"Portal a los Hielos Eternos" |
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Es una de nuestras aves que por su sociabilidad y canto armonioso, se podría designar como segunda ave nacional; dejando el primer puesto para el hornero, el artesano de nuestros pájaros y el más argentino.La calandria se adapta muy bien a nuestra Patagonia, y durante casi todo el año se la puede observar en los cañadones y vallecitos templados.
Aunque en épocas más frías busca climas más templados; no solamente por la temperatura se alejan, sino por las consecuencias de ella en la alimentación.
El exceso de frío limita la existencia de insectos o larvas y es necesario buscar alimentos en lugares más cálidos.
Es una excelente imitadora de canto de otras aves.
Al oír los trinos o gorjeos de otros pájaro, la calandria no tiene inconveniente en repetirlos acompañando su cantar con graciosos movimientos.
Es una de las pocas aves verdaderamente artista, que no permanece quieta; ya sea imitando o entonando su auténtico canto, lo hace siempre acompañándose de una serie de movimientos muy agradables.
Paseando por nuestros campos el buen observador podrá comprobar estas cualidades.
Cuando los arrieros llevan el ganado a la venta o lo cambian de campo de pastoreo, tienen una manera muy peculiar de emitir un silbido característico para movilizar y hacer que se desplacen lo animales de un lugar a otro.
La calandria posada en algún poste o alambrado, ya está imitándolo como queriendo ayudarlo en su tarea o simplemente porque le agrada repetir lo que oye, como un juego propio de su simpatía y sociabilidad.
Pero esta calidad imitativa la desarrolla solo el macho y ésta es una de las maneras de distinguirlos, puesto que en su forma y plumaje son idénticos.
Su vestimenta es de un pardo sin brillo y en la parte del lomo de un color gris ceniza, con algunas plumas blancas sobre las alas; su pecho es ceniciento y el vientre blancuzco.
Una serie de plumitas blancas sobre los ojos la hacen aparecer como con grandes cejas.
No ocasiona ningún daño, por el contrario; persigue a orugas e insectos, destruyendo en el invierno las crisálidas que serían dañinas después de su transformación.
Prefiere tener su nido en los arbustos pequeños y si hay olivos los elige como preferencias.
En una horqueta, que no esté muy alta, comienza la tarea.
Lo realiza con toda clase de ramas que va entrelazando bastante desordenadamente; salvo en su interior que es prolijo y que tamiza con fibras vegetales, crín y luego plumas de otras aves.
Es completamente abierto; en su concavidad por lo general deposita cuatro huevitos de color celeste, con manchas pintadas marrón castaño.
Empollados por dos semanas rompen el cascarón unos pichones grisáceos que al poco tiempo cambiaran de color.
Los padres alimentan si cesar a sus hijos llevándoles toda clase de insectos, larvas y alguna lombriz que encuentran escarbando.
A las tres semanas ya los padres comienzan a ejercitar a sus pichones obligándoles a abandonar el nido; siguen protegiéndolos una semana, aproximadamente, hasta que están en condiciones de alimentarse por sí solos.
Después los dejan definitivamente y vuelven a hacer otra postura; por lo general la primera la efectúan en Septiembre.
Cuando son adultas es muy difícil de tenerlas en cautiverio, mueren de tristeza.
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