"Ciudad Luz" |
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El equipo argentino de bochas.
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Mauricio Ibarbure hace todo con su pie izquierdo. Manda mensajes de Whatsapp, escribe, paga los impuestos, dibuja y, sobre todo, lanza bochas con una precisión excepcional. Sin embargo, Coqui, uno de los cuatro integrantes del equipo argentino de bochas de la categoría C1/C2, para lo que más utilizó su pie ayer fue para abrazarse. Por primera vez en la historia de los Juegos Paralímpicos, la Argentina llegó a semifinales en la competición por equipos. Y, aunque hoy perdieron ante Portugal y no pudieron alcanzar la medalla de bronce, el equipo ya había hecho historia."Un, dos, tres. ¡Vamos, carajo!", grita en unísono toda la selección nacional de bochas. El entrenador, Pablo Iocca, los asistentes y los jugadores Luis Cristaldo, Sebastián González, Mauricio Ibarbure y María Esther Sahonero entienden que vencer a Hong Kong en cuartos de final no es un día más para su deporte. En la clasificación a Río de Janeiro 2016, Argentina estaba 12°, última dentro del ranking de los países participantes. Unas horas después de aquella victoria jugarían las semifinales, donde perderían contra Tailandia, número uno del mundo.
Luego de sellar el pase a semifinales, el marplatense Coqui Ibarbure se largó a llorar. Hace ocho días, cuando ya estaba instalado en la Villa Paralímpica de Barra de Tijuca, fue papá por primera vez. Su esposa y ex asistente, Leonora, tenía programada la fecha de parto para el 28 de agosto. La delegación argentina viajó el 3 de septiembre e Ibarbure se perdió el nacimiento de su hija, a quien solo conoce por fotos. "Es algo único. Es el mejor Juego Paralímpico de mi carrera porque coincide con un momento importante de mi vida", le cuenta el bochista de 35 años a LA NACIÓN.
Dentro de sus limitaciones, Ibarbure, quien participa de sus quintos Juegos Paralímpicos, tiene complicaciones para hablar. Si quiere entablar un diálogo tiene que usar su pie para escribir en algún dispositivo electrónico. La otra opción es pedirle a su asistente, Agustín Molpaceres, que oficie de intérprete. "Tenemos ciertos códigos. Me levanta el pie y ya sé qué necesita, mismo para ir al baño o para cambiarlo. Con una risa ya sé qué me está diciendo", cuenta el profesor de educación física, quien trabaja con Ibarbure desde hace dos años y medio.
Además, el rol de los asistentes no termina en auxiliarlos dentro de la cancha, donde estabilizan la silla de ruedas o le entregan la bola al atleta. "Estamos con ellos desde que se levantan hasta que se acuestan. En el día a día, en todo. Comer, cambiarlos, llevarlos al baño.", dice Silvana Moure, asistente de Luis Cristaldo.
Otra persona detrás de este logro es Pablo Iocca, entrenador del seleccionado argentino de bochas y profesor de Ibarbure desde 1995. "Hemos superado el objetivo que nos habíamos planteado, que era pasar la zona y ver el cruce de cuartos de final. Lo pudimos hacer", dice el marplatense de 46 años, quien trabaja en el Círculo Deportivo de Lisiados (CIDELI) de su ciudad.
Volviendo a Ibarbure, una de las formas de entrenamiento de su pierna izquierda es a través de la pintura. Desde hace algunos años forma parte de la Asociación de Pintores con la boca y el pie. Ésta actividad lo ayuda a practicar la prensión de sus dedos y a entrenar sus músculos que se esfuerzan al máximo en cada lanzamiento. "Nunca existen los límites", dice Coqui, quien desea llevarle un regalo original a su hija.
El objetivo del deporte es lanzar la bocha lo más cerca posible del jack o bochín. Precisión, táctica y concentración son los atributos que debe tener cualquier atleta que aspire a insertarse en la elite de esta disciplina. Participan jugadores con parálisis cerebral o con condiciones neurológicas relacionadas, que deben trasladarse en silla de ruedas. Todos los eventos de bocha son mixtos, con competiciones individuales, en parejas y equipos.
Créditos:
- Por Julián Polo. Publicado en el Diario La Nación. (12/09/16).
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