El cuerpo del cetáceo de casi 15 metros de longitud y unas 20 toneladas fue arrojado hacia la playa de pedregullo por la fuerte marejada, a menos de diez mil metros del acceso norte de esta ciudad, exactamente en el kilómetro 1.898 de la ruta 3.

El cuerpo sin vida del enorme cetáceo se transformó en centro de atracción para cientos de curiosos. Una marejada lo lanzó hacia la costa, a menos de diez kilómetros al norte de Caleta Olivia.

Los primeros automovilistas que la divisaron dieron cuenta del hecho a Defensa Civil alrededor de las seis de la mañana de ayer. A partir de ese momento el cuerpo sin vida del gigante marino se convirtió en un foco de atracción para cientos de curiosos, hasta que a media tarde fue retirado del lugar para ser trasladado a las instalaciones del CADACE (Centro de Actividades Náuticas y Científicas), para lo cual se requirió a empresas particulares el aporte de un camión con semiremolque y una grúa.

Desde el vamos, quedó en evidencia que no se trataba de una ballena “Franca de Sur”, sino de un ejemplar “Sei”, también llamada Rorcual Boreal que llegan a medir hasta 16 metros y pesar algo mas de 25 toneladas, por lo cual se estima que el hallado en la costa del norte santacruceño corresponde al de un adulto, probablemente un macho.

El cuerpo no presentaba signos de haber sido lastimado por la hélice de algún barco, lesionado por especies depredadoras o contaminada por petróleo u alguna otra sustancia química, pero sí tenía cortes de cuchillo que realizaron algunos curiosos que llegaron muy temprano, para llevarse de recuerdo trozos de piel, carne y grasa.
 

Investigan causas

El subsecretario municipal de Medio Ambiente, Juan Heupel, quien fue uno de los fundadores del CADACE, tomó rápida intervención en el hallazgo y fue él quien dispuso que el cuerpo del cetáceo fuera trasladado hasta ese Centro, situado también sobre la costa, inmediatamente al sur del puerto Caleta Paula.

El funcionario iba a solicitar la colaboración de una médica veterinaria que colabora con esa entidad, Karina Dumani, y también de referentes de la Fundación Cethus, que se ocupa precisamente del estudio científico de ballenas, lo cual implicaba una tarea de disección de varios órganos para ser sometidos a estudios a fines de constatar los motivos del deceso.

Además, se estima que hoy o a más tardar mañana, el cuerpo se entierre en una cava que iba a abrirse en terrenos próximos a la sede del CADACE.
 

Quedan pocas

No es habitual que ejemplares de ballenas Sei sean vistos desplazándose por las costas patagónicas, sobre todo teniendo en cuenta que –de acuerdo a informaciones científicas- quedan menos de diez mil ejemplares en todo el mundo.

Su cuerpo es alargado y delgado, de color oscuro en el lomo y claro en el vientre, aleta dorsal bien definida y además la hembra es de mayor tamaño que el macho.

La información disponible en páginas web señala que normalmente nadan en grupos de 3 a 5 animales, aunque en las zonas de alimentación se las ve en mayor número. Igual que otras ballenas, hacen saltos aunque no son muy frecuentes. También son muy rápidas y se comprobó que pueden nadar a velocidades de 50 Km/h.

La ballena Sei se alimenta de plancton, crustáceos, calamares, peces y copépodos y su período de gestación es de 11 a 12 meses, más 6 de lactancia.

Su caza se debe a que habita junto a otras especies de ballenas más “comerciales”, por lo que al disminuir el número de otras especies, la Sei comenzó a ser cazada (sobre todo por buques factorías japoneses) a mediados de la década de 1960, reduciéndose considerablemente su número.  

Créditos:

Publicado en el diario El Patagónico. (05/12/08)