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El ave que rompió su propio récord

 


El B95 tiene alrededor de 20 años -equivalentes a más de 100 humanos- y ha volado una distancia mayor a la que hay entre la Tierra y la Luna.

Cuando los científicos comenzaban a desesperarse por haberle perdido el rastro, el B95 volvió a darles una sorpresa: está vivo y volando. Y fue visto en Delaware Bay, en la costa este de EE.UU. "La noticia de que el B95 fue visto en Delaware es una alegría", dijo Charles Duncan, director del Proyecto de Recuperación de Aves Playeras del Centro Manomet en Estados Unidos.

"Muchas personas han aprendido sobre la conservación de las aves playeras a través de este pequeño héroe icónico".

Y la referencia no es una exageración. Es casi literal.

El B95 es un playero rojizo (Calidris canutus) de casi 20 años, el más longevo de su tipo. "Esto equivale a un ser humano que llega a los cien años de edad", explicó Allan Baker, del Museo Real de Ontario en Canadá, quien monitorea el ave desde 1995.

De ahí su nombre, asociado al número en la banda que los científicos de Tierra del Fuego le pusieron en la pata en 1995, cuando comenzaron a estudiarlo.

En esa época calcularon que el ave tenía entre 2 y 3 años.

Hoy se cree que ha volado una distancia más grande que la existente entre la Tierra y la Luna en sus travesías anuales entre el Ártico canadiense y Tierra del Fuego, uno de los puntos más australes de Sudamérica. Y sus hazañas lo han convertido en una celebridad.

Su vida y sus travesías fueron relatadas en un libro lanzado el año pasado. No sólo cuenta con biografía, sino también con obra de teatro y con equipos multidisciplinarios desplegados por el continente en busca de registrar sus increíbles viajes.

La historia del B95 es digna de película. Esta especie sufrió una importante baja de población por la sobrepesca en ecosistemas de los que depende, pero B95 ha logrado sobrevivir.

"La población de playeros rojizos ha sufrido tantas declinaciones que pensamos que no deben vivir más de siete años", dijo Patricia González, bióloga y parte del equipo que anilló al ave en Argentina en 1995, a BBC Mundo en 2012.

En general el amigable personaje se había dejado ver muchas veces en los últimos años, durante su ruta migratoria. Sin embargo, tras su último avistamiento en mayo de 2012 en Tierra del Fuego, el pájaro parecía haber desaparecido.

"Los investigadores lo buscaron el verano pasado durante la migración en Mingan, Quebec, pero hubo malas condiciones y no tuvieron suerte. Durante este invierno boreal el equipo de Tierra del Fuego tampoco se topó con él", cuenta Duncan.

Los investigadores pensaron lo peor y se estaban preparando para ello cuando el B95 fue finalmente avistado el 16 de mayo en Delaware. "Es un tremendo sobreviviente", dice el director del proyecto.

Los playeros rojizos -también conocidos como playeros árticos o playeros gordos- llegan al Ártico en junio para reproducirse.

Allí es donde se forman las parejas y cuando los polluelos nacen las hembras emprenden el vuelo hacia el sur, generalmente en julio.

Son los padres los encargados de los pequeños: los mantienen calientes, los cuidan de los predadores y luego de tres semanas los pichones empiezan a volar.

Los machos que no son exitosos en la cría comienzan a migrar antes y son vistos en los primeros grupos que llegan a la parada del Archipiélago de Mingan en Quebec. En agosto hay una segunda llegada de los machos que han criado pichones.

"A B95 siempre lo hemos visto llegar tarde, en agosto, por eso pensamos que es muy buen padre", le explicó González a BBC Mundo el año pasado.

Llegan a Tierra del Fuego a fines de octubre y principios de noviembre, donde permanecen en general hasta mediados de febrero.

En su migración, los playeros rojizos paran en San Antonio Oeste, en la Patagonia argentina, y algunas aves hacen paradas en la Coronilla y Laguna de Rocha en Uruguay, así como en el sur y el norte de Brasil.

La mayoría de los sitios donde se detienen son áreas protegidas que han sido reconocidas internacionalmente por la Red Hemisférica de Reservas para Aves Playeras.

En su ruta de vuelta al Ártico para la reproducción, los pájaros hacen su última parada en Estados Unidos.

En Delaware y Nueva Jersey, es donde las aves enfrentan una de sus grandes amenazas, ya que debido a la sobrepesca en la Bahía de Delaware les es cada vez más difícil conseguir alimento en una de las paradas fundamentales, ya que es la última antes de ir al Ártico.

Sin embargo, este año Delaware le dio una linda sorpresa a los científicos: les devolvió la alegría de saber que B95 sigue cruzando los cielos a través de todo el continente americano.  


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