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Nestlé se remonta a 1866, cuando los hermanos Charles (cónsul de USA en Suiza) y George Page, del condado de Lee, Illinois, iniciaron la Anglo-Swiss Condensed Milk Company en Cham, Suiza.
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“Es como si Favaloro vendiese su Fundación”, dice el dentista Diego Huberman para dar la medida del impacto que ha causado en el universo de la odontología la noticia de que el doctor Aníbal Alonso ha cerrado su clínica-escuela y la ha puesto en venta.
En la Clínica D.A.T.O. (docencia y asistencia en tratamientos odontológicos) se dictaban cursos de posgrado y, a lo largo de sus casi dos décadas de existencia, se han formado allí casi todos los especialistas más destacados de la profesión.“Mis alumnos son todos titulares de cátedra en la Universidad”, dijo a Infobae el doctor Aníbal Alonso. Hace ya unos meses que puso en venta su clínica-escuela, pero que fue cuando lo hizo público, con un aviso en Facebook, que se desató una reacción impresionante. “Me llaman de todos lados...”
La Clínica de Alonso se suma así a una larga lista de establecimientos de salud que han debido cerrar sus puertas por el largo confinamiento.“Tengo un especial afecto por Aníbal Alonso, dice la doctora Rita Briccolani, destacada especialista en implantes y docente en la UBA- Maestro de maestros. Precursor de la gnatología” [N. de la R: ciencia que estudia y trata la biología de todo el sistema masticatorio].
“Alonso es un especialista en oclusión reconocido en el mundo entero -dice Diego Huberman-; la oclusión es la dinámica de cómo se abre y cierra la boca”. Reconocido y permanentemente solicitado para dar cursos y conferencias en el exterior.
Para que se entienda la importancia de esta especialidad, Rita Briccolani aclara: “La oclusión es la base del éxito de la prótesis, tanto de la prótesis sobre dientes como de la prótesis sobre implantes”.A Briccolani se le quiebra la voz al comentar la noticia del cierre de DATO, donde hizo cursos de posgrado: “Un genio, un genio. En la clínica de Aníbal se han dado cursos de todas las especialidades de la odontología, con dictantes de sumo prestigio. Han tomado cursos con él y con otros expertos en esa clínica futuros docentes, futuros jefes y adjuntos de las cátedras de la facultad de odontología de la UBA. Su clínica fue el semillero de los grandes profesionales que hay en el país. Es una persona muy reconocida, siempre dedicado al estudio de la oclusión y de la prótesis”.
En la charla telefónica con Infobae, Aníbal Alonso cuenta que la suya era la única clínica en la cual se atendía gratuitamente. Incluso en la Facultad de Odontología se paga arancel: “Se dictaban cursos de posgrado, de dos años. Con un máximo de alumnos de 40, por la cantidad de sillones de odontología disponibles, divididos en dos grupos de 20. Se hacían tratamientos de alta complejidad. El material para los trabajos prácticos los pagaba el alumno. No se cobraba arancel al paciente”.
El odontólogo Gustavo Vernazza trabajó con Alonso, de quien fue discípulo, desde 1992. Participó de la fundacion de la Clínica DATO y trabajó allí hasta el año 2008. Aclara que la institución tenía una función académica, pero “también una funcion social, porque los profesionales no cobraban aranceles”.
“De esta forma, explica, el paciente accedía a tratamientos de alta complejidad pagando sólo los costos de laboratorio; por eso a veces obteníamos donaciones de materiales, en reconocmiento a esa función social”.
Los cursos, explica Vernazza, eran de una semana por mes, durante dos años. En las otras semanas, se dictaban otras especialidades. “Funcionaba como un instituto”, dice.La especialidad de Aníbal Alonso es la rehabilitación oral: ortodoncia, conductos, implantes.
“Dentro de esta especialidad parece que tengo algunas cosas muy argentinas en el tema oclusión porque en el mundo me invitan para dar charlas y cursos sobre rehabilitación, que incluye lo que es la oclusión”, comenta Alonso.
¿Por qué dice “muy argentinas”? “Porque me interesa mucho mi Patria, acá me formé, en la UBA, tengo 80 años y 55 de ejercicio de la profesión: es importante para mí que sepan que soy argentino”.En plena pandemia, tuvo que hacerse sacar una muela. “Me acordé de mi madre odontológica, la UBA, donde estudié, trabajé, atendí pacientes”, contó en un video que grabó luego para agradecer la excelente atención: “Un servicio de guardia espectacular, dirigido por la doctora Cecilia Siragusa”. Fue a atenderse como uno más y sólo después lo reconocieron como el profesor que fue en esa institución. En el video, dice: “Orgullo nacional. A todos aquellos que quieran esta Patria les digo que estoy orgulloso de tener una universidad como la que tenemos”.
¿Fue realmente por la pandemia que tuvo que cerrar la Clínica D.A.T.O.?
“Sí -responde-, porque se prohibió todo. Fue un drama, porque había gente que ya tenía los pasajes para venir. Hubo que cancelar todo”.
Y agrega: “La clínica no sólo tenía mis cursos, sino otros de otras especialidades de la odontología. Había entre 12 y 15 profesores titulares, jefes de cátedra, más los adjuntos y los ayudantes que por lo general eran los mejores alumnos, como en la facultad. Era mucha gente”.Con la pandemia también se canceló más de una docena de invitaciones que Aníbal Alonso había recibido para asistir a congresos y dictar cursos en el exterior.
“Los cursos que doy afuera van de un mínimo de una jornada de 8 horas hasta 3 días o más. Eso es relativamente fácil de reprogramar. Pero los Congresos se organizan con dos años de anticipación por lo menos. No se puede hacer de un día para el otro. Ahora, este año, recién se están empezando a reactivar”.Si todo va bien, el doctor Alonso viajará este año a Colombia en dos ocasiones, a Chile, a Bolivia, a España, a Brasil y a Italia.
“De Canadá a Tierra del Fuego, sólo me falta ir a Venezuela y Guyana -dice, riendo-. En Europa, he dado cursos en Alemania, España, Italia y Portugal. En total, he tenido 225 invitaciones internacionales para dar cursos y 550 para conferencias. Y en Argentina debo tener unos 600 cursos dictados”.Gustavo Vernazza afirma que con este cierre “se pierde algo de muchísima calidad, un gran equipo, materiales de primera”. “Los estudiantes que se reciban a partir de ahora no tendrán la posibilidad de escuchar al mejor docente en esto. Hay otros posgrados pero personajes de ese nivel son pocos. La gente que hoy egresa pierde la oportunidad de aprender con él”.
“Fueron los mejores cursos de mi vida -dice por su parte la odontóloga Paula Gold, en reacción a la noticia- Su forma de dar clase y su carisma para transmitir lo que sabe, te hacen amar más la odontología. Aníbal Alonso me enseñó lo que es la oclusión y desoclusión y la importancia de esa función en cada paciente. Me transmitió más pasión por la profesión. Me hizo querer crecer, aprender y afrontar más desafíos”.
Y agrega: “Aprender de maestros como él y de su equipo me mostró un camino que yo desconocía”.Para la ondontóloga Cecilia Belando, la palabra que mejor describe a Alonso “es pasión, pasión por la Odontología, por el conocimiento, y con esa misma pasión logró inspirar a muchos, muchos estudiantes y odontólogos”. “Eso lo convierte en un MAESTRO con mayúsculas”, sostiene.
“Aníbal Alonso -dice Briccolani-, escribió el libro de Oclusión del que aprendimos todos los odontólogos, absolutamente todos, en Argentina y en toda América Latina. Todo lo que yo sé de oclusión y desoclusión lo sé gracias al doctor Aníbal Alonso”.
Y agrega que, “si el país fuera justo, si los cargos se distribuyeran por currículum”, Alonso debería ser decano de la Facultad de Odontología.El profesor Alonso es Académico de Número de la Academia Nacional de Odontología; Maestro de la Odontología Argentina, título dado por la Asociación Odontológica Argentina; y Académico Internacional (Cum Laude); fue profesor titular en la UBA (donde se formó), en la Universidad Nacional de La Plata y en la Kennedy, de cuya Escuela de Odontología fue decano.
Su libro Oclusión y diagnóstico en rehabilitación oral es una referencia obligada en la materia.Alonso seguirá dando cursos y conferencias por invitación, en el extranjero, pero, como señaló Vernazza, los nuevos jóvenes dentistas no tendrán la oportunidad de formarse con él.
El cierre de sus cursos de posgrado representa una clara pérdida patrimonial -una más-, para el país, para su desarrollo científico en general y para la profesión odontológica en especial. Un daño académico-científico difícil de reparar.
“Mi libro fue premiado en la Feria del Libro, eso me hace creer que puedo enseñar algo; parece que algo hice en la vida”, dice Aníbal Alonso.
Créditos:
- Por Claudia Peiró. Artículo publicado en el Sitio Infobae. (17/07/21).
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