Se celebró ayer el 103º Aniversario del desembarco de los bóers en estas tierras. El acto, desarrollado en la plaza de Alsina y Rawson, contó con autoridades municipales, provinciales y de distintas instituciones de la ciudad.

El vicecónsul Martín Blackie y la presidenta de la colectividad Norma de Blackie fueron los anfitriones para recordar a quienes llegaran en busca de trabajo y paz.
 

Ayer, como hoy

En los discursos se destacó la necesidad de imitar muchos de los valores que trajeran los colonos en aquellos años. Monseñor Marcelo Nieva por su parte, dio un oficio religioso donde rescató que lo que ellos buscaban no dista demasiado de lo que se necesita en la actualidad.

En principio, habló de paz, la misma que por momentos parece quebrada y la paz social, que se ve amenazada. También se refirió a la subsistencia, que es imposible para muchos hoy en una "ciudad opulenta" que da un contexto donde muchos quedan fuera de cubrir sus necesidades básicas, cada vez más caras.

Por último, se refirió al aislamiento y a la soledad, situaciones que se repiten hoy, en tiempos donde "las relaciones virtuales parecen más importantes que las reales", dijo Nieva.

Entonces, invitó a rescatar los valores interiores de los inmigrantes, del mismo modo que luego lo haría el pastor de la Iglesia Reformada Carlos Diz.
 

Unidos por la esperanza

El vicepresidente de la colectividad Antonio Rait dio luego un discurso sobre aquella epopeya de sus antepasados. Llegaron un 4 de junio, 103 años atrás y se encontraron con paz y mucho trabajo, pero una realidad muy difícil.

"Se necesitaba un temple especial y ellos lo tenían", dijo antes de expresar su deseo que, en el transcurso de los años, aquella gran travesía "no fuera en vano".

Para concluir, Simoncini expresó su admiración por esos hombres y mujeres que se largaron a un viaje tan largo "para llegar a estas soledades, a estas distancias, y lograr la paz".

Rescató luego que hay algo que los une a todos, a bóers y a otros inmigrantes y a sus descendientes, pese a las diferencias "y es la esperanza".
 

Brindis y recuerdos

Luego de la ceremonia, los presentes se trasladaron al Chalet Huergo para brindar y recorrer la muestra de fotos instalada allí, que recorre la vida cotidiana de aquellas primeras familias. Martín Blackie se animó entonces a contar algunas anécdotas que ilustran cómo se vivía cuando paz y trabajo era todo lo que había en este lugar.  

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Publicado en el dirio Crónica (30/06/05).