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Historia

El curioso negocio de las primeras fotos de guerra de América Latina

 


Son apenas un puñado de fotos en blanco y negro, del tamaño de una hoja A4 y con imágenes poco nítidas de hombres armados, campos de batalla y cuerpos sin vida

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  • Son apenas un puñado de fotos en blanco y negro, del tamaño de una hoja A4 y con imágenes poco nítidas de hombres armados, campos de batalla y cuerpos sin vida.
    Pero estas fotos que exhibe en Paraguay el Centro Cultural de la República El Cabildo tienen un valor histórico inmenso: son las primeras tomas de una guerra en América Latina.
    Las imágenes forman parte de una muestra que conmemora los 150 años del comienzo de la guerra más nefasta en la historia de Paraguay: la llamada Guerra de la Triple Alianza o Guerra Grande, como le dicen los paraguayos.

    Una contienda que enfrentó a Paraguay con Uruguay, Brasil y Argentina, y en la que murió más de la mitad de la población paraguaya, sobre todo la masculina, que quedó totalmente diezmada.
    Esa guerra, que duró de 1865 a 1870, fue apenas la tercera en todo el mundo en ser fotografiada, después de la Guerra de Crimea (1853-1856) y la guerra civil de Estados Unidos (1861-1865).

    Lo curioso es que a pesar de su enorme valor documental, las fotos de la Guerra de la Triple Alianza tienen un origen que poco tiene que ver con lo periodísticos o lo histórico.
    Surgieron como un negocio.
    El ideólogo de las fotos fue un estadounidense de origen irlandés llamado George Thomas Bate, que en 1859 había abierto en Buenos Aires una tienda de fotografía llamada Casa Bate & Cía.
     


    En guerra

    Bate se mudó en 1861 a Montevideo, la capital de Uruguay, donde abrió una nueva sede de Casa Bate & Cía.
    Tres años más tarde, ese país viviría un conflicto armado cuando el general Venancio Flores, del Partido Colorado, encabezó una revolución contra el gobierno de Bernardo Prudencia Berro, del Partido Nacional (o Blanco), derrocándolo, con ayuda de Brasil.

    El presidente paraguayo, el mariscal Francisco Solano López, decidió acudir en ayuda al gobierno uruguayo, atacando a Brasil, lo que generó la respuesta de Flores.
    Eventualmente Argentina también entraría en el conflicto del lado del general colorado, quien tomó la presidencia de Uruguay.

    Viendo la magnitud de la contienda, Bate tuvo una idea.
    Había viajado a EE.UU. durante la reciente Guerra de Secesión y allí había notado un floreciente negocio: el de las fotos de guerra.
    Familiares de los soldados pagaban dinero por obtener imágenes de los campos de batalla donde luchaban sus hijos, sus padres, sus hermanos o sus parejas.

    En 1866, a un año del comienzo de la Guerra de la Triple Alianza, Bate solicitó la autorización del nuevo gobierno uruguayo para enviar a un fotógrafo al frente.
    Para ese fin contrató a un uruguayo llamado Javier López, quien viajó a la zona de combate, un área de 100 kilómetros en el sur de Paraguay, en la frontera con Argentina.
     


    Tarea difícil

    Luis Vera, jefe de prensa del Centro Cultural de la República El Cabildo y docente experto en fotografía de la Universidad Americana y el Instituto Superior de Bellas Artes, resaltó la titánica tarea que tuvo López.
    "Para sacar una foto en ese momento se usaba una técnica llamada colodión húmedo, que requería una enorme cantidad de equipo, incluyendo una pesada cámara, frágiles placas de vidrio y químicos que debían ser cargados hasta el campo de batalla", explicó a BBC Mundo.

    A diferencia de los fotógrafos que retrataron la guerra civil en EE.UU., que contaban con transporte para llevar su equipo, López y un asistente debieron llevar todo en mochilas.
    Otro desafío era el momento de la toma, que llevaba su tiempo.

    "El fotógrafo tenía que preparar la placa, sumergirla en nitrato de plata, luego capturar la imagen -lo que requería que la gente posara de cinco a trece segundos-, y por último revelarla dentro de una carpa que servía de cuarto oscuro, lo que tardaba entre cinco y diez minutos", describió Vera.
    El tiempo para procesar cada imagen y la imposibilidad de fotografiar objetos en movimiento explican por qué la mayoría de las fotos son estáticas y no capturan momentos de acción, a pesar de tratarse de una guerra.

    No obstante, estas fotos fueron la representación más fidedigna de lo que ocurría en el frente de batalla, ya que en ese momento los diarios aún no contaban con la posibilidad técnica de incluir fotos, y solo mostraban dibujos.
     


    Fracaso

    Fue justamente a través de los diarios que Bate buscó vender sus novedosas fotos, que fueron promocionadas en los diarios La Tribuna y El Siglo de Montevideo, y en el Standard de Buenos Aires. A pesar de sus esfuerzos, los historiadores señalan que el negocio resultó un fracaso.
    Las 22 fotos que armó Bate en un álbum llamado "La guerra ilustrada" no suscitaron el interés del público uruguayo y argentino, que tampoco se mostraba en su mayoría partidario a la guerra.
    En 1869 Bate vendió su casa de fotografía a un socio y volvió a Argentina donde decidió cambiar de rubro, abriendo una zapatería en el barrio de Quilmes, al sur de la capital, según relató Vera.

    La Casa Bate & Cía cerró sus puertas definitivamente en 1876.
    En tanto, las históricas imágenes de la Guerra de la Triple Alianza pasaron a formar parte del acervo de la Biblioteca Nacional del Uruguay, que las prestó al CCR El Cabildo para esta muestra.
    Además de las fotos, la exposición incluye objetos de guerra devueltos por Uruguay quince años después de terminado el combate, que finalizó el 1 de marzo de 1870 con la muerte del mariscal López, aún hoy considerado uno de los máximos héroes de Paraguay.
     


    Créditos:


     
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