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Salud

Muere un bebe cada 48 minutos en el país
 


En el 60 % de los casos es debido a causas evitables La pobreza, la violencia, el maltrato y los accidentes impactan negativamente sobre todos los aspectos de la salud infantil.

¿Causaría revuelo la caída anual de 28 Jumbos sobre territorio argentino? Por supuesto que sí. Esto significaría, nada más y nada menos, que la muerte de 11.000 personas. Pues bien: la cifra coincide con el número de fallecimientos anuales de menores de un año, estimado por la Sociedad Argentina de Pediatría.

La estadística, dicen los pediatras, debería llamar poderosamente la atención, sobre todo porque el 60% de las muertes se producen por causas evitables. Muchas de ellas no se enfrentan con vacunas (absolutamente necesarias, aclaran los médicos) ni se solucionan con hospitales de alta tecnología.

Los factores psicosociales, como la violencia, el abandono o el maltrato son aspectos que, como los números, pueden sonar abstractos. Sin embargo, hoy integran la lista de las nuevas morbilidades (es decir, enfermedades) que preocupan a los pediatras.

"Las cifras son como los bikinis: muestran casi todo, pero esconden lo principal", dijo el doctor Lincoln Freire, de la Sociedad Brasileña de Pediatría, durante un encuentro de la Asociación Latinoamericana de Pediatría (Alape), realizado recientemente en Buenos Aires, aludiendo a que la violencia o el maltrato infantil observados en las calles de San Pablo o de Buenos Aires, avanzan con mayor rapidez que los recuentos estadísticos.

Otros cálculos de la mortalidad en menores de un año son más pesimistas; un trabajo del doctor Teodoro Puga, presidente de Alape, indica que la cifra asciende a 13.000 muertes anuales. Para Unicef, en 1999, los bebes fallecidos llegaron a 12.120. Sin embargo, hay coincidencias en un punto esencial: los accidentes, las enfermedades contra las que se tienen vacunas, las infecciones y muchos males relacionados con el maltrato en la infancia son, en su mayoría, evitables.

Los expertos concuerdan también en que la pobreza es uno de los males que más atenta contra la salud infantil. Está asociada con la desnutrición y, además, con la inclusión de los niños en el mundo del trabajo.

"Según la OIT, 214 mil chicos de entre 10 y 14 años trabajan en la Argentina. Ellos representan el 7% de la población de esa edad y el 1,5% de toda la población activa- explicó Puga. Chile, Uruguay, Cuba y Venezuela presentan cifras mucho menores." Incluso en lo referido específicamente a mortalidad, y aunque mejoró, la Argentina está relegada. "En 1960 teníamos casi la mitad de la mortalidad infantil que Chile y en 1997 la duplicamos", afirmó.

Chicos excluidos

La situación actual no es nueva. Uno de los referentes máximos de la pediatría argentina, Carlos Gianantonio, diagnosticó en 1990 las nuevas morbilidades: "Se han producido modificaciones en los problemas de salud. Esta nueva morbilidad que hoy ya afecta a un sector de la niñez argentina, exige programas novedosos para su control. El planteo debe basarse en un preconcepto ético: la desnutrición endémica, las infecciones prevenibles y gran parte de las muertes neonatales ya han sido diagnosticadas y deberán ser solucionadas en un marco de progreso y desarrollo".

Para Gianantonio, "estos problemas son complejos; algunos de ellos son consecuencia del avance científico, como la secuela de la prematurez, de la desnutrición o del cáncer, antes mortales. Otros, como el maltrato, el abuso sexual, los accidentes, son de origen psicosocial, así como la deserción escolar y los trastornos de aprendizaje. En la adolescencia, la depresión, el suicidio, la delincuencia, las drogas, el alcohol afectan a un número creciente de personas en desarrollo".

Los pediatras latinoamericanos reunidos en la Argentina desmenuzaron la problemática. Lejos de las estadísticas, cerca de la experiencia cotidiana. "Los chicos de la calle se hacen transparentes. Los vemos y seguimos caminando. La sociedad no se escandaliza y ésa es la peor forma de violencia contra ellos", afirmó el doctor Osvaldo Blanco, de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP).

"La violencia y el maltrato en América latina están aumentando; incluyen el uso de niños en la guerrilla o como mulas para llevar drogas. A esto se suma la violencia familiar y la asociada al consumo de drogas", dijo el doctor Alberto Bissot, panameño y vicepresidente de Alape.

Los robos y asesinatos que tienen por autores a niños cada vez más pequeños están asociados en gran parte a las adicciones. Según Unicef, y en el nivel mundial, las cifras sobre el consumo de drogas por los chicos de la calle varían entre el 25 y el 90%. "El problema no son sólo las drogas ilícitas, sino también las lícitas -afirmó Freire-. Los adolescentes toman cerveza sin control, lo que inevitablemente los aleja del sexo seguro y los acerca a los accidentes automovilísticos."

En América latina, uno de cada cuatro niños no termina la escuela primaria. "La educación también nos preocupa. Hoy, los que llegan a terminar el secundario tienen demasiadas dudas sobre su futuro. El derecho a la salud se ha ido perdiendo, y en este marco también hay que tener en cuenta aspectos de la salud mental, como la limitación de las posibilidades de tener un proyecto de vida", explicó el doctor Mario Grenoville, de la SAP.

La palabra que se instala en todos los discursos es exclusión. De los chicos... y de los pediatras.

"Los fenómenos de exclusión social están avalados por propuestas de entretenimiento que los reivindican haciendo partícipe a la mayoría de los ciudadanos de la votación para excluir a un joven de la casa de Gran Hermano. Por otro lado, en la realidad cotidiana,no virtual, los chicos que deambulan por las calles están verdaderamente excluídos", dijo Blanco.

Además, "en muchos lugares de América latina los niños no son atendidos por pediatras. Es necesario recuperar la relación médico-paciente", coincidieron los especialistas.

Fuera del marco de la reunión, la doctora Irene Melamed, del Comité de Adolescencia de la SAP, dijo que "el pediatra no sólo debe acompañar al niño sino también a la familia. Su rol es crucial tanto en la promoción de hábitos saludables como en aspectos emocionales. Cumple, en la adolescencia, una función orientadora".

¿Por qué la solución a los problemas de salud de los chicos no reside en crear grandes unidades de terapia intensiva, aunque en muchos casos sean necesarias para salvar vidas? "Porque lo que necesitamos es que los niños no ingresen en esos hospitales. Tenemos que darles atención primaria para que no se enfermen", dijo Bissot.

Frente a un panorama poco alentador, Blanco rescata hechos que traen esperanzas: "A pesar de todo, los pediatras vemos el milagro cotidiano de muchas familias que en las condiciones más adversas apuestan a la vida y al crecimiento de sus hijos. O adolescentes que durante sus vacaciones viajan al interior del país para ayudar a sus pares más necesitados. Hay muchas semillas por germinar. Falta que la sociedad entera se ponga en acción en lugar de quedarse mirando el desastre de las estadísticas".

Por Valeria Shapira De la Redacción de LA NACION  


Grandes problemas que sufren los más pequeños

Créditos:
Extracta de la Diario La Nación (27/07/2001)
 



   
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