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Educación y Formación

La ingeniera que se encarga de mandar los satélites argentinos al Espacio
 


Noelia Agüero, ingeniera integrante del equipo de Arsat. Foto: Juan Manuel Foglia.

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  • Ahí, hace tres años, esta joven de voz suave –ingeniera en sistemas como su papá y su hermano– hizo historia: en tiempos de igualdad de género y ley de cupo femenino, fue la única mujer en el equipo que puso los satélites Arsat 1 y 2 en el espacio, a 36 mil kilómetros por encima de nuestras cabezas.
    Estos satélites geoestacionarios de comunicaciones fueron lanzados desde Guyana Francesa en 2014 y 2015. Desde Argentina, Noelia, con apenas 27 años, los guió y mantuvo su viaje hasta llegar a su órbita donde, gracias a sus maniobras, permanecen girando en un punto fijo, a la misma velocidad de rotación de la Tierra.

    “Nací en Bolívar y a los dos años me mudé a Lanús Este con mis papás. Estudié en la Universidad del Salvador pero nunca me fui del barrio. Inclusive convencí a mi novio, que es de Llavallol, para venirse. Nos casamos, y tenemos una nena de dos años. Como vivo frente a la casa de mis padres, ellos la cuidan cuando estamos trabajando”, explica.
    Egresada del Instituto Norland de Lanús, desde muy chica aprendió a usar computadoras y a “desarmarlas” con su papá, para ver cómo eran sus componentes por dentro.

    Sin saberlo, eso fue definiendo su vocación. Hoy integra el equipo de guiado, navegación y control de satélites. Y su trabajo consiste en calcular las maniobras necesarias para mantenerlos en órbita y así poder brindar servicios de telecomunicaciones en Argentina y también en países limítrofes.
    Pero Noelia no imaginó que ese sería su futuro. “Empecé como programadora en Telecom, donde también era la única mujer. Al tiempo me llegó por LinkedIn una propuesta para trabajar en una empresa con satélites. Me imaginé una película de ciencia ficción. En la primera entrevista me hablaron de tormentas solares y lluvias de meteoritos, ¡salí fascinada!”, recuerda.

    En el lanzamiento de Arsat 1 y 2 fue la única en un equipo técnico de hombres. “Siempre me sentí muy cómoda, jamás noté una diferencia por ser mujer, pero admito que era un terreno que no había sido habitado antes”, reconoce esta hincha del club Lanús, como toda su familia. “Encima en ese momento se lanzó un spot televisivo y me reconocía hasta el quiosquero, que me quería regalar de todo”, revela avergonzada.
    Dice que al tratarse de una tarea tan delicada, dio su aporte femenino: “Eso es algo que mi jefe siempre buscó, para darle otra visión. Los ingenieros somos muy cuadrados y creo que le aporto armonía al grupo. También está bueno que haya un salto generacional dentro del equipo”, argumenta.

    A pesar de la responsabilidad que implica su trabajo, Noelia se reconoce como una persona muy tímida a la que le cuesta bastante hablar en público. “Hace poco, en el Congreso Argentino de Tecnología Espacial, brindé una conferencia y te juro que fueron los peores minutos de mi vida. Igual tomo coraje y doy charlas motivacionales a estudiantes universitarios que recién ingresan a la carrera de Ingeniería. Lo hago para que vean la importancia que tienen materias como álgebra o análisis matemático, que uno dice ‘esto no me va a servir para nada en la vida’... Bueno, nosotros lo aplicamos en Arsat todos los días. Además la Universidad Nacional de General San Martin (UNSAM) abrió la carrera de Ingeniería Aeroespacial –es la primera que se desarrollará en el país– lo cual abrirá enormemente la salida laboral acá”, asegura.

    En la misma línea también avanza el lanzamiento de Arsat 3 (previsto para el 2020), con un costo estimado en 230 millones de dólares. Este nuevo satélite brindará servicios de internet satelital y conectividad para sitios de telefonía celular 4G, en lugares de difícil acceso y excesiva necesidad como por ejemplo las regiones de escuelas rurales de todo el país.
    “Es un trabajo que genera mucha presión y estrés pero confío mucho en los procesos de control de mis compañeros. Por ejemplo, si yo planeo una maniobra la chequean tres o cuatro personas antes de que yo la ejecute. Además, tenemos softwares de simulación. No tenemos margen para el error porque de existir sería desastroso”, admite esta ingeniera que planea ser la guardiana satelital por mucho tiempo más.

     


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