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Un informe del Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC), elaborado en abril de 2007, explicaba que el producto provee al organismo una bacteria llamada L. Casei, pero cuando ésta se suministra externamente por un tiempo prolongado, el cuerpo deja de elaborarla y paulatinamente olvida cómo hacerlo.Aunque la Secretaría de Salud de la Nación obligó a la firma a aclarar en su publicidad que Actimel no debe ingerirse por períodos largos, "las indicaciones son engañosas y provocan confusión", precisaba el informe, dado a conocer por medio de una cadena de mail.
En el informe enviado supuestamente por el CEMIC desde su departamento de investigación y médico-académico, se recordaba que Actimel surgió como un "medicamento" para esas pocas personas que no elaboraban la bacteria L.Casei, pero ese universo era tan pequeño que el mismo resultó no rentable y por ello se vendió la patente a empresas alimenticias”.
Asimismo, se sostiene que la Secretaría de Salud obligó a Actimel (La Serenísima) a indicar en su publicidad que el producto no debe consumirse por un tiempo prolongado; y "cumplieron, pero de un modo tan sutil que ningún consumidor lo percibe", se sostiene en el informe.
"En efecto, en las publicidades se invita: Desafío Actimel: consúmalo durante 14 días o Haga de agosto su actimes.", cita el texto del informe atribuido al Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (CEMIC).
Agrega que "si una madre decide completar la dieta con Actimel, no percibe ningún aviso sobre su inconveniencia y no ve que puede estar haciendo un daño importante a futuro a causa de las manipulaciones publicitarias para impulsar los negocios". Además, los científicos se preguntan "si habrá castigos para la publicidad engañosa".
Finaliza diciendo que "el mundo entero comienza a dudar y lamentablemente todas las leches modificadas, las leches infantiles, las leches vitaminizadas, enriquecidas, caen dentro de esto", concluye el informe tibiamente desmentido en la web oficial del CEMIC.
La discusión llegó al CongresoEstas circunstancias, hicieron que el diputado de la Nación, Raúl Patricio Solanas (PJ-Entre Ríos) presentará un proyecto de ley proponiendo que se incluya en los prospectos de los productos alimenticios y bebidas destinadas al consumo humano que contengan L.Casei Defensis una leyenda que advierta de manera "clara y visible para el consumidor" las contraindicaciones que tiene esa bacteria.
El expediente 1405- D- 2007, del 11 de abril, exige que los envases de yogur y otros productos con la bacteria L.Casei tengan escritas las "contraindicaciones, efectos secundarios y advertencias que contenga el producto en el consumo diario, continuo, y/o prolongado", las "dosis recomendadas", y la "certificación de organismos públicos de regulación".
Solanas fundamentó en su proyecto que se debe obligar "a todas las empresas alimentarias a indicar en sus productos los efectos colaterales para que la población sea la que decida consumir o no dicho producto, y para evitar que sea engañada mediante avisos publicitarios".
El proyecto "se basa en la necesidad de proteger los derechos de los consumidores, establecidos en nuestra Constitución Nacional y garantizar el acceso a la información, principalmente en productos que son consumidos como complementos de la capacidad de defensa inmunológica".
“Es considerable destacar que diversos estudios realizados han confirmado que en el intestino humano, la L casei defensis ha demostrado que puede reducir la incidencia y disminuir la duración de ciertos tipos de diarrea de origen infeccioso ejerciendo un papel protector sobre la flora intestinal normal lo que condiciona a su vez un mejor funcionamiento de las células que conforman las paredes intestinales.
También, han demostrado mejorar algunos de los parámetros - medidas de valoración- del sistema inmunológico -defensivo- intestinal local”, fundamenta la norma.
Agrega “en concreto, las bacterias del género Lactobacillus se distinguen por su capacidad de atravesar en gran número la barrera gástrica y sobrevivir durante el tránsito intestinal, lo que permite desarrollar sus efectos beneficiosos en el intestino.
Entre dichos efectos beneficiosos de los Lactobacillus destaca el mantenimiento de la flora intestinal, la modulación de la renovación celular a nivel del epitelio intestinal, la contribución a la conservación del equilibrio del sistema inmunológico”.
“Sin embargo, no hay pruebas de que estos resultados puedan ser extrapolables al sistema inmunológico general. Es decir, actualmente no se puede afirmar que la presencia de esta bacteria en el intestino nos pueda proteger frente a una infección sistémica como pudiera ser, por ejemplo, una gripe.
Incluso se ha descubierto que esta bacteria se hospeda normalmente por el 98% de los organismos, pero cuando se le suministra externamente por un tiempo prolongado, el cuerpo deja de elaborarla y paulatinamente "olvida" que debe hacerlo y cómo hacerlo, sobre todo en personas menores a 14 años”.
“En realidad, surgió como un medicamento para esas pocas personas que no lo elaboraban, pero ese universo era tan pequeño que el medicamento resultó no rentable; y para hacerlo rentable se vendió su patente a empresas alimenticias.
Además, existen varios trabajos de experimentación en animales y humanos que han demostrado que el consumo de ciertos probióticos y prebióticos, como esta bacteria disminuye el nivel de colesterol en sangre, sin embargo, aunque se han sugerido posibles mecanismos, ninguno se ha verificado”.
El proyecto durmió eternamente en un cajón de las Comisiones de Acción Social y Salud Publica y Defensa a del Consumidor y hoy perdió estado parlamentario. Otra vez el poder de los empresarios, pudo más.
Créditos:Por Ricardo Mangano. Publicado en el Sitio Urgente24.com (25/06/09)
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