El impulso de su vida se convirtió en oro  

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Yanina Martínez tiene motivos de sobra para festejar. En los Juegos de Londres 2012, su primera participación paralímpica, fue tercera, pero la descalificaron por cruzarse de carril. En el nuevo ciclo olímpico que encaró desde ese momento, con su entrenador de siempre, Martín Arroyo, Martínez mejoró notablemente su técnica, y ayer, en Río de Janeiro, se subió a lo más alto del podio en los 100 metros, categoría T36, y se colgó la medalla de oro.

Un logro especial para la Argentina: la última presea dorada en los Juegos Paralímpicos había sido en Atlanta 1996. Betiana Basualdo, en los 100 metros libres natación, y Néstor Suárez, en los 100 metros de atletismo, habían sido los últimos dorados. "Le dedico este triunfo a mi entrenador", dijo Yanina, después de ganar la carrera.

En una entrevista al diario La Capital, de Rosario, su madre, Claudia, contó que para su hija el atletismo comenzó como una actividad "recreativa, saludable, para hacer amigos". Años después, el deporte se convirtió en la actividad central en la vida de Yanina. Con un registro de 14s46/100, Martínez ganó la carrera. La alemana Claudia Nicoleitzik, con 14s64/10, fue segunda, y la colombiana Martha Hernández Florian, con 14s71/100, finalizó tercera. En la tribuna del Estadio Olímpico, su familia fue testigo del logro. Además de su madre, estuvieron presentes su padre Daniel, y sus hermanos Javier y Tamara, que recorrieron 2600 kilómetros en una camioneta para no perderse la prueba en la Cidade Maravilhosa.

Con el fin de que las competencias sean lo más justas posibles, se las divide en categorías, de acuerdo al tipo de discapacidad del atleta. A eso responden siglas como T36, que es la categoría en la que participa Yanina Martínez y aquellos atletas que tiene una cuadriplejia moderada, que es la patología de la rosarina. Vale aclarar que existen cuatro grandes ramas de discapacidades que compiten en los Juegos Paralímpicos y que tiene en cuenta el Comité Paralímpico Internacional (CPI): intelectual, motora, parálisis cerebral y visual.

La historia de gloria de Martínez comenzó a forjarse hace 11 años, en el club Echesortu, junto a su entrenador, Arroyo. Primero, Yanina comenzó con la natación y después se volcó al atletismo. Los dos crecieron juntos. Arroyo como entrenador, cuando era un estudiante de educación física, y Martínez, como atleta. Actualmente, se entrenan en el club Río Negro, también en Rosario. El equipo de Martínez se completa con una psicóloga, una psicopedagoga y la kinesióloga, Romina González.
Pasado mañana, en los 200 metros T36, Martínez renovará su sueño de medalla olímpica, en otra de las pruebas en la que es candidata para subirse al podio.

En los Juegos Parapanamericanos de Toronto 2015, la atleta albiceleste se había quedado con la medalla dorada en los 100 y 200 metros. Y en el Mundial de Doha del año pasado, Martínez fue segunda en los 100 metros. Por eso, en una entrevista que Martínez y Arroyo ofrecieron al programa rosarino "Por amor a la camiseta", afirmaron que era hora de asumir el rol de candidato "Queremos que llegue ya ese momento [por los Juegos]. Río va a ser muy duro Ahora vamos a buscar el podio, y no podemos sacarnos la responsabilidad que tenemos a partir del subcampeonato de Qatar", había afirmado Arroyo en julio pasado.
Dos meses después, ese compromiso, ese sueño, que comenzó antes de Londres 2012, cuando competir contra las mejores "parecía imposible". como había asegurado el propio Arroyo, ayer se bañó de oro.
 

Créditos:

• Por Germán Leza. Publicado en el Diario La Nación. (10/09/16).