"Portal a los Hielos Eternos" |
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Como todos los años se reúnen en el cenotafio de la ruta 15, a pocos metros de las sepulturas masivas de lo que se calcula entre 140 y 250 trabajadores rurales fusilados, autoridades y público en general con el fin de conmemorar a los caídos en esa histórica huelga.Como todos los 8 de diciembre se reúnen en el cenotafio ubicado en la ruta 15, pasando la entrada de la Estancia Anita, la Comisión Conmemorativa de la Huelga del 21 rememorando la Patagonia Trágica.
Por tal motivo se harán presentes en el lugar, el Secretario de Derechos Humanos de la Provincia Humberto Quiñones y el Doctor Ramón Torres Molina y la Licenciada Judith Said, presidente y coordinadora del Archivo Nacional de la Memoria.
También se harán presentes los familiares de los fusilados tanto de la ciudad de Río Gallegos como de El Calafate.
Los artistas que participaran de esta conmemoración y que se harán presentes con su música, son el Grupo Antihéroes, además de músicos de El Calafate, culminando la presentación con Choike Factory.
Un poco de historiaDurante muchos años fue un tema tabú en la sociedad santacruceña, sin embargo las antiguas familias conocían las versiones orales de los sucesos, casi una leyenda que circulaba de boca en boca.
El único testimonio escrito era un libro maldito: La Patagonia Trágica de José María Borrero. La primera edición, realizada en 1928 casi se leyó a escondidas en Santa Cruz porque involucraba a familias pioneras y trascendió que los Menéndez Betty habían comprado los libros para quemarlos.
Como señala el Dr. Ismael P. Viñas, Juez letrado del entonces territorio de Santa Cruz, su vinculación con (el Presidente de la Nación) Don Hipólito Irigoyen determino que Borrero no publicara la segunda parte de la Patagonia Trágica, llamada “Orgia de sangre”. Sus papeles, sus documentos, le fueron robados de sus baúles cuando murió en el hospital Muñiz de Buenos Aires, el 21 de enero de 1931.
Recién en la década del 70 el periodista Osvaldo Bayer realiza una investigación histórica que pondrá luz a la tragedia oculta. El resultado es una obra de cuatro tomos titulada “Los vengadores de la Patagonia Trágica”.
A 88 años de la Patagonia TrágicaHace ochenta años, por las inmensidades patagónicas se escuchaba el eco de los balazos. Se estaba fusilando a gente humilde. Los fusiladores eran soldados de Buenos Aires. Eran tiempos de Irigoyen. A las peonadas se las fusilaba por huelguistas. Querían hacer cumplir un convenio firmado meses antes por el propio militar que ahora los fusilaba.
Los huelguistas eran trabajadores de la lana. Exigían cien pesos por mes, que las instrucciones del botiquín estuvieran en castellano y no en inglés, que se les diera un paquete de velas por mes para iluminarse de noche, y otras pequeñeces.
El año anterior, el teniente coronel Varela había venido y firmado el primer convenio rural de la Patagonia, aceptando el petitorio de la gente de la tierra. Pero el convenio no fue cumplido en nada por los patrones.
Y las peonadas volvieron a dejar el trabajo y a formar emblemáticas columnas exigiendo justicia; columnas que recorrían el interminable horizonte de las tierras frías pobladas de animales de blanca lana.
Varela vuelve con su 10 de Caballería y en vez de castigar a los estancieros que no habían cumplido, fusila concienzudamente a las peonadas, por huelguistas. No hay escapatoria, todo huelguista sea gaucho, chilote o anarquista europeo es castigado duramente y fusilado. Sin juicio ni acta. Por orden del comandante.
Santa Cruz quedará para siempre con montículos llenos de muertos. Las llamadas tumbas masivas. Ahí permanecerán para siempre, en el silencio del desierto y de las cobardías humanas. Nadie hablará. Solo en voz baja.
Pero, desde abajo, se ha ido rompiendo el silencio. Después de décadas, hoy, muchos lugares recuerdan a los héroes obreros. La tumba de la estancia “La Anita” ha sido marcada con un templete; una calle de Río Gallegos se llama Antonio Soto; la escuela secundaria de Gobernador Gregores lleva el nombre de José Font (Facón Grande) por el voto de los docentes, alumnos y padres. En Galicia, la tierra natal de Antonio Soto, hay una calle con su nombre en El Ferrol. Y en Jaramillo se levanta la estatua al gaucho entrerriano José Font.
El silencio ha sido roto. La falta de coraje civil ha sido vencida. Las peonadas fusiladas por el miedo y la crueldad, se han levantado de sus tumbas y han comenzado a recorrer sus queridas tierras santacruceñas. Allí donde alguna vez soñaron vivir con dignidad y gozar de sus horizontes interminables.
Osvaldo Bayer. (Fragmento de una nota publicada por el autor el 03/07/002).
El menúAl lado del comedor de los obreros, amplia habitación ocupada por una mesa rodeada de bancos, está la cocina. Cada obrero al sentarse a la mesa toma el plato y los cubiertos colocados sobre una tabla, en la cual están también unos grandes fuentones de latón, que contienen trozos de carne de lanar freída en la misma grasa...
...El mismo “menú” se repite invariablemente de mañana y de noche. Quien quiera comer no tiene sino que acercarse a aquellos fuentones, llenos siempre de trozos de carne lanar, que el cocinero fríe y vuelve a freír, de manera que no se solidifique la grasa y que quien saque un trozo de carne, la encuentre siempre caliente...
...Si se tiene en cuenta la rudeza del trabajo de las estancias de Santa Cruz y el clima frío de la región, se deduce cuán mala es la alimentación en esa parte de la Patagonia, lo que hace explicable que los obreros, desde hace muchos años, considerasen el mejoramiento de la comida como una de las principales conquistas a realizar...
Los “camarotes”Camarotes se llaman en el Sur unos cajones grandes y toscos de madera sin cepillar, que sirven de camas a los obreros.... encontré hasta “cinco” camarotes en viviendas de cuatro por cuatro, bajas y sin ventilación... Ninguno de los camarotes tenía colchón ni jergón...
Los camarotes no pueden ser más horribles, e “inexplicable” resulta que los obreros de la Patagonia hayan tolerado hasta ahora un sistema que no existe ni siquiera en los presidios.
Si la estancia “Gap”, la mejor estancia de Santa Cruz, no gasta diariamente un litro de nafta para que sus trabajadores coman con luz, tampoco gasta un centavo para dotar de luz a las viviendas de los obreros. Cada trabajador debe “proveerse de velas” para alumbrar su habitación. La estancia “les vende” cada paquete de cuatro velas, de las que en Buenos Aires valen cinco centavos cada una, a razón de ochenta centavos el paquete...
Los salariosPacificado el territorio de Santa Cruz, después de la huelga de 1921, los estancieros, por insinuación de la Sociedad Rural (Correa Falcón), resolvieron disminuir el salario de los obreros.
La Patagonia Trágica, fragmentos del Capítulo VIII “Los Modernos Esclavos”. José María Borrero.
Créditos:Publicado en el Sitio Infoglaciar (09/12/09).
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