"Capital del Viento" |
|
Artículos: Autor:
|
En el contexto actual de nuestro país, donde se acoge con beneplácito las medidas de gobierno tendientes a liberalizar el comercio, a sincerar la economía y revitalizar el crecimiento, se advierte la necesidad de complementar estas decisiones con propuestas destinadas a promover la justicia y equidad social y a preservar el medio ambiente, condiciones indispensables de la nueva síntesis conocida como desarrollo sustentable. Las causas de la pobreza e iniquidad social y las del deterioro ambiental se arraigan mutuamente. Las carencias elementales y el hambre al aumentar compelen a la gente a la expoliación del medio ambiente y las disparidades del ingreso actúa como una peligrosa amenaza a la estabilidad política y social. La preocupación que plantea la ecología al igual que la que suscitan los problemas sociales requiere el auxilio del enfoque económico, pues los bienes ambientales se han convertido en bienes económicos y por ello, el análisis económico constituye un camino apropiado para examinar la cuestión ecológica. El ambiente incontaminado se puede obtener de la misma manera que cualquier otro bien económico: pagando su costo, es decir afectando recursos a esa finalidad, los cuales consecuentemente no podrán emplearse para otro propósito. En lo que a degradación de bienes ambientales se refiere, observamos que los suelos, bosques y reservas de agua sufren menoscabo, junto con las plantas y animales que dependen de ellos. A veces los incentivos tributarios y los subsidios ocultos a favor de los promotores, como asimismo el maltrato de las tierras, j constituyen causas directas o indirectas del incremento de la erosión de las mismas. Los bosques templados o subtropicales se están talando a un ritmo no sustentable. El sobrepastoreo, los sistemas de regadío mal administrados y el empleo excesivo de plaguicidas están degradando la calidad de los suelos y del agua. La sobrepesca, la contaminación y sedimentación de desechos en el mar y otras formas de destrucción del hábitat, agotan la vida acuática. Muchas de nuestras ciudades que albergan más del setenta y cinco por ciento de la población, se han convertido en sumideros de contaminación, actividad criminal, congestión e intranquilidad. La vivienda, el abastecimiento de agua, el saneamiento y otros servicios urbanos se quedan rezagados respecto al crecimiento demográfico. El tráfico y consumo de drogas, problema universal, también crece en nuestro país. Nuestra capacidad de abordar urgentes cuestiones sociales y ambientales se encuentra restringida por el despilfarro económico y la mala administración del pasado. Las deudas onerosas y la necesidad del servicio de las mismas contribuyen a ese déficit social. Muchos de estos problemas trascienden las fronteras nacionales. El uso exagerado de hidrocarburos en los países más industrializados y la destrucción de los bosques tropicales contribuyen al calentamiento global. Los fertilizantes y los plaguicidas químicos contaminan los ríos internacionales. Las emisiones de las plantas de energía eléctrica, de los motores de los vehículos y de las industrias impulsan la lluvia ácida y los tóxicos muy lejos de sus puntos de origen. La falta o escasa regulación ambiental ha convertido a los desechos tóxicos en artículos de comercio internacional y ha atraído industrias contaminantes a los países receptores. Estos son problemas urgentes que solo se podrán resolver si se comienza a reformular políticas gubernamentales de acuerdo a las necesidades presentes y futuras. De la exposición de estas situaciones perjudiciales surge la adopción de medidas tales como: proteger los bosques, incrementar la eficiencia de la energía, combatir la contaminación, reducir la pobreza, distribuir mejor la población, mejorar la capacidad científica y técnica, promover el comercio y la inversión en industrias limpias y proporcionar recursos financieros. Las iniciativas están estrechamente vinculadas entre sí y deberán ser consideradas como un conjunto. No puede obtenerse progreso perdurable en algunos frentes si no se logra también en los otros. Sin disminuir la pobreza por ejemplo, no será posible reducir las presiones que degradan los recursos naturales. Sin progreso en el uso eficiente de la energía, el desarrollo económico a largo plazo se verá amenazado. Sin compromisos internacionales, en que los países más desarrollados cooperen económicamente y tecnológicamente con los demás, el medio ambiente global y los recursos naturales continuarán deteriorándose, comprometiendo aún más a las generaciones venideras. No hay duda respecto a la dificultad y al costo de instrumentar estas propuestas. Las difíciles opciones requeridas por algunas de ellas pueden ser compensadas por los beneficios que genere la ejecución de otras, pero exigirán decisiones firmes, al igual que perseverancia v liderazgo político. Sin embargo, no tratar estos asuntos ahora, implicará tener que hacerlo más tarde, mediante esfuerzos y gastos mayores. Se enumeran algunas opciones: Acciones forestales: para revertir la deforestación y frenar la destrucción de los bosques primarios, no solo para mantener su valor económico, sino también para preservar la herencia biológica, mitigar el calentamiento y proteger a los habitantes nativos de los bosques, al tiempo que se conservan los hábitat claves. Esta política pondrían término a la tala subsidiada de madera y facilitaría la transición económica de las comunidades dependientes de la explotación de la madera. Se requerirán incentivos de mercado y regulaciones gubernamentales para controlar las actividades destructivas de algunos agricultores-ganaderos y compañías madereras o minerales. Biodiversidad: el buen manejo de los bosques, de las tierras húmedas, de las estepas, de las zonas costeras y de otros ecosistemas naturales, es esencial para la protección de la diversidad biológica, cosa que atañe a todos, entes nacionales, provinciales, privados. Parques Nacionales lo hace desde principio de siglo, ejemplo que fue imitado por algunas provincias, como Chubut, que desde el año 1967, impone su participación como pioneros en conservación dentro de Sudamérica con la creación de las reservas faunísticas de Punta Norte, Isla de los Pájaros y Punta Loma, a la que debe sumarse años después la Reserva Integral Península Valdés. Diferentes parques submarinos y una ley de protección a las ballenas confirman esta decisión en busca de la perpetuidad de las especies en su ambiente natural. Son importantes los estudios que docentes y alumnos de la Universidad Nacional de la Patagonia realizan en estas reservas. Sería una medida sumamente favorable que las Universidades tuvieran algún tipo de participación y control en las Reservas y Parques de sus respectivas jurisdicciones. El tema biodiversidad ha adquirido en los últimos años una transcendencia primordial, pues se advierte que la pérdida de la diversidad genética puede poner en peligro a la agricultura, la ganadería y la silvicultura, ya que limita la disponibilidad de genes para el mejoramiento de las especies domesticadas^recisamente en un momento en que se comienza a contar con tecnología apropiada para el manejo de genes, es que la reserva mundial de genes corre el riesgo de desaparecer. Los daños que ocasionamos al ambiente, como la pérdida de biodiversidad, suelen ser consecuencia de actividades productivas (generación de energía, producción de alimentos, etc.) que implican beneficios inmediatos para la sociedad (alimentos, trabajo, dinero, confort). Es fácil ponerse de acuerdo en conservar una especie dada o evitar algún daño ambiental cuando ello importa pagar el costo de esa decisión. El problema surge cuando dejamos de realizar un proyecto (una represa, camino, industria, complejo turístico, aeropuerto, etc.) para evitar pérdida de biodiversidad o algún otro impacto ambiental. Es aquí donde aparecen nuevas cuestiones referidas a cómo evaluar los costos ambientales, o sea, el valor de la biodiversidad perdida, frente a los beneficios que se obtienen (el valor de la energía generada o de los seres humanos alimentados) y qué mecanismos de determinación utilizar a fin de evitar subjetividades (quiénes establecen los costos y beneficios) e injusticias (quiénes reciben los beneficios y quiénes pagan los costos). Por otra parte, en los países en desarrollo, la conservación de las tierras en condiciones naturales no produce beneficios económicos tangibles ni mejora la calidad de vida de sus propietarios, condenando a los campesinos del país al subdesarrollo. Si en cambio, se generan mecanismos que posibilitan un uso productivo de la biodiversidad, pero sin que esta se destruya o disminuya, con beneficios económicos y sociales que permanezca entre los habitantes del país propietario de la misma, la biodiversidad pasará a ser otra forma de producción aumentando su valor, y podrá entonces competir con los otros usos de la tierra. De esta manera, la conservación de la biodiversidad podrá ser considerada una vía alternativa para lograr los objetivos de desarrollo económico y social. El problema de la Biodiversidad, como tantas otras cuestiones ambientales que enfrenta el hombre, exigirá estudios de la estructura, función y dinámica de los sitios de biodiversidad, su inventario y monitoreo. Se deberá dar apoyo logístico para mejorar su conocimiento, además de servir de mecanismo para el entretenimiento, educación y todas aquellas actividades necesarias para que el manejo y conservación de la biodiversidad sean realmente efectivos; de lo contrario la misma seguirá disminuyendo y en pocas décadas, el mundo y su biosfera será un espacio inapto para vivir. Cambios en el manejo de la energía: para abastecer las necesidades de desarrollo y reducir las emisiones de gases de invernadero. Es imprescindible que los gobiernos fomenten la eficiencia en el uso de fuentes de energía renovables y no contaminantes. Esto fue tratado en el Eco-92 (1) compromisos específicos de cumplimiento de plazos determinados. Una de las formas de mejorar la eficiencia energética nacional sería eliminando los subsidios a la energía, reflejados en los precios internos de la misma. Hay estudios que muestran que tales subsidios estimulan la contaminación y el despilfarro, en tanto que no necesariamente impulsan la economía nacional. Otra forma sería liberar gradualmente la dependencia de los hidrocarburos e impulsar el uso de energías alternativas renovables. Esto comporta un gran aumento de la investigación y la capacitación en materia de eficiencia energética y de recursos naturales. He aquí un desafío a nuestras Universidades. Medidas de prevención de la contaminación: suprimiendo incentivos inadecuados a las empresas que degradan el ambiente, como aranceles que amparan industrias contaminantes subsidios a químicos y plaguicidas, bajos precios de las naftas y otras políticas que estimulan el desenfreno en el uso de los automotores. Fomento de las nuevas plantas industriales que incorporen sistemas de reciclaje y tecnologías no polulantes, pues es más fácil y barato prevenir la contaminación que las técnicas descontaminantes; ejemplos: Aluar en Puerto Madryn y el tapado de piletas de petróleo en la Patagonia. Es plausible el plan canje de automotores con más de diez años de uso. Deberían adoptarse incentivos para acelerar el reemplazo de plantas industriales sucias. Como contrapartida, considerando que los costos de la contaminación creada por los procesos industriales recaen sobre la sociedad en general, no sobre el consumidor o el fabricante del producto, establecer "impuestos ecológicos" que graven los procesos contaminantes. El principio "quien contamina paga", se adopto en 1972 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reconocida, mundialmente. Hoy el sector industrial destina presupuesto para invertir en tecnología descontaminante. En Argentina el volumen de esa inversión alcanzó los ciento veinte millones de dólares en 1992 (Aluar, Alto Paraná, Ciba Geigy, Cargill, Ipako, Isaura, Coca Cola, Monsanto, Oxy, Petroquímica Argentina, Siemens, Techint, 3M, entre otras), en su mayoría en tratamientos de efluentes; además se constituyó el Consejo Empresario Argentino para el Desarrollo Sustentable. Iniciativas contra la pobreza: aprisionada en la lucha diaria por la supervivencia, la población pobre y la desplazada de países vecinos se hacina en ciudades congestionadas o carentes de sanidad, o busca asiento en tierras rurales igualmente marginadas donde quema bosques, sobrepastoreo pastizales y cultiva colinas empinadas. Las políticas erróneas, la educación deficiente y la falta de acceso a los servicios públicos, dificultan que los pobres apliquen los principios modernos del desarrollo sustentable. Educación: el mejoramiento del acceso a las oportunidades de la educación es esencial para sacar a las familias de la pobreza, especialmente las mujeres, las que en muchos hogares constituyen la única fuente de entrada familiar. La mayoría de las mujeres trabajadoras son relegadas a los empleos más inestables y mal remunerados, razón por la cual en las medidas contra la pobreza se debe facilitar el acceso de la mujer a la capacitación y a la educación. Otro punto de atención es el que se refiere al sistema educativo. Hay una relación directa entre la educación y la pobreza pasando por la desocupación. El sistema educativo en sus tres niveles: primario, secundario y terciario debe tener una concreta orientación con lo que es el mundo laboral actual y del futuro que deben enfrentar los jóvenes. Investigación: La creación de una red de sólidos institutos regionales de investigación y capacitación adscriptos a las universidades. En estos centros de excelencia los investigadores colaborarían en proyectos de ciencia y tecnología que hagan adelantar el desarrollo sustentable, especialmente en enfoques avanzados de biotecnología, telecomunicaciones e informática. Enfatizar con apoyo gubernamental el desenvolvimiento de la nueva disciplina, "economía ecológica", desde la base de que toda catástrofe ecológica es una catástrofe económica. Es un punto de vista que permite encauzar la economía de las políticas públicas de modo que tome en cuenta todas las consecuencias del desarrollo. Estudiarla sistemas para recolectar y analizar datos ambientales y dar seguimiento a las tendencias que afectan al medio ambiente. Otras consideraciones: no puede caber duda que para que el desarrollo sustentable sea una realidad, todos los sectores de la población deben contribuir y afirmarlo. Toda decisión, gubernamental o no, debe estar imbuida de esta temática. Hasta los presupuestos militares que se requieren para la seguridad nacional, deberían ser parcialmente convertidos en presupuestos de seguridad ambiental. Debido a que el daño del entorno puede plantear la mayor amenaza a la seguridad de las próximas generaciones, es conveniente que los gastos militares sean retrogradamos para hacer frente a esta amenaza. Y en la esfera internacional, la colaboración es imprescindible. Hoy los ríos, océanos y la atmósfera estén sujetos a todo tipo de abusos. El debilitamiento del clima global es en cierto sentido la tragedia final de las propiedades comunes. Ninguna nación en particular puede ponerle fin, y todos nos encontramos frente a las consecuencias de la inacción. Para controlar el cambio climático la acción internacional debe preceder a la local. Se necesita de la cooperación multilateral en lo que se refiere a la aplicación de políticas de financiación y de transferencia de tecnologías limpias (estudio del GATT sobre Comercio y Medio Ambiente). El comportamiento de los países debe ser evaluado utilizando indicadores relacionados con una mayor calidad de vida, la protección y restauración de los recursos básicos, la eliminación de la pobreza, una conducta económica adecuada y el respeto a la libertad individual. (1) y corroborado en Kyoto (Japón) en 1997. Este material corresponde a las Primeras Jornadas Preparatorias de la Legislación sobre Biodiversidad.
|
|
|
|