"Portal a los Hielos Eternos" |
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El presidente de la Cámara de Comercio, Gustavo Barboza, realizó un brindis con los presentes en el acto para cierre del año. Lo más interesante de esa jornada fueron las biografías de los homenajeados que prepararon antes integrantes de la comisión directiva, luego de una exhaustiva investigación, coordinada por Ana María Matías.Así, por ejemplo, a quien se le entregó el primer reconocimiento fue a Delia Pousas de Schmidt, una afable mujer española que llegó a estas tierras en 1937, con su familia, escapando de la dictadura de Franco.
De ella se contó que, además de estudiar en el Colegio María Auxiliadora de Comodoro, contrajo matrimonio con Felipe Schmidt y atendieron en Caleta durante muchos años el Hotel Munich. Vivió en décadas difíciles, donde conseguir agua potable era una verdadera peripecia.
Delia luego se desempeñó como maestra de trabajo manual en los colegios Don Bosco y San José Obrero, hasta que se jubiló en 1992. Su esposo, Felipe, ya fallecido, fue uno de los fundadores de la Cooperativa de Transportes La Unión, y juntos inauguraron la actual Casa Rodger.
También se homenajeó a Antonio Almonacid, un reconocido zapatero que vino en el año 1952 desde Chile, primero a Comodoro y luego a esta ciudad.
Después de vivir varios años en barrio Mar del Plata, se compró un terreno en un lugar céntrico donde también construyó su comercio que atiende hasta la actualidad, acompañado por su esposa Florinda y sus hijos Leonor y Manuel. Este último ahora sigue los pasos en el oficio de su padre, y fue quien recibió la plaqueta ya que don Antonio no se encontraba bien de salud.
RigolliEl público presente en la ceremonia fue disfrutando de la narración de cada vida de comerciante. Una de ellas fue la más impactante por las peripecias, la de Francesco Rigolli, el dueño del Hotel Capri.
Rigolli nació en 1918 en Piacenza, Italia. Antes de cumplir 20 años ya había participado como soldado en la Segunda Guerra Mundial. En 1939, a los 8 días de ser alistado para pelear contra Francia, fue tomado prisionero y trasladado a Yugoslavia hasta julio de 1941. Una vez liberado, regresó a Verona y fue agregado a la División Alpina con destino a Stalingrado, donde resultó herido y, tras los primeros auxilios, regresó a Italia para su rehabilitación.
Con la capitulación de Italia, fue nuevamente tomado prisionero, y esta vez de los alemanes nazis que lo llevaron a Rusia Oriental, siendo liberado en 1945.
En 1949 llegó a Buenos Aires y ocho años más tarde arribó a Comodoro. En 1958 se radicó en Caleta, dedicándose al trabajo de la construcción en YPF y Saipem. En 1962 construyó su hotel.
Don Francesco tiene ahora 91 años, y aún mantiene la misma energía de cuando llegó a estos lares. “He viajado por distintos lugares del mundo, pero sitio como la Argentina no hay, por su riqueza”, dijo, emocionado Rigolli cuando recibió el premio.
ManfrediSu compatriota, Manfredi Salis, opinó lo mismo luego de intercambiar chanzas. “Este no es italiano, es sardo, no le den el premio”, dijo Rigolli ante las risas de los concurrentes. Don Manfredi fue el último en recibir el reconocimiento.
Efectivamente, él es de la isla de Cerdeña, y llegó en 1962 a Caleta, ya de grande. Sastre de profesión, en los primeros tiempos era empleado de un almacén.
En 1965 inauguró su propio local, “Casa Manfredi”. En todo momento fue asistido, armando las piezas de tela que él cortaba para dar forma a los trajes de la exigencia masculina, por dos laboriosas mujeres: Gioconda, su esposa, y su cuñada, fallecida hace poco tiempo.
De esta manera, la comisión directiva de esta Cámara local quiso honrar a estos hombres y mujeres que “dejaron sentadas las bases” de la comunidad caletense. Mari Paredes, Jorge Humphreys, Marta Rollán, Enzo Fontana y Norberto Bautista fueron algunos de los miembros de la entidad que realizaron el homenaje.
Créditos:Publicado en el Diario El Patagónico (14/12/09).
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