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Geografía

El geólogo comodorense que viajó al continente blanco
 


Juan Manuel Turra, egresado de la UNPSJB y miembro del SEGEMAR.
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  • Ubicación de la «Base Marambio». Argentina. Es la marca roja en Google Maps.

  • Ubicación del «Instituto Antártico Argentino». Villa Lynch, Buenos Aires, Argentina. Es la marca roja en Google Maps.  


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Juan Manuel Turra es un geólogo y docente egresado de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB) y miembro del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR). En diálogo con El Patagónico compartió su experiencia única de participar en la Campaña Antártica de Verano 2023/2024 (CAV 2023/2024).
“El objetivo principal de mi participación en la CAV 2023/2024 fue formar parte del equipo de trabajo del Servicio Geológico Minero Argentino, en cooperación con el Instituto Antártico Argentino (IAA)”, reveló el geólogo.

“Como objetivo personal, quise aprender y observar todo lo que se puede obtener de un viaje así, pisar otro continente por primera vez y aprovechar la oportunidad para aprender un poco sobre la vida en la Antártida y su geología”, agregó Turra.
Durante su estancia de un mes y medio en la Antártida, Juan Manuel realizó un relevamiento geológico, geomorfológico y estructural de las áreas de estudio. “Sobre todo, por las nuevas superficies expuestas a partir del cambio climático, integrando la geología existente con territorio virgen. También, a criterio, se sacaron muestras para datación, estudios geoquímicos y petrográficos”, explicó.

Turra agregó: “Por otra parte, tuve la oportunidad de que nos distribuyan en sectores inaccesibles a pie, mediante helicóptero. Para mí fue una gran experiencia y sensación pisar territorio argentino virgen. Ahí entendí que también fui la primera persona en caminar por estos sectores en la historia”.
El geólogo comodorense detalló el impacto que tuvo en él como profesional esta experiencia única: “Puntualmente nunca había trabajado con nieve y glaciares cerca; aprendí mucho de geomorfología glaciar e hidrología superficial.
Pude colaborar mucho en sistemas de información geográfica y aprender algunas metodologías por parte de los profesionales del Instituto Antártico. La verdad es que siempre se aprende algo”.
 


La vida en la Antártida

El geólogo también compartió su experiencia de vivir en la Antártida, describiendo la cotidianeidad en la base Marambio y en un campamento.
“Compartir con la dotación y científicos de varias partes del mundo fue una experiencia muy enriquecedora. También convivir en una micro comunidad en donde todos tienen un rol fijo y roles rotativos, como lavado de platos, limpieza y mantenimiento en general, hizo que la experiencia sea muy humana”, destacó.

Sobre la Base Marambio, detalló que “consiste de varios habitáculos, hangares y galpones unidos por pasarelas. La ‘casa’ principal cuenta con comedor, baños, habitaciones, gimnasio, lavadero, cocina y sala de estar. Hay wifi, televisión y señal para las antenas Movistar. Todas estas comodidades son increíbles y las personas las cuidan mucho, por lo que la vida en Marambio es complicada, pero las comodidades que se consiguieron con el pasar de los años hace muy cómoda la estadía.
Creo que lo más complicado es, además del frío, el acompañamiento permanente de personas desconocidas en convivencia y la incertidumbre si tu estadía durará uno o tres meses por temas climáticos”.

Aparte de la base, hay campamentos de investigación: “si bien es más austero en muchos sentidos, uno se encuentra en contacto con su profesión y su tarea. El que me tocó contaba con varias carpas térmicas y un trailer comedor/laboratorio. Entonces, por las mañanas y tardes me encontraba recorriendo los sitios de interés a investigar, y por la noche convivía con dos especialistas del COCOANTAR (Comando Conjunto Antártico de Argentina) e investigadores del Instituto Antártico Argentino, quienes estaban realizando tareas de monitoreo de glaciares.
En el campamento no hay baño; el agua se saca de un arroyo y se hierve; se tiene que sobrellevar el clima en un espacio confinado, pero cuando todos están en la misma sintonía se la pasa muy bien”.
 


Resultados de la investigación

Juan Manuel indicó que los resultados en primera instancia irán a modo de informe, donde será revisado por pares y tendrá observaciones.
“Esto apuntando a un trabajo más local y no para el objetivo principal, que es cartografiar la geología de la península antártica argentina. Para la cartografía, los resultados fueron enviados al jefe de la comisión y luego será volcado en el mapa final.
Los otros grandes lotes de datos pertenecen a las muestras que fueron tomadas y que en su momento serán estudiadas en función de la necesidad de cumplir nuestro objetivo. Sin embargo, también se creará un repositorio de muestras público para que cualquier investigador interesado pueda acceder a las mismas e iniciar su investigación”.
 


Comodoro Rivadavia y la Antártida

Al ser consultado por las similitudes geológicas entre la ciudad de Comodoro Rivadavia y el continente antártico, Juan Manuel respondió que “si bien las regiones son bien diferentes, se puede hacer un paralelismo entre la presencia de acantilados y mar en ambos lugares.
Marambio se encuentra sobre una meseta a 200 metros sobre el nivel del mar, como en la máxima altura del cerro Chenque.

Por sectores, mientras me encontraba caminando, pensaba en lo parecido que eran en algunas cosas.
Por ejemplo, en inmediaciones de la Base Marambio hay muchos sedimentos marinos, presencia de calizas de tipo coquina y abundante cantidad de fósiles; igual que en el cerro Chenque.
Un verano en la isla Marambio podría asimilarse a un otoño o invierno en Comodoro Rivadavia, ya que el clima es seco; hay viento y el frío en ambos lugares es penetrante. Podríamos decir que a Comodoro solo le faltan los témpanos”.
 


Desafíos y futuras investigaciones

En cuanto a los desafíos que tuvo, mencionó aprender a caminar sobre hielo sin crampones, cruzar arroyos y sobrellevar el clima en un espacio confinado.
Finalmente, el geólogo expresó su deseo de volver a la Antártida para futuras investigaciones, ya que la tarea de cartografiar la geología de la península antártica argentina es titánica y se prevé que tomará al menos 10 años para abarcar la mayor superficie expuesta.

El geólogo concluyó que “queda mucho por repasar sobre teledetección para geología y para mi formación en general. Y aún falta mucho por recorrer para poder aportar una investigación de calidad, además de compartir con más investigadores e integrar conocimientos.
En ese sentido, tengo toda la predisposición para la colaboración”.

 


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