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Historia Argentina

Los dientes de Belgrano

 


Exhumación de los restos de Belgrano en septiembre de 1902.

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  • Manuel Belgrano murió a las 7 de la mañana del 20 de junio de 1820, año conocido como el de la anarquía, puesto que en Bs. As. se sucedieron vertiginosamente una serie de gobernadores aunque, como han especificado muchos historiadores, el caos político no afectó a todo el país y es este es uno de los conceptos centralistas que anegan a la historiografía nacional.

    Aquél día de junio se superpusieron tres gobernadores porteños: Ramos Mejía, Juan José Dolz y el general Miguel Estanislao Soler, este último nombrado por el ejército y el Cabildo de Luján. Manuel Belgrano murió sin ver el país que soñaba y por el que había empeñado su vida, deuda que aún Argentina no saldó.

    Sólo un diario dio la noticia de su muerte el Despertador Teofilantrópico Mistico-Politico cuyo director, Francisco de Paula Castañeda, se lamentó por el triste, ingrato y pobre funeral que se había dado al ilustre general. Es que Belgrano murió en la pobreza absoluta, teniendo por lápida parte de un lavatorio de la familia y un último adiós al que asistieron muy pocas personas.

    Sin respetar sus deseos de descansar en una tumba austera, 82 años después sus restos fueron trasladados a un mausoleo hecho con los mejores materiales de la época y por escultores italianos.

    Así el 4 de septiembre de 1902, una comisión compuesta entre otros por un nieto, un bisnieto del prócer y por los ministros Joaquín V. González y Pablo Ricchieri exhumó los restos de Manuel Belgrano. Debajo de la lápida no hallaron ningún ataúd, sólo clavos, tachuelas y algunos huesos dispersos. Fue posible rescatar en buen estado parte de la dentadura, increíblemente Joaquín V. Gonzalez y Pablo Ricchieri se hicieron con un par de dientes del General, excusándose este último de haberlo hecho para llevárselo a Mitre y cubrirlo de oro antes de devolverlo.

    Ambos ministros restituyeron finalmente los dientes debido a la presión del diario La Prensa al que recurrió para denunciar el hecho Fray Modesto Becco, uno de los monjes del convento donde había sido enterrado el padre de la Bandera. Tras recibir los mismos, el prior volvió a dirigirse al periódico:

    Señor Director de La Prensa:

    Muy Señor mío:

    El Excelentísimo señor Ministro del Interior Joaquín V. Gonzalez, que llevó un diente del General Belgrano para mostrárselo a varios amigos, acaba de remitirme esa preciosa reliquia del glorioso prócer de la Patria, la cuál está en mi poder y bajo custodia de esta comunidad, como el demás resto de sus cenizas.

    Como podemos observar, una constante en la historia argentina parece ser la de tener ministros nacionales que nos avergüencen, así como representantes que juegan, ya sea con los dientes o la memoria de los verdaderos patriotas argentinos, aquellos que llegaron al extremo de morir en la miseria por haberlo dado todo.

     


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