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La Asamblea General de Naciones Unidas designó en 1994, el día 17 de junio como el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía.La desertificación es el proceso por el que un territorio que no posee las condiciones climáticas de los desiertos, principalmente una zona árida, semiárida o subhúmeda seca, termina adquiriendo las características de éstos. Esto sucede como resultado de la destrucción de su cubierta vegetal, de la erosión del suelo y de la falta de agua.
La mayoría de las veces, los procesos de desertificación no son de ninguna manera naturales. El hombre como interventor con su medio, y capaz de modificarlo, ha explotado significativamente sus recursos, sin tener muchas veces, el mínimo de consideración que debería, con el ambiente. La tala desenfrenada de los árboles, el efecto invernadero y el mal uso de agua son algunos de los factores que contribuyen a este proceso.
La Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación estima las siguientes cifras:
- Un quinto de la población del mundo enfrenta a diario los problemas asociados al impacto de la desertificación.
- 6.100 millones de hectáreas de la superficie terrestre está amenazada por la desertificación.
- Más de 250 millones de personas se hallan directamente afectadas por la desertificación.
- Alrededor de mil millones de personas, en más de cien países, están en riesgo.
- Cada año desaparecen 24.000 millones de toneladas de tierra fértil.
- El 70% de los 5.200 millones de hectáreas de tierras secas que se utilizan con fines agrícolas en todo el mundo, ya están degradadas.
- En América Latina y el Caribe, más de 600 millones de hectáreas están afectadas, en diversos grados, par el proceso de desertificación.
La desertificación en la ArgentinaEl 75% del territorio de la República Argentina se extiende bajo condiciones áridas y semiáridas.
Según los datos del Programa de Acción Nacional de Lucha contra la Desertificación - PAN - (2002), de los 270 millones de ha que componen el territorio nacional, 60 millones están afectadas por distintos procesos y grados de desertificación.
La magnitud de las pérdidas económicas y sociales se evidencian si consideramos que las tierras secas de Argentina producen el 50 % de la producción agrícola y el 47 % de la ganadera.
La dramática disminución de las formaciones boscosas de la Argentina ha acompañado a la desertificación. En los últimos 75 años ha disminuido el 66 % de la superficie forestal natural (mayoritariamente en las zonas secas), por la sobreexplotación para la producción de madera, leña o carbón, el sobrepastoreo y la expansión de la frontera agropecuaria.
De 106 m. de ha de bosque nativo que existían en 1914, en 2005 quedan solamente 33 millones de ha, lo que significa sólo el 33% del potencial original. Se calcula una tasa de deforestación del bosque nativo de alrededor de 850.000 ha/año. De continuar a este ritmo, perderemos este valioso recurso en el año 2036.
En cuanto a la biodiversidad, el 40 % de las especies vegetales y animales de las regiones marginales se encuentra en peligro de desaparición.
También las actividades mineras e industriales producen desertificación, especialmente la exploración y explotación petroleras.
La Dra. Cristina Manzano opina "que la erosión que más preocupa no es la del suelo, sino la "erosión humana" que producen los procesos de desertificación y esto origina problemas de marginalidad y exclusión en la periferia de las grandes ciudades, lo que provoca que el 83 % de la población argentina sea urbana".
El informe de PAN nos dice que la República Argentina ocupa más del 80% de su territorio con actividades agrícolas, ganaderas y forestales, generando un impacto importante en la base de sus recursos naturales, que se expresa en la actualidad con más de 60.000.000 de hectáreas sujetas a procesos erosivos de moderados a graves. Cada año se agregan 650.000 ha, con distintos grados de erosión.
En la región Pampeana Semiárida (20.000.000 de ha), con suelos arenosos de pendientes suaves, se generalizó la agricultura con prácticas incorrectas y el sobrepastoreo en las áreas mas secas. Las sequías periódicas desataron procesos de erosión eólica (más de 8.000.000 de ha) dando origen a médanos y exponiendo los suelos a la erosión hídrica (4.000.000 de ha).
En la Patagonia (80.000.000 de ha), estepa con relieve de mesetas, la causante principal de la desertificación está dada por el sobrepastoreo ovino. Los sistemas ganaderos extensivos establecidos hace más de un siglo no contemplaron el uso sustentable del pastizal natural, acentuando sus condiciones de aridez por disminución o eliminación de la cubierta vegetal.
Coexisten en el ambiente patagónico los valles irrigados con severos procesos de salinización y revenimiento de acuíferos. Actualmente más del 30 % de la superficie de la región se encuentra afectada por procesos erosivos eólicos e hídricos severos o graves.
El Chaco semiárido (32.000.000 de ha) gran planicie ubicada en el centro norte del país, presenta un ecosistema con vocación forestal sujeto a desmonte masivo asociado a la expansión de la agricultura, que expone los suelos a las precipitaciones y temperaturas extremas, generando pérdidas en la fertilidad y eficiencia hídrica, y consecuentes procesos erosivos.
Esta situación se agrava hacia el suroeste, donde la región del Chaco árido presenta las condiciones más extremas de aridez y fuertemente sujeto al sobrepastoreo.
La Puna (8.000.000 de ha), altiplanicie despoblada, ubicada en el Noroeste a más de 3.000 metros de altura, junto a la desierta región Altoandina (8.000.000 de ha) está sujeta a procesos de erosión hídrica y eólica, fundamentalmente por sobrepastoreo.
Los Valles Áridos del Noroeste y las Sierras Secas Centrales (15.000.000 de ha), áreas montañosas con sistemas agrícolas bajo riego y ganadería extensiva en los faldeos montañosos, presentan problemas de erosión en las cuencas hidrográficas por sobrepastoreo, deforestación e incendios.
En el área de Cuyo (20.000.000 de ha) coexisten importantes áreas bajo riego, con problemas de salinización y revenimiento freático (oasis de cultivo), con extensas llanuras fluvioeólicas "de las travesías", sujetas a sobrepastoreo y deforestación.
El equipo de investigadores que forman el Proyecto de Prevención y Control de la Desertificación para el desarrollo sustentable de la Patagonia indica que "Es indispensable realizar substanciales cambios en la actitud de la Comunidad Patagónica y para ello se necesita una decisión de tipo político que interprete el verdadero Problema del Deterioro Ambiental, para evitar la Degradación Social que conlleva la desertificación".
La lucha contra la desertificación y la lucha contra la pobreza son con frecuencia una misma lucha: plantea el desarrollo sostenible de las zonas áridas, semiáridas y subhúmedas. Debe entenderse también como una lucha en plano político.
Poblaciones rurales deben disponer de un entorno jurídico, legislativo, social y económico, sensible y propicio para las iniciativas encaminadas hacia la sostenibilidad del desarrollo.
Créditos:Por Norberto Ovando. Vicepresidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales -AAPN- Experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas - WCPA - (17/06/08).
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