El augurio que dieron a conocer los encuestadores del INDEC hace poco más de un mes se vió cumplido ayer cuando se conoció el nuevo índice de desocupación en Comodoro y Rada Tilly. El desempleo subió del 14 al 18 por ciento, que equivale a una cifra de 11.246 personas.

A ello se sumó un acentuado crecimiento de la precariedad laboral que se multiplicó y que ya alcanza a los 12.000 ciudadanos. En el mismo sentido crecerán, sin dudas, las cifras de la indigencia.

Esta ciudad y Rada Tilly tienen un total de 11.246 desocupados, según lo difundió ayer el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

Se trata de la cifra de desocupación más alta de la historia de la Comodoro y de la villa balneraria, que creció del 14 al 18 por ciento desde la medición de octubre del año pasado, lo cual equivale a unas 2.461 personas.

A pesar del incremento de las filas de desocupados, ahora también resultó significativo el aumento de la subocupación: en octubre había 5.638 personas que trabajaban en condiciones inferiores a las establecidas por la legislación laboral, y actualmente las que se ganan el salario en situaciones desventajosas son 12 mil.

Se confirmaron así las estimaciones publicadas por El Patagónico en mayo, cuando los encuestadores pronosticaron un incremento de magnitud con relación a los índices de octubre.

En base a esas estadísticas, en el mismo contexto se dijo que las dos ciudades sumaban 159.559 habitantes, de los que 62.278 conformaban la población económicamente activa.  

Mas desocupacion, mas pobreza

Cabe destacar que las estimaciones del INDEC tienen algunos condicionantes que tienden a empeorar los números reales de la desocupación. Por ejemplo las personas que trabajan al menos una hora por semana son consideradas con empleo, bajo la aclaración de que no son «ocupados plenos». Además, la suba de la desocupación seguramente añadirá hogares indigentes a los revelados hasta hace dos meses atrás, cuando se determinó que 35 mil personas estaban por debajo de los índices de pobreza.

Se trata de quienes no contaban con ingresos suficientes como para cubrir una canasta de alimentos capaz de satisfacer un umbral mínimo de necesidades energéticas y protéicas.

De acuerdo a las deducciones de los especialistas, el 24,2 por ciento de la población comodorense —casi un cuarto del total— era considerada indigente.

El porcentaje se había calculado en base a los ingresos de la población y al costo de la canasta básica de alimentos a nivel regional.

Tales estadísticas bien podrían estar relacionadas con la aparición de casos de desnutrición infantil en los barrios de la zona sur de la ciudad, fenómeno que aunque parece ser ignorado por los funcionarios ya generó de hecho los repetidos cursos instructivos para aprender a comer soja.  

Créditos: Diario El Patagónico. (27/07/02)