"Capital del Viento" |
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Grandes sueldos, concesionarias que no pueden vender más porque no tienen, supermercados, tiendas y comercios de electrodomésticos donde los clientes prácticamente arrasan con la mercadería.Todo esto parece parte de la realidad local que se ve desde afuera. La percepción de los representantes de distintos sectores es totalmente opuesta.
Los números oficiales también demuestran que el 51 por ciento de la riqueza de la ciudad se concentra en apenas un 20 por ciento de la población.
En un país donde pobreza es lo que abunda, ¿Comodoro Rivadavia es una suerte de universo paralelo donde los billetes casi llueven y «no trabaja el que no quiere»?
En realidad ni empresarios, sindicalistas, técnicos, comerciantes o representante de cualquier sector, y mucho menos funcionarios, adhieren a esta definición.
Más bien sostienen que el espejo distorsiona la imagen real y que después de la crisis de 1992 -con la hiperinflación y el país al borde del caos- cualquier atisbo de reactivación se magnifica.
Lo que habría que definir es qué tan exagerada es la dimensión de este reflejo y si es que hay quienes sacan provecho para aumentar sus ganancias.
Lo que sí es cierto son los indicadores económicos, que mostraron un cambio en el último semestre del año pasado. A partir de allí comenzó una cosecha más copiosa.
De acuerdo al relevamiento efectuado por la Dirección de Estadísticas y Censos de la provincia fue en ese período donde la tasa de actividad subió un punto con respecto a los primeros seis meses del año.
Esto quiere decir que en Comodoro Rivadavia y en Rada Tilly hay 55.527 personas con trabajo, en su mayoría varones. El informe permite aseverar que los que tienen empleo tienen un nivel de estudios secundarios (en esto existe poca diferencia en cuanto a quienes terminaron la escuela o se quedaron en el camino).
Los desocupados, mientras tanto, son 4.882. Una cifra increíble de tomar en cuenta que a principios de los 90 el índice de desempleados era mayor a los 14 puntos, lo que redundaba en casi 20 mil personas sin trabajo.
La misma fuente establece que el 47 por ciento de la gente -26.430 personas- que trabaja está «sobreocupada» lo que implica que trabaja más de 45 horas semanales.
El 41,8 por ciento restante son ocupados plenos que trabajan entre 35 y 45 horas por semana. En esta rama se inscriben los agentes de la administración pública.
El 74 por ciento de los trabajadores locales tiene entre 20 y 49 años. Le siguen los que tienen más 50 años que representan el 22 por ciento de la población ocupada.
Los que tienen hasta 19 años parecen ser los que tienen más problemas para conseguir un empleo: representan apenas un 2,9 por ciento. CONSTANTES
«El boom es más psicológico que real», evaluó Alberto Escribano, propietario de La Proveeduría, la única cadena de supermercados de capitales locales.
El empresario adujo que el nivel de ventas se mantiene en los mismos parámetros. Aunque, eso sí, son bastante superiores a los de la crisis de hace dos años y medio atrás.
Escribano negó por otro lado que los precios de Comodoro sean superiores a los del resto del país o incluso de la provincia. «No hubo alimentos que puedan considerarse desestabilizantes para la economía, a excepción de los lácteos que subieron de pronto pero esto es algo que pasó en todo el país», interpretó.
El integrante de la cadena comercial fue el primero en enojarse al leer el diario capitalino que mencionaba que en Comodoro se nadaba en prosperidad.
«El intendente (Raúl Simoncini) tendría que haber actuado de una manera más rápida porque acá se están creando falsas expectativas y no quiero pensar qué va a pasar cuando caiga el precio del petróleo, como ya pasó, y al mismo tiempo tengamos una crisis del recurso pesquero. Parece que los que tienen que hacerlo no están pensando en el futuro», consideró.
Miguel Lecumberri (h), de Comercial Automotor, también inscribió a Comodoro en el contexto general. «La reactivación comenzó en el 2003 como sucedió en el resto del país; pero hay que tomar en cuenta que en el 2002 no vendíamos absolutamente nada», señaló.
En la actualidad a la concesionaria le compran entre 40 y 50 unidades por mes. «No se vende más que el año pasado, ni que en otros locales del país», acotó Lecumberri.
Lo que tal vez alimente el mito es que las fabricantes nacionales no alcanzan a cubrir la demanda que existe en el mercado. Es por eso que en las concesionarias de la ciudad «a veces no tenemos stock y entonces parece que se están comprando tantos autos que no hay para vender. Esto es algo que nos pasa a todos».
El comodorense se inclina por un auto mediano. En lo que sí se nota la huella de la industria petrolera es en la demanda de camionetas.
Créditos:Publicado en el Diario Crónica. (28/06/05)
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