"Capital del Viento" |
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Única. Carla Vidiri (41) siempre quiso dedicarse a “descubrir qué había bajo las alcantarillas” Foto: Sergio Piemonte.
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Cuando era chica, Carla Vidiri tenía dos ideas fijas: aprender a bucear y descubrir dónde iban las cosas que caían en la alcantarilla de la esquina de su casa.
A los 41 años, no sólo es buzo profesional, sino que además es la única mujer que conoce cada tramo de los 840 kilómetros de túneles que corren debajo de la Ciudad. Forma parte del equipo de la Dirección General de Sistemas Pluviales que realiza la verificación y el mantenimiento del estado de los túneles y sumideros porteños.“Es el trabajo ideal para mí ya que puedo combinar el buceo y caminar por los túneles pluviales”, asegura la mujer, que también se encarga de controlar el cauce de los arroyos entubados a fin de evitar inundaciones.
“Antes, la traza de los conductos se conocía por planos y sólo se bajaba por algún problema puntual. Ahora, y dado que bajamos en forma constante, sabemos cómo son y cuáles son sus secretos”, agrega Carla, que no duda en calzarse las botas con punteras de acero, enfundarse en un mameluco blanco, ponerse casco, mascarillas y anteojos protectores para descender a los conductos y embarrarse con sedimentos “de todo tipo”.Recorrer los pluviales le resulta una actividad tan fascinante que, por ejemplo, no dudó en pedirle a Horacio Rodríguez Larreta que instaure la Noche de los Conductos. “Si la gente conociera cómo es la Ciudad por debajo, tendría más conciencia de lo que no hay que arrojar por los sumideros”, enfatiza. “Muchos creen que son ‘portales a una dimensión desconocida’ donde todo lo que se tira se desintegra por arte de magia. Así es como encontramos desde asientos de colectivos, árboles enteros, carrocerías hasta diques de hormigón que se forman con el deshecho que tiran desde las obras”, describe.
Según datos del Ministerio de Ambiente y Espacio Público, en la Ciudad se sacan mensualmente unas cuarenta toneladas de basura que se acumula tanto en los conductos como en sus aliviadores. “Las bolsas de plástico son nuestra peor pesadilla, además del barro que se forma con los sedimentos que arrastra el agua”, añade.
Prevenir desbordes. La Ciudad está cruzada por unos diez arroyos entubados que desembocan en el Río de la Plata. Los entubamientos del Maldonado, el Vega y el Medrano contribuyeron a disminuir la gravedad de las inundaciones. “Ahora estamos trabajando en el Vega y en el Cildañes, en Villa Soldati”, cuenta.
“Estamos muy encima de los conductos y los recorremos en forma constante, en visitas programadas o cuando algún vecino hace un reclamo puntual. Si están limpios, funcionan, pero siempre surgen situaciones inesperadas que activan nuestras alarmas, y tenemos que trabajar para evitar desbordes”, sostiene la mujer que prefiere caminar los túneles porteños a pasar su jornada laboral encerrada en una oficina.
Créditos:
- Por Claudio Corsalini. Publicado en el Diario Perfil. (20/08/16).
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