primeros años.

"Encontraron una nueva vida más allá del mar, donde una playa desconocida los recibió", dijo en referencia a aquel 1902 cuando desembarcaron en Comodoro Rivadavia.

La representante de la entidad, se refirió a la unidad que siempre caracterizó a los bóers: "nunca se imaginaron que la promesa de nunca separarse cuando llegaran a esta tierra, todavía duraría".

También apeló a los jóvenes cuando les pidió que mantengan "su legado cultural a través del tiempo".
 

La historia y el presente

Simoncini rescató "la emoción" de compartir la ceremonia por última vez como intendente. "Sobre todo, es un tributo al esfuerzo, al sacrificio, considerar la historia de donde venían, del dolor, la humillación, los campos de concentración, para buscar refugio y protección en un lugar tan desolado donde estaba todo por hacer", dijo.

Luego, aludió al aporte de sus descendientes para el crecimiento de la ciudad. Por lo tanto, sostuvo su presencia, como representante de la comunidad, "es un homenaje a la historia, pero por sobre todo, al presente porque el esfuerzo es cotidiano y continúa".
 

Créditos:

Publicado en el Diario Crónica. (05/06/07).