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Con la asistencia de un nutrido grupo de egresados de colegios militares, se celebró ayer el 1er. Encuentro Nacional Liceano, organizado para conmemorar el Día del Liceísta, en el Liceo Aeronáutico Militar de Funes, a 25 kilómetros de la ciudad de Rosario.Las actividades se iniciaron con un acto, en el que el presidente de la Fundación Liceana, Ricardo Munafó Dauccia, destacó los valores de la "familia liceísta", que integran más de 60 mil cadetes y alumnos de los institutos de la Fuerza Aérea, el Ejército y la Armada.
"Es la proyección de esos valores lo que sostiene tan profundos lazos de amistad, de solidaria convivencia y de absoluta integración con los principios que sustentaron los padres de la Patria", aseguró Munafó Dauccia, y agregó: "Así se forman ciudadanos dispuestos a servir a la Patria, a respetar la Constitución Nacional y a defender las instituciones de la República".
Asimismo, afirmó que el país vive "un momento de solidaridad sin exclusiones", en el que no hay espacio para eludir la responsabilidad. "Hoy debe agigantarse más que nunca el sentimiento de fraternidad y unión frente a la crisis que afecta a la Nación y al sufrimiento que padece parte de nuestro pueblo."
"Hoy se necesitan propuestas concretas, sustentables, creativas y solidarias y para ser parte de ellas como ciudadanos dignos podemos exhibir un caudaloso patrimonio cultural liceísta, que fluye desde los cuatro puntos cardinales de la República", comentó, al destacar que de los 60.000 egresados de los liceos sólo el 12% siguió la carrera militar. Dignidad humana
"La formación que hemos recibido nos exige servir sin atajos e interceder, en la medida de nuestras capacidades, para ayudar a paliar las necesidades sociales, fomentando una cultura de la dignidad humana, que no sólo busca su bienestar sino que también ayuda a que su prójimo logre el suyo", enfatizó.
Por su parte, el director del Liceo Aeronáutico de Funes, comodoro Raúl Acosta, destacó la mística que se transmite en los colegios militares y que, a pesar de los cambios, se mantiene intacta. "Es el fuego interior que permite alcanzar objetivos que a priori parecen inalcanzables -explicó- y que le posibilita mantenerse fiel a sus principios aun en los momentos más críticos."
Acosta señaló que ese espíritu imprime un fuerte sentido de pertenencia que perdura con el paso de los años y que hace que los alumnos y egresados de los institutos se sientan siempre orgullosos de decir "yo soy liceísta".
"Lo aprendido en el liceo queda grabado en la mente, pero fundamentalmente en el alma, no a través de clases magistrales o de procedimientos psicopedagógicos, sino a través de la vivencia, que no se explica y que sólo conocen los que alguna vez decidieron ser cadetes de un liceo militar", añadió.
Créditos:Diario La Nación (19/10/03)
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