"Capital del Viento" |
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Qué es una orgía?—Es una relación sexual en la que participan más de dos personas.
La inquietud, escrita en lapicera azul sobre papel rayado, pertenece a un chico o chica de 5° grado. La encargada de leerla frente a la clase es la psicóloga Rubi Atkinson, coordinadora del equipo de orientación escolar de ese distrito —dependiente de la Secretaría de Educación porteña— quien, cada dos semanas, junto con su compañera Miriam Winnicki, va a hablar con los chicos de la escuela Mariano Acha, en Villa Ortúzar, sobre sexualidad. Después de responder, la mujer lee otro papel del buzón anónimo en el que los alumnos escriben lo que quieren saber.
Allí aparecen preguntas que harían ruborizar a más de un adulto y que sorprenden a las docentes y a la psicóloga, que sin embargo contestan del modo más científico posible, siempre remitiéndose a los contenidos de ciencias naturales relativos a la reproducción.
Disipar esas dudas no parece sencillo frente a un grupo de chicos de diez años. ¿Hasta dónde puede ir el docente en su explicación? ¿Hay cosas que no se le pueden decir a un chico de esa edad? ¿Cómo responderles sin crear dudas que puedan provocarles conflictos?.
Como la sexualidad, otros temas resultan difíciles de tratar en clase. La violencia. La muerte. La familia. La religión. La política. ¿Está la escuela preparada para hablar de esto? ¿Pueden los docentes tratar cualquier tema o siguen existiendo los tabúes en la educación primaria?.
El tema preocupa al Ministerio de Educación, que ha diseñado un proyecto para empezar a orientar a los docentes en este camino.
"No todos los maestros son iguales, pero muchos tienen resistencia a tratar algunos temas", admite la directora del área de Educación de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), Inés Dussel. Y agrega: "Ciertos temas a veces se toman de un modo muy simplista. Pero no siempre hay que echarles la culpa a los docentes. Ellos no están formados para hablar de determinadas cosas con los alumnos".
Por otra parte, señala, "hay maestros que están más dispuestos a hablar de todo. Pero otros creen que no les corresponde, que la escuela no está para meterse en temas polémicos. Además, varios de estos problemas involucran sufrimiento de los chicos y de los maestros. Lo que habría que preguntarse es si la escuela debe hacerse cargo de estas temáticas".
La historiadora María Teresa Alonso, especialista en didáctica de las ciencias sociales y en capacitación docente, señala: "Algunas escuelas tienen una bajada institucional y prefieren que determinados temas no se toquen, o se traten con un enfoque determinado. Algunos docentes tienen más dificultades para hablar de ciertos temas porque, como adultos, no los tienen resueltos. Otros, en cambio, tienen libertad para hablar de todo".
Los docentes consultados coinciden en que los tabúes están desapareciendo y cada vez se habla más de todo. Sobre todo si aparece algún problema puntual, como la muerte de un familiar de un chico, que pone ese tema sobre el tapete. Sin embargo, muchas veces los maestros se remiten a los contenidos curriculares, y responden desde un enfoque puramente científico que a veces no llega a satisfacer las inquietudes de los chicos, que en general van más allá de lo estrictamente académico.
Otro obstáculo tiene que ver con los padres. Algunos opinan que determinados temas deben tratarse dentro de la familia y no en la escuela. "Hay docentes que cuentan que prefieren no hablar de algunas cosas porque los padres se oponen", afirma Alonso. Un ejemplo es la sexualidad, pero lo mismo pasa en relación a la política, a la religión o al modo de analizar la historia reciente.
El académico Alfredo Van Gelderen opina que los docentes deben "contar con la opinión de los padres" antes de hablar con los chicos de cuestiones que pueden resultar problemáticas.
Otro caso es la familia. Los libros de texto tradicionales la presentaban como un feliz matrimonio con hijos. "Ahora muchos docentes sienten una tensión entre enseñar la familia como ese modelo ideal, o mostrar a la real, en la que puede haber padres separados, familias ensambladas, malas relaciones", ejemplifica Alonso.
"Algunos maestros piensan que si se meten a trabajar con la realidad, a los chicos los puede complicar. A otros les cuesta reconceptualizar la idea de familia, que hoy ya no es como antes", interpreta.
El psicólogo de niños Juan Carlos Volnovich coincide con algunos de sus colegas en que "hay distorsiones entre la realidad y los libros de texto. Hoy hay nuevos vínculos familiares. Hay padres que se separan y forman una pareja homosexual, por ejemplo. Hay que hacer todo un proceso para que los docentes escuchen a los chicos sin prejuicios".
Según Volnovich, "la educación está muy influida por la Iglesia. Por eso la sexualidad o el embarazo son temas que casi no se tocan. Y muchas veces los padres se enojan si a los chicos les dan educación sexual en el colegio, porque sienten que de algún modo los ''pervierten''. Por eso algunos docentes no hablan del tema".
Según Van Gelderen, ningún tema debería quedar afuera de la escuela. "Hay formas positivas de mostrar todos los problemas de la vida. Debido a los medios de comunicación, los chicos no están ajenos al mundo como estábamos nosotros a esa edad. El maestro debe ser un orientador de la transmisión cultural masiva que hay fuera de la escuela. Debe enseñar a interpretar esos mensajes", concluye.
Créditos: Por Carolina Brunstein, para Clarin
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