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Historia

Ricardo Rojas, impulsor de la cultura nacional

 


Ricardo Rojas, impulsor de la cultura nacional.

Ricardo Rojas fue uno de los intelectuales más importantes de la Argentina; su obra marcó la cultura de nuestro país.

Escritor, docente e investigador, se dedicó fundamentalmente a las letras. Fue el primer catedrático en considerar, definir y estudiar la literatura argentina.

Rojas nació en Tucumán en 1882, en el seno de una familia tradicional. Llegó a Buenos Aires en 1899, con la intención de dedicarse al derecho, pero pronto se volcó hacia las letras. En ese mismo año comenzó su carrera literaria con la publicación de su primera obra poética: La victoria del hombre.

Pronto se destacó como educador. Joaquín V. González, rector en ese momento de la Universidad de La Plata, lo convocó como docente. En 1909, Rojas creó allí la Facultad de Humanidades. Más tarde, en 1913, inauguró la primera cátedra de Literatura Argentina en la Universidad de Buenos Aires.

Tras años de docencia, en 1921 asumió el cargo de decano de la Facultad de Filosofía y Letras en esa universidad, cargo que desempeñó hasta 1924.

Durante su gestión creó una escuela de bibliotecarios y archivistas, y los Institutos de Filología y de Literatura Argentina, el último de los cuales lleva actualmente su nombre.

Durante esos años siguió publicando, tanto libros de poesía como ensayos acerca de la cuestión nacional. Entre 1917 y 1922 dio forma a su monumental Historia de la Literatura Argentina.

En 1924 escribió Eurindia, que debe su título a un neologismo con el que Rojas expresaba el sincretismo que veía en tierras americanas.

Fue rector de la Universidad de Buenos Aires entre 1926 y 1930. Dirigió los estudios, fortaleció la investigación y dio vuelo a la promoción cultural a partir de la extensión universitaria. En su homenaje, el centro cultural de la universidad hoy lleva su nombre.

Ricardo Rojas fue un activo defensor de la educación pública, y un enemigo de todos los totalitarismos. Ya en 1924 su encendida defensa de los intelectuales españoles exiliados, pronunciada espontáneamente frente al Círculo de la Prensa, se hizo célebre.

En 1930 encabezó la protesta cívica ante la toma del gobierno por los militares en la Argentina, que le valió un confinamiento forzoso, primero en la isla Martín García y un tiempo más tarde en la ciudad de Ushuaia. Rojas aprovechó estos retiros involuntarios para continuar su labor literaria y de difusión de los valores argentinos.

En 1933, publicó El santo de la espada, biografía de José de San Martín, quizás la más recordada de sus obras. Años más tarde dedicó dos libros a Domingo Faustino Sarmiento: El pensamiento vivo de Sarmiento y El profeta de la pampa. También incursionó en el género dramático, con las obras Elelín, Ollantay y La Salamanca.

Rojas dictó clases ininterrumpidamente hasta 1946, cuando renunció a sus cátedras en solidaridad con los profesores separados de sus cargos por el gobierno de entonces.

Ya no volvió a enseñar, y se recluyó en su casa, construida especialmente a su pedido para expresar el sincretismo entre estilos arquitectónicos americanos y europeos.

La casa había sido concebida desde un primer momento como museo y refugio de la cultura; a la muerte de Rojas, en 1957, su esposa, Julieta Quinteros, la donó, junto con los libros, cuadros, efectos personales y documentos varios que contenía.

Hoy en día, el Museo "Casa de Ricardo Rojas" puede visitarse en Charcas 2837, Ciudad de Buenos Aires. Allí se conservan intactos los objetos que reflejan la pasión educadora de Ricardo Rojas.
 


Créditos:

  • www.educ.ar
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