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La UICN, desde su oficina central en la ciudad de Gland, Suiza, informó que la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae) ha pasado de la categoría "Vulnerable" a la de "Preocupación menor", lo que significa que el riesgo de extinción es bajo, pese a que dos subpoblaciones están en peligro.La ballena franca austral (Eubalaena australis) ha pasado también a la categoría de "Preocupación menor".
Algunas especies de grandes cetáceos, como la ballena jorobada, se hallan ahora menos amenazadas de extinción, según la actualización reciente de la Lista Roja de Cetáceos de la UICN 2008.
Randall Reeves, Presidente del Grupo de Especialistas de Cetáceos de la Comisión de Supervivencia de Especies de la UICN, quien dirigió esta revisión de la Lista Roja afirma que "Es un gran éxito para la conservación, que muestra claramente lo que se debe hacer para que estos gigantes de los océanos sobrevivan."
Si bien la situación de estas especies ha mejorado, la evaluación revela que otras se han deteriorado. La situación empeora para la mayoría de los pequeños cetáceos costeros y de agua dulce, cada vez más cercanos a la extinción.
Casi una cuarta parte del total de las especies de cetáceos se consideran amenazadas, de las cuales más del 10% (nueve especies) están clasificadas como "En peligro" o "En peligro crítico", o sea las dos categorías más altas de amenaza. Además, dos subespecies y 12 subpoblaciones se encuentran "En peligro crítico".
La situación real podría ser mucho peor si consideramos que más de la mitad de las especies de cetáceos (44 especies) se hallan en la categoría de "Datos insuficientes", lo que implica que se necesita prioritariamente investigación futura a este respecto. Las nuevas informaciones pueden revelar que hay más especies en peligro. La ballena azul (Balaenoptera musculus), el rorcual común o ballena aleta (Balaenoptera physalus) y el rorcual boreal (Balaenoptera borealis); siguen en la lista de especies "en peligro", a la espera de que haya más indicios de recuperación.
Los cetáceos siguen amenazados en muchas zonas, a causa de colisiones con los barcos, enmallamiento en redes de pesca, deterioro de sus hábitats, declinación de sus fuentes de alimento y perturbaciones acústicas.
Los pequeños cetáceos costeros, como el delfín del Irrawaddy (Orcaella brevirostris), la marsopa negra (Neophocaena phocaenoides) y la tonina o delfín de la Plata (Pontoporia blainvillei) se encuentran todos actualmente en la categoría "Vulnerables", lo que significa que están amenazados de extinción.
"Una gran cantidad de estos pequeños cetáceos costeros son víctimas de capturas accidentales durante la pesca. Sigue siendo la peor amenaza para estas especies y no hará sino empeorar", acota Randall Reeves.
La vaquita (Phocoena sinus), una marsopa del Golfo de California (México), será muy probablemente el próximo cetáceo en extinguirse. Ya incluida en la categoría "En peligro crítico", se estima que un 15% de su población declinante muere cada año en redes de trasmallo, quedando sólo unas 150 vivas en estado silvestre.
El baiji o delfín de China (Lipotes vexillifer) estaba clasificado como "En peligro crítico, posiblemente extinguido" en la Lista Roja UICN del año pasado, y se teme que la vaquita siga el mismo camino.
"Los delfines de río son una de las categorías de cetáceos más amenazadas, sobre todo porque están en competencia con los humanos por unos recursos de agua dulce en decrecimiento", señala Jean-Christophe Vié, Director Adjunto del Programa de Especies de la UICN.
Con la disminución de la caza comercial en los últimos decenios, la muerte accidental en artes de pesca se ha convertido en la principal amenaza para los cetáceos. Además de la vaquita, la marsopa de puerto del Mar Negro (Phocoena phocoena relicta), que pasó de "Vulnerable" a "En peligro", la ballena franca del Norte (Eubalaena glacialis) y la ballena gris (Eschrichtius robustus), que ya se hallaban respectivamente "En peligro" y "En peligro crítico", figuran entre los cetáceos más amenazados a este respecto.
"Los programas de desenmallamiento de cetáceos capturados en artes de pesca, que se desarrollan ya en Estados Unidos, Nueva Zelanda y Australia, ayudan a sobrevivir a algunos individuos", explica Bill Perrin, Presidente de la Autoridad de la UICN encargada de la Lista Roja de Cetáceos.
"No obstante, las zonas de hábitats de importancia crítica deben ser cerradas a determinados tipos de pesca, por lo menos de forma estacional, para garantizar la supervivencia de algunas especies."
Los sonares militares constituyen otro riesgo que afecta particularmente a las ballenas picudas, que se sumergen a gran profundidad, y a otros cetáceos como la ballena cabeza de melón. Los varamientos masivos de estas especies han ocurrido con más frecuencia en los últimos 30 años.
"Una gran parte de los océanos está ahora llena de ruidos generados por los seres humanos, no sólo de los sonares militares, sino también de estudios sísmicos y de la navegación.
Estos ruidos afectan sin ninguna duda a numerosos cetáceos, causando a veces su muerte", dice Jan Schipper, de Conservation International, director de la Evaluación mundial de los mamíferos UICN. "No son siempre mortales para las ballenas y los delfines, pero perturban sus posibilidades de comunicación y los pueden alejar, al menos temporariamente, de sus zonas de alimentación".
El cambio climático también ha empezado a afectar a las ballenas. La distribución de muchas especies está cambiando, lo que puede causar una cascada de efectos, como riesgo de nuevas enfermedades, competencia entre especies y cambios en las poblaciones presas. Las grandes ballenas antárticas, por ejemplo, dependen del krill para su alimentación.
El aumento de las temperaturas puede provocar una declinación en las poblaciones de krill, lo que causaría escasez de alimento para las ballenas.
"Para salvar a las ballenas para las generaciones futuras, debemos trabajar en estrecha relación con la industria pesquera, el sector militar y las empresas que operan en el mar, incluyendo la explotación petrolífera y las compañías navieras - y tenemos que contrarrestar el cambio climático," dice Julia Marton-Lefèvre, Directora General de la UICN.
La UICN, la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza, es la red ambiental de carácter global más grande y antigua del mundo y contribuye a encontrar soluciones pragmáticas para los urgentes desafíos ambientales y del desarrollo que enfrenta el planeta, apoyando la investigación científica, gestionando proyectos de campo en todo el mundo, y reuniendo a los gobiernos, las ONG, las NU, las convenciones internacionales y las empresas para que trabajen juntas en el desarrollo de políticas, leyes y buenas prácticas.
Créditos:Por Norberto Ovando. Vicepresidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales -AAPN- Experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas - WCPA - (17/05/08).
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