Frente a los últimos ataques a seres humanos, protagonizados en esta ciudad por perros de gran porte, el guía instructor de la Prefectura Naval Argentina, David Fuentes, quien se especializó en cursos de búsqueda con perros de seguridad y en perros agresivos, charló con Diario Patagónico sobre la importancia que adquiere la sociabilidad en el adiestramiento de ese tipo de canes.

Además, comentó que está dispuesto a generar talleres de adiestramiento y charlas de concientización para propietarios de perros con tendencias agresivas.

“En Caleta Olivia existe la ordenanza municipal, así que es obligación usar el collar. Acá (en Comodoro Rivadavia) he ido a la Municipalidad a ofrecer mi trabajo.

Es para tratar el tema de los perros agresivos, porque hay gente que no sabe para qué lo compra. Creen que teniéndolo dentro del domicilio, el perro no va a morder y no es así; hay que saber sobre la conducta del perro”, graficó.

A las personas que tienen perros de gran porte, el instructor les deja en claro que tengan precauciones; “que se conecten con alguien que sepa de perros, porque así nosotros podemos ayudarlo. No es fácil tener un perro de estas características, un rottweiler, un pit bull; hoy en día han pasado cosas con los pit bull por la falta de control de los dueños. Lo compran sólo porque es de raza”.
 

Sociabilización

El período formativo crucial del perro es de entre 8 y 16 semanas, donde se podrá socializar intensamente.

“La sociabilización se comienza a los dos o tres meses y medio de nacido. Hay que acostumbrarlo a ser sociable con la gente, pero no hay que confundirlo con que va a entrar cualquier persona a su casa.

Se debe empezar por una conducta de obediencia y de control hacia el perro. Un control desde cachorro, que no haga líos, que no muerda. Porque de por sí son agresivos. Lo que necesitan es obediencia”, explicó.

“Muchas veces lo acostumbran a criar carácter desde chiquito, lo acostumbran a acostarse en la cama del dormitorio, y cuando se va a acostar el amo, el perro le rezonga, lo dejan una vez y el perro ya está criando carácter. El perro piensa la próxima vez que me quiera sacar, lo muerdo”, ejemplificó el prefecto.

Por otro lado, no cree pertinente matar o sacrificar al perro que muerda, sino trasladarlo a Buenos Aires, a una entidad denominada La Pasteur, en donde a los animales se los interna y se los estudia por semanas para determinar qué ha pasado en su estado psicológico y por qué ha mordido en la ocasión.  

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Publicado en el Diario El Patagónico. (18/05/08)