Pese a que los trabajos in situ realizados por personal de criminalística de la Policía de Santa Cruz y de Prefectura estuvieron celosamente guardados e inaccesibles para la prensa, averiguaciones propias de este medio permitieron conocer algunas certezas significativas en la investigación.

Todo comenzó cuando a mediodía del jueves obreros de la empresa constructora Benito Roggio que llevan adelante trabajos topográficos para la ampliación del puerto aplanaban la superficie de una meseta para colocar un tanque cisterna para la distribución de agua.

En ese momento la máquina retroexcavadora ensanchaba el camino, pero como la superficie es arcillosa e inestable comenzaron a producirse algunos derrumbes en la ladera dejando caer huesos y partes de un cráneo, para más tarde develar el tronco y extremidades inferiores que seguían enterradas.

Una vez denunciado el hecho, intervino el Juzgado de Instrucción Nº 1 y su titular, Marcelo Bailaque, dispuso la intervención del Departamento de Criminalística de la policía y convocó a un museólogo local.
 

Opinión de un forense

A su vez Diario Patagónico dialogó con un médico forense que cumple funciones en la Policía de Santa Cruz, el doctor Vera Maidana, quien brindó detalles sobre las actuaciones en el lugar.

El mismo manifestó que resultaba muy poco probable que los restos pertenezcan a una persona que en tiempos recientes haya caído muerta ese lugar, sino que más bien existían indicios de que esa sería última morada del cuerpo de alguien que vivió hace mucho tiempo y del cual aún no se determinó el sexo.

De hecho, todo indicaría que se trata de los restos de un aborigen -de raza no precisada- ya que en su tumba estaban depositadas pequeñas bolas de muy diversos colores, que dan lugar a la hipótesis sobre terceros que dieron ancestral sepultura y ceremonia de fe para un descanso en paz.

Aunque el estado de conservación es regular, gracias a las características de la tierra y el clima, se pudo establecer por los dientes aplanados y gastados, como así también por los huesos seccionados de la columna, que se trataba de una persona de avanzada edad.

Si bien las tareas del forense Vera Maidana concluyeron con el relevamiento del lugar, por su experiencia asegura que en Caleta Olivia existen profesionales capacitados para abarcar el aspecto científico sobre el origen de los restos, para lo cual habría que realizar la prueba de carbono 14, que tiene un valor que ronda los 1.500 pesos.
 

Patrimonio cultural

Recordemos que a las 17 del jueves se dieron por finalizadas las labores en el lugar, luego de que los huesos fueran cuidadosamente colocaron en una bolsa de nylon -sobre una camilla rígida- que celosamente guardó la Prefectura.

Este diario concurrió en la mañana de ayer a las instalaciones de esta institución naval y mientras dialogaba con el prefecto José Luis Sartori, se aguardaba allí la presencia de los empleados del Juzgado interviniente para que, bajo orden escrita, procedieran a retirar los restos óseos, ya que el juez Bailaque había dispuesto su resguardo al museo local.

Por otra parte, al no existir elementos que revistan criminalidad, ya no actuará ningún departamento policial porque no es necesario establecer causales de la muerte.

Solo faltan las tareas minuciosas de pincel para descubrir restos de vestimenta y demás elementos que puedan aportar mayores datos al nuevo patrimonio cultural de esta ciudad portuaria, que probablemente serán comparados con los huesos hallados frente al CADACE hace algunos años.
 

Créditos:

Publicado en el Diario El Patagónico. (10/03/07)