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Vacuna contra la hidatidosis ovina
 


Marshall Lightowlers, co-creador de la vacuna eg95, contra la hidatidosis ovina.

Marshall Lightowlers, co-creador de la vacuna eg95, contra la hidatidosis ovina, desarrollará una investigación conjunta en la región para demostrar que la misma puede controlar y detener la enfermedad en modelos naturales.

Las tareas comenzarán en lo inmediato y reunirá a investigadores de la Universidad y profesionales del Departamento de Zoonosis de Salud Pública.

El investigador compartió ayer su preocupación dado que a pesar de la eficacia de la vacuna y el costo de producción, que ronda los 30 centavos de dólar, los laboratorios no han mostrado interés en su fabricación.

Lightowlers es investigador de la Universidad de Melbourne, Australia. Junto con David Heath, del instituto de investigación animal de Nueva Zelandia, es el creador de la vacuna eg95.

El investigador australiano sostuvo que en estos momentos los avances se realizan en dos líneas. Se busca mejorar la producción de la vacuna a escala industrial y comercial, y además demostrar en el terreno que la misma puede detener y controlar la enfermedad, a gran escala y en modelos naturales.

El especialista vino a Buenos Aires a dar una conferencia y aprovechó el viaje para pasar por Comodoro, donde próximamente iniciará una etapa de experimentación de la vacuna de prevención de hidatidosis, a gran escala. La actividad se desarrollará en forma conjunta con investigadores locales.

En este marco, junto con Oscar Jensen, del Departamento de Zoonosis de Salud Pública de la provincia, recorrieron campos y chacras de la localidad de Sarmiento.

La relación entre los investigadores locales y Ligthowlers tiene 10 años de historia y ahora se sellará con una actividad de experimentación conjunta.

Jensen indicó que la idea del especialista es «ver si nosotros conseguimos algún avance con los laboratorios argentinos en materia de producción comercial.

Este es precisamente el bache que tiene la vacuna: no podemos lograr que ningún laboratorio nuestro, ni de Sudamérica, ni de otro lugar del mundo, la produzca, posiblemente porque es una vacuna de muy bajo costo; entonces no es rentable».
 


Cuestiones empresariales

Cada dosis de la vacuna tiene un costo de 30 centavos de dólar y posee una eficacia en laboratorio de entre el 99 y el 100%. Según se indicó, la vacuna se inyecta a los animales con un esquema simple de una dosis el primer año, y una de refuerzo cada año.

Actualmente se produce en Beijing, China, donde se instaló una gran industria de producción. Ahora se aspira a que Argentina asuma la producción de las dosis para distribuir a toda América del Sur.

«El problema es puramente comercial. La hidatidosis es una enfermedad que tiene gran impacto en la salud humana; la cuestión es cómo incentivar a los ganaderos que utilicen una vacuna que proteja indirectamente al humano, más allá de la protección de su ganado», indicó el investigador australiano.

Por el tema Ligthowlers se reunió con empresarios argentinos, aunque fue antes de la debacle económica de 2001, situación que cortó la relaciones y los contactos no se retomaron.

En el marco de la actividad de intercambio, los integrantes de la filial argentina de la Asociación Internacional de Hidatología, el Centro de Regional de Investigación y Desarrollo Científico, de las cátedras de Parasitología Clínica y de Salud Pública de la Universidad y de la Secretaría de Salud de Chubut, organizaron la conferencia «Nuevas Vacunas para el Control de la Hidatidosis y Cisticercosis», a cargo del investigador invitado.
 


Quince niños se enferman por año

La hidatidosis se controló en ovejas, cabras y vacas, aunque no se ha conseguido llegar a la fórmula que permita evitar el contagio en humanos.

En este marco, las especialistas en salud dan a conocer su preocupación, dado que en el caso de Chubut actualmente se estima que cada año suman 15 los niños enfermos de hidatidosis.

En este contexto, la vacuna creada por Marshall Lugthowlers se presenta como una gran herramienta de prevención.

Al respecto Oscar Jensen, del Departamento de Zoonosis de Salud Pública, sostuvo que «estamos preocupadísimos porque no logramos que ningún laboratorio se interese, y para un laboratorio grande es de producción simple. Es la misma tecnología de los laboratorios que hacen vacuna aftosa».

Jensen explicó que «hace 20 años teníamos 80 casos cada 100 mil habitantes, hoy estamos en 15 casos cada 100 mil habitantes. Dicho así la conclusión es que bajó, pero esos 15 son chicos y hay que operarlos, aunque ahora hay un tratamiento médico que evita en algunos casos la operación, pero lo ideal es la prevención, sobre todo porque la vacuna existe».  


Créditos:

  • Publicado en el Diario El Patagónico (16/06/06)
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