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Rituales del carnaval argentino: El diablo, albahaca y más
 


Durante los días chayeros en cada barrio se producen los topamientos, son encuentros en donde se recrea el casamiento de la Chaya y el Pujllay.

  • Más videos y fotos: GonBal.
  • Desde el sábado 18 hasta el martes 21 de febrero 2023 se celebra el carnaval en la Argentina, aunque en algunas zonas se extiende por más días. Y de acuerdo a cada región, además, varían las tradiciones y rituales que se llevan a cabo, bajo diversas influencias.
    Por ejemplo, en los famosos carnavales de Gualeguaychú y Corrientes dominan las comparsas de influencia brasileña, que a su vez heredaron las costumbres africanas y europeas.
    En el norte argentino las celebraciones de carnaval se fusionaron con la influencia española, y de esta conjunción nacieron festejos únicos como los que se celebran en Jujuy y Salta.
    Por su parte, La Rioja tiene La Chaya, la fiesta más convocante, y durante seis días toda la provincia queda sumergida en música, festivales y algarabía. La celebración tiene sus particularidades, como los topamientos (enfrentamientos fraternales entre hombres y mujeres).

    En Buenos Aires, en tanto, se destacan las murgas, que tienen una gran influencia española e impronta rioplatense.
    En Urgente24 ya se ha escrito sobre los orígenes del carnaval, y en esta oportunidad nos dedicaremos a repasar algunos de los rituales y tradiciones más curiosas e importantes de la Argentina (en algunas de los cuales, como ilustra la foto de la nota, han participado durante los últimos años varios políticos).
     


    Desenterrar al Diablo

    En el norte argentino se acostumbra a desenterrar al mítico Pujllay, el diablo carnavalero de la alegría, que andará suelto durante esos días festivos. Los deseos reprimidos se liberan y durante el festejo se permite embriagarse sin recato, los preceptos morales son dejados de lado.
    El diablo es un pequeño muñeco que simboliza al sol, quien para los locales es el encargado de fecundar a la tierra (la Pachamama).

    Una vez desenterrado el diablo, la celebración comienza con fuegos artificiales ruidosos y el descenso de la comparsa (con muchos participantes disfrazados de diablo) hacia los pueblos bailando al ritmo del carnavalito.
    La música se interpreta con instrumentos autóctonos como los erkenchos, anatas, charangos y bombos. Las comparsas llevan consigo estandartes que las identifican y recorren, así, las calles del pueblo, donde en diferentes casas los invitan a beber.

    Se venera a la Pachamama para que deje salir al carnaval y se le agradece los frutos y la abundancia de las cosechas, se pide por un buen año y por mucha alegría y diversión.
    El Mojón representa el lugar donde está enterrado el diablo.
    Finalmente, después de varios días de festejo, la celebración termina con el nuevo entierro del diablo en el también llamado "Domingo de Tentación".

    El ritual consiste en enterrar, tras la música típica, bailes y lamentos, al carnaval hasta el año próximo.
    Todos vuelven al pie de los cerros y entierran al muñeco en un hoyo que representa la boca de la Pachamama con ofrendas (hojas de coca, alcoholes varios o cigarrillos) y vuelven a prender fuegos artificiales para cerrar el Carnaval.
    La celebración entremezcla el culto a la Pachamama con la influencia española y las fiestas de la abundancia que solían hacerse en tiempos precolombinos, cuando se unían fuerzas para levantar la cosecha.
     


    La albahaca detrás de la oreja

    En la celebración de carnaval del norte argentino también está la tradición de la albahaca detrás de la oreja. Según las creencias, si el hombre o la mujer se colocan un ramito de albahaca en la oreja izquierda significa que están solteros; si eligen la derecha, están comprometidos.
    Otras interpretaciones indican que el ramito de albahaca tiene otros significados cuando se la utiliza en la celebración del carnaval: alegría, protección y complicidad entre otros. El ramito se coloca en una de las orejas como un símbolo de aceptación del festejo.
     


    Harina en el norte, espuma en Buenos Aires

    En Salta y Jujuy es costumbre pintarse la cara con harina o talco, o arrojársela mutuamente. El significado de blanquearse la cara con harina o polvo simboliza la representación de las almas, como si los propios cuerpos se transformaran sin ocultarse en significaciones profanas y sagradas del “mundo del revés”.
    Otras interpretaciones sugieren que la harina representa a los frutos de la cosecha, pero se usará con la función de igualar a todos en el carnaval, enmascarándolos para igualarlos, porque todos deberán ser iguales, sin jerarquías, y habitar un espacio donde todos se liberen.

    En Buenos Aires mayormente, pero también en otras regiones del país, las personas acostumbran a rociarse con espuma o nieve artificial unos a otros durante las celebraciones, murgas y corsos.
    Se cree que el significado es similar al de arrojarse harina o talco.
     


    Jueves de compadre, jueves de comadres

    En Jujuy, 15 días antes del desentierro del diablo se realiza el jueves de compadre, día dedicado especialmente a los hombres. Los hombres de la zona cantan las primeras coplas de carnaval y se reúnen a festejar.
    Luego, el jueves anterior al desentierro, se realiza el jueves de comadre, día dedicado a las mujeres. Las comadres son las mujeres que tienen lazos afectivos o de parentesco. Se encuentran ese día desde temprano, a primera hora de la tarde, para saludarse y renovar los vínculos que las unen. Este día funciona como preludio de carnaval.

    Al son de las cajas, instrumento musical tipo tambor pero más pequeño, se escuchan las primeras coplas de las mujeres en las plazas principales de cada localidad, donde se homenajean a las comadres y compadres en diferentes lugares.
    Las mujeres se desean buen carnaval y se invitan bebidas, chicha (bebida alcohólica fermentada hecha de maíz y de maní), alimentos durante toda la tarde del jueves, junto al polvo blanco o harina, ramos de albahaca, serpentina y papel picado.
     


    La Chaya riojana

    La Fiesta de la Chaya es la celebración popular de la provincia de La Rioja que revive antiguos rituales agrarios del mundo andino para el tiempo del carnaval.
    Es una gran fiesta para agradecer a la Pachamama por los frutos que otorga. Son 6 días en los cuales todo se tiñe de algarabía y toda la provincia queda sumergida en un reino de risas, música, festivales y danzas.

    Los topamientos en los barrios (un enfrentamiento amistoso entre los hombres y las mujeres, que al llegar al centro de la calle se arrojan agua y harina como símbolo de confraternidad), el Festival de la Chaya, las fiestas de harina y albahaca (hierba aromática que oficia de protectora de los males) y los corsos carnavalescos se mezclan en cada rincón para unir a los pobladores, relató Sandra Bonetto en el blog 'Voy de viaje'.

    Hay varias versiones sobre el origen y el significado de La Chaya: algunos lo ubican en la época de los diaguitas, cuando cada año esas comunidades agradecían a la Pachamama las bondades de la tierra y la fructífera cosecha.
    Esta versión coincide en que en una de estas comunidades vivía una bella joven llamada Challai (Chaya), cuya belleza extrema era considerada como un homenaje vivo a la Madre Tierra. Algunos señalan que Chaya se enamoró de un joven y rubio colono que pasaba por estos parajes, y otros aseguran que la bella joven quedó encandilada por Pujllay, una especie de semidios.
    Como el amor entre ellos no pudo concretarse, la niña, con su corazón roto, huyó a las montañas y toda su comunidad salió en su búsqueda.

    Al encontrarla en una quebrada, Chaya se convirtió en nube y ascendió a los cerros. Cada año, la nube vuelve para ayudar a la Pachamama y rociar la tierra. Tiempo después, Pujllay, arrepentido y enterado del retorno de la joven con la luna de febrero, la buscó infructuosamente, y desilusionado por no poder concretar su amor, bebe hasta morir quemado en el fogón de la fiesta.
    Gracias a este mito, la fiesta se llama Chaya y tiene como personaje principal a Pujllay, que se corporiza en un muñeco desgarbado que preside la celebración, desde su desentierro al inicio de la chaya hasta su entierro o quema, que indica el fin de la fiesta. Durante los días chayeros en cada barrio se producen los topamientos, son encuentros en donde se recrea el casamiento de la Chaya y el Pujllay.
    El encuentro se produce entre la cuma y el cumpa, los cuales, separados en dos bandos y bajo arcos de caña, se reúnen en el centro donde intercambian coronas y ramas de albahaca, se estrechan las manos y se juran ser compadres hasta la muerte compartiendo un vaso de vino, produciéndose en ese momento una explosión de harina.
    Todo eso ocurre al compás de las coplas, para luego bailar una zamba con la bendición del cura brujo.

    Un lugar especial ocupa la Guagua, un pan con forma de niño, hecho con arrope y fruta secas, que en brazos de la cuma es repartido entre los asistentes luego de haber sido bendecido con vino.
    Con esto se han bendecido los frutos de la cosecha y es hora de festejar.

     


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