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Salud

Realizan la secuencia del genoma del mal de Chagas
 


La enfermedad de Chagas, o tripanosomiasis humana americana, se transmite a través de la picadura de una chinche (conocida como vinchucas y chipos).

Un grupo de científicos de todas partes del mundo ha secuenciado el genoma de tres parásitos responsables de miles de muertes cada año: el Mal de Chagas, la leishmaniasis y la enfermedad del sueño.

Entre las tres infectan cada año a millones de personas, sin embargo, no hay tratamientos desarrollados desde hace décadas, y los que existen son poco eficaces y con una alta toxicidad para tratar a los afectados.

La secuenciación de los genomas de los parásitos responsables de estos trastornos, publicados esta semana en la última edición de 'Science', otorga muchas esperanzas a la comunidad científica.

El grupo internacional formado por casi 250 científicos de 46 organizaciones y 21 países distintos ha terminado un trabajo que sienta las bases de la futura investigación sobre tres enfermedades de gran impacto.

“La secuencia del genoma permite probar las ideas más rápidamente y convertirlas en realidad”, explicó Matthew Berriman, del Sanger Institute británico.

El trabajo está auspiciado por el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de USA y el Wellcome Trust británico. Los parásitos secuenciados son “Trypanosoma brucei”, o enfermedad del sueño, llamada también tripanosomiasis africana humana; “Trypanosoma cruzi”, causante de la enfermedad de Chagas, o tripanosomiasis americana humana; y “Leishmania major”, por uno de los parásitos que provoca leishmaniasis.

Los tres estudios que publica “Science” sobre la configuración genética de los parásitos, más un cuarto que compara el ADN de cada uno de ellos entre sí, muestran que alrededor del 70% del genoma de los tres parásitos, unos 6.200 genes, lo comparten. La igualdad de sus genomas es mucho mayor que las diferencias que presentan.

“Inicialmente creíamos que la organización de los genes en los parásitos sería muy diferente. El núcleo de los tres es similar, con las principales diferencias al final de los cromosomas.

Esto nos dice que si nos centramos en los genes que son iguales en los tres, pero diferentes en los humanos, tenemos el potencial de desarrollar una clase de fármacos que combatan las tres enfermedades”, afirma Peter Myler, del Instituto de Investigación Biomédica de Seattle USA y uno de los científicos involucrados en el proyecto.

“Los científicos están mucho más cerca de lo que estaban hace cinco años de desarrollar fármacos eficaces contra estas terribles enfermedades”, agregó Najib M. El-Sayed, del Instituto de Investigación Genómica de Rockville (EEUU).

La enfermedad de Chagas, o tripanosomiasis humana americana, se transmite a través de la picadura de una chinche (conocida como vinchucas y chipos). La picadura permite la entrada en el organismo de 'T. cruzi'.

También se puede transmitir por vía sanguínea a través de una transfusión o por vía materna, de madre a hijo, durante la gestación. Es endémica en América del Sur y Central, donde afecta anualmente a unos 18 millones de personas; alrededor de 50.000 mueren.

“Hemos identificado proteínas que pueden ser buenas candidatas a vacunas contra el 'T. cruzi' y que merecen evaluarse más a fondo”, señala Rick Tarleton, profesor de investigación en la Universidad de Georgia USA y participante en uno de los estudios publicados en 'Science'.

Por otro lado unas pequeñas moscas de la arena transmiten la leishmaniasis, endémica en 88 países y provocada por una familia de parásitos conocida como 'Leishmania'. El proyecto de secuenciación ha descifrado el ADN de una de ellas, 'L. major'.

Su acción es doble: externa, sobre la piel, e interna, en los órganos. Los síntomas son fiebre, anemia y un aumento del tamaño del bazo. Sin tratamiento es mortal. Está extendida en una amplia región geográfica que incluye América del Sur y Central, el sur de Europa, Asia, Oriente Próximo y África.

Igual que con el Chagas, a partir del genoma de 'L. major' los investigadores confían en obtener posibles vacunas experimentales contra la enfermedad, que también afecta a animales —perros, roedores y mamíferos salvajes— y, como ocurre con la tripanosomiasis americana humana, puede contagiarse a través de las transfusiones de sangre o del uso compartido de jeringuillas entre usuarios de drogas por vía parenteral.

Con el análisis de 'L. major' los científicos quieren definir las diferencias genéticas que hacen que otras especies de Leishmania sean más agresivas, una información básica para desarrollar fármacos e inmunizaciones potencialmente eficaces contra las distintas variantes de la enfermedad según cuál sea el agente que la cause.

'T. brucei' se transmite a través de la picadura de la mosca tsé-tsé. En la primera fase de la infección provoca fiebre, dolor de cabeza y de articulaciones y picores. En la siguiente etapa el parásito entra en el sistema nervioso central, altera el ciclo del sueño y causa trastornos neurológicos. La mayoría de los casos se registran en el África subsahariana. Cada año, entre 300.000 y 500.000 personas sufren tripanosomiasis africana.

La terapia más común, un derivado del arsénico descubierto hace más de 50 años y llamado melarsoprol, tiene un potente efecto corrosivo. Uno de cada 20 pacientes tratados muere como consecuencia de sus efectos secundarios. Al mismo tiempo, la resistencia del tripanosoma al fármaco merma su eficacia. Existe una alternativa, la eflornitina, menos dolorosa y tóxica.

A diferencia de los otros dos parásitos secuenciados, los científicos consideran más complicado desarrollar una vacuna contra 'T. brucei' por su capacidad para eludir la acción del sistema inmune. La nueva investigación ahonda en este aspecto a través del análisis de "un vasto arsenal de genes dormidos" que permiten al parásito escapar.  


Créditos:

  • Publicado en Urgente24 (14/07/05)
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