"Capital del Viento" |
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Teresa Pereda: encuentra en la cultura mapuche y la artesanía araucana una poética fuente para desarrollar su impecable y sensible oficio.En Palatina (Arroyo 821) tuvo lugar una de las muestras más destacares del año.
Me refiero a la de Teresa Pereda, una artista de excepción, quien pese a su juventud ya ha sido reconocida por público y critica como uno de los valores firmes de la Escuela de Buenos Aires.
Aclaro que al decir Escuela de Buenos Aires no me refiero tan sólo a quienes trabajan en la Capital, sino a todos aquellos creadores que se sienten convocados por el gran centro (cósmico y místico) de esta “misteriosa Buenos Aires”.
Teresa Pereda vive en el campo y su principal fuente de inspiración son los temas de los ponchos mapuches con sus inconfundibles guardas pampas, así como los pectorales de plata que usaban los araucanos venidos de Chile, y que se extendieron por vastas regiones de nuestra República.
Esas maravillas estáticas precisaban de la finísima sensibilidad de Teresa Pereda para ser evocadas en todo su esplendor y en su poética sugestión.
Un impecable oficio unido al corazón, que siente sin desdeñar los reclamos de la mente, configuran estas pinturas clásicas y románticas a la vez.
En el campo de la poesía
La artista no es sólo devota de nuestra pampa.
En su catálogo incluye una bella plegaria en Yavi, un Viernes santo, que deseo compartir con el lector:
“Un Viernes Santo en YaviQuizá no sea impertinente acompañar esta poesía con una propia que hace referencia al último de los Cura, la dinastía de los Piedra y que se llamó Ceferino:
Te fui a buscar.
Te busqué en las piedras,
te busqué en la arena,
te busqué en la Puna,
y allá estabas.Te busqué en su gente
Y también estabas.
Estabas en sus caras de sol y viento,
estabas en sus pies de suelos áridos.
Y esa noche lloré,
y esa noche recé.Lloré con ellos,
recé con ellos.
Y rezando con ellos
aprendí a rezar.
Y llorando con ellos
aprendo a llorar.Aquel Viernes Santo en Yavi
me di cuenta
que desde el norte de los nortes
y desde el sur de los sures,
era Argentina todita la que lloraba tu muerte”.
“Por Negro, el RíoRafael Squirru
tal vez
Devuelve a Ceferino
(Pequeño Moisés de a caballo)
A su toldería del Chimpay.De allí en más
Siguen los milagros
Tales,
Devolverle al sol su mirada
O cumplir el destino de la flecha.
Abnegados salesianos
Hombres circunspectos
Mucha buena voluntad
Hasta Roma y el Sumo Pontífice.Todos giran
En torno al lirio pampeano
Colaborando candorosamente
Para que esta vez
En la tierra infinita del corazon doliente
Perdure ahi
El reinado de los Piedra”.
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