"Portal a los Hielos Eternos" |
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Casa Histórica de Tucumán. Allí los congresistas firmaron el acta de la Independencia. Esta imagen fue tomada en 1869 por Ángel Paganelli. Foto/Archivo.
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El Congreso Constituyente reunido en San Miguel de Tucumán comenzó a sesionar el 24 de marzo de 1816, con la presencia de 33 diputados de diferentes jurisdicciones. Para el 9 de Julio, las Provincias Unidas del Río de la Plata declaran la ruptura formal de los vínculos de dependencia con la monarquía española y se renuncia a toda dominación extranjera.
Sin embargo, el contexto interno y externo no podía ser más complejo.En el frente externo, la amenaza era la Santa Alianza en Europa, que promovía la restauración de las monarquías. El Rey Fernando VII había vuelto al trono y buscaba recuperar los territorios americanos que estaban en manos de los revolucionarios.
Entre 1815 y 1816 las zonas de Nueva España, Venezuela, Nueva Granada y Chile volvían a estar bajo el control de los realistas.
Si bien el único territorio que logró preservar su autonomía fue el Virreinato del Río de la Plata, no estuvo exento de complicaciones. En primer lugar, José Artigas lideraba la Confederación de los Pueblos Libres, en oposición a Buenos Aires.
En segundo lugar, el gobierno central con sede en Buenos Aires enfrentaba la desobediencia del Ejército del Norte y el desacato de Cuyo a un cambio de autoridades. A todo esto, es necesario sumarle las economías arruinadas por la guerra.Finalmente, el nuevo congreso constituyente se reunió en Tucumán, como intento de las autoridades para conseguir adhesiones frente a las circunscripciones que se oponían al centralismo porteño.
Las regiones que enviaron diputados al Congreso de Tucumán fueron: Potosí, Salta, Catamarca, La Rioja, San Juan, San Luis, Mendoza, Charcas, Chuquisaca, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán, Córdoba y Buenos Aires.A medida que se iban desarrollando los debates era claro que existían profundas diferencias en cuanto al proyecto de país. Las dos cuestiones principales eran la forma de organización que se pretendía para el país y la forma de gobierno del nuevo estado. Respecto al primer punto, era el enfrentamiento entre centralistas y federales. Buenos Aires abogaba por la instalación de un Estado central que tuviera su asiento en la provincia, y el resto de los distritos tendrían algún grado de autonomía, pero seguirán sometidas a la provincia pampeana.
Los demás participantes, preferían regirse como una confederación, es decir, una asociación de pueblos que conservan su soberanía pero acuerdan actuar bajo ciertas leyes comunes.La segunda cuestión enfrentaba a republicanos y monárquicos.
Para muchos, el ejemplo a seguir eran los Estados Unidos (la única república de la época), mientras que otros como San Martín o Belgrano, opinaban que había que instalar una monarquía constitucional incaica, ya que adoptar otra forma de gobierno podría afectar el reconocimiento y aceptación de la independencia.El Congreso se desarrolló, entonces, en un ambiente de conflictos e indecisiones con respecto a casi todos los temas, excepto la declaración de la independencia.
Así, el 9 de Julio de 1816, el diputado sanjuanino Francisco Narciso de Laprida preguntó:
“¿Queréis que las Provincias de la Unión sean una Nación libre e independiente de los reyes de España y su metrópoli?”. Todos los diputados contestaron afirmativamente.Alberto Lettieri doctor en historia, profesor titular en la UBA e investigador del Conicet, da una mirada complementaria a lo que estaba ocurriendo en 1816.
“Los próceres que se reconocen hoy en día no hay ninguno realmente significativo que se haya opuesto a la independencia y mucho menos durante el congreso de Tucumán, si lo hubo en etapas anteriores por ejemplo cuando Rivadavia y Carlos María de Alvear trataron de negociar un protectorado británico sobre el Rio de la plata o más atrás Liniers que va terminar siendo ejecutado en cabeza de tigre y demás.En 1816 existían discusiones respecto a cómo organizar un armado político. Se consideraba indispensable la unidad política por la situación de guerra que había en ese momento en las provincias unidas, sobre todo porque había una reacción española muy importante desde Chile hasta México.
Efectivamente había actores que estaban completamente en contra de la independencia eran más bien las aristocracias provinciales sobre todo las del noroeste que pensaban que con una reinstalación del imperio español o alguna forma de dependencia respecto a la corona se iban a conservar sus privilegios en términos concretos el debate, tenía que ver con la manera en que se iba a organizar ese nuevo orden de unidad que era indispensable para llevar adelante el tramo final de las guerras de independencia por eso el lema del congreso va ser “Fin de la revolución principio de un orden”.Efectivamente vamos a encontrar que por un lado estaban las oligarquías provinciales había sectores de negrecía sobre todo la jerarquía eclesiástica que estaban en contra de la independencia sin embargo muchos sacerdotes seculares que tuvieron una participación muy activa en el congreso y composiciones avanzadas.
Los dilemas que había que resolver eran en primer lugar ¿Cuál era el concepto de soberanía que se iba a instalar? Si se iba hacer lo que planteaba Artigas que ya había sancionado la independencia con las provincias del litoral Argentino un año antes.Declarar la soberanía de los pueblos, la soberanía de los estados provinciales para luego articularse en una confederación o bien por el contrario se planteaba la soberanía de la nación en conjunto y luego se le reconocían ciertos niveles de autonomía a las provincias.
Acá hay un punto importante porque hay un conflicto entre los unitarios que sostienen que la soberanía debe corresponder a la nación y que luego las provincias debían gozar de cierto margen de autonomía, mientras que la posición de los federales se inclinaba más bien a las posiciones de Artigas que planteaban que la soberanía radicaba en los pueblos y por extensión en las provincias, por esta razón luego las provincias voluntariamente se incorporaban, de ahí viene el segundo problema que es la forma de gobierno que no se van a poder poner de acuerdo, en realidad si bien había muchos que sostenían la idea de la monarquía constitucional otros estaban en desacuerdo y por eso el congreso no define una forma de gobierno, porque una monarquía constitucional se había estado negociando hasta unos pocos días antes.El 6 de julio llega recién Belgrano, Sarratea y Rivadavia habían estado negociando por indicación de las autoridades nacionales la posibilidad que había de conseguir algún príncipe europeo o norteamericano que se pusiera de a cargo de entrar de ejecutivo en una versión monárquica para de ese modo tener el respaldo de una potencia extranjera frente a la eventualidad de una insistencia de lo que era el ataque español sobre el noroeste del territorio nacional”.
Como ya se explicó, el avance de las fuerzas realistas en la región fue un impulso extra para acelerar el proceso de emancipación. Claramente, estos territorios no iban a enviar representantes.
A partir de 1811 Paraguay rechaza a la metrópoli colonial y a las Provincias Unidas del Río de la Plata, afirmando que a partir de ese momento se administraría a sí misma. A pesar de esto, el Congreso Constituyente, continuó extendiendo invitaciones para su incorporación.
Las provincias integrantes de la Liga Federal o Liga de los Pueblos Libres (la Banda Oriental, Corrientes, Entre Ríos, Misiones y Santa Fe) no enviaron diputados al encuentro en Tucumán. ¿A qué se debió esto?La explicación se encuentra en la persistencia de la situación conflictiva que sostenía la Liga con Buenos Aires. Por un lado, hay que mencionar la puja que había entre las ciudades portuarias, que consideraban que merecían mejores oportunidades para desarrollarse, y no quedar a la sombra de Buenos Aires. Ante sus demandas insatisfechas, se posicionan detrás de Artigas.
La rispidez entre ambos grupos se hace evidente en la Asamblea del Año XIII, cuando los diputados representantes de Artigas plantean la declaración de la independencia, la organización federal del país con estados autónomos y que Buenos Aires ya no fuese la cabecera del país.Para 1815, cuando el gobierno central decide celebrar el Congreso, escoge Tucumán, entre otros motivos, para estar lejos de la influencia de Artigas.
El caudillo oriental, mientras tanto, celebra el Congreso del Oriente, para tratar la organización política de los miembros de la liga, cuestiones de política agraria y el comercio interprovincial y con el extranjero. Además, invitaba a las provincias que lo desearan, a sumarse a esta propuesta federal alternativa.
El hecho de que ninguna de las provincias que asistieron al “Congreso de Oriente” o “de los Pueblos Libres” concurrieran al de Tucumán es evidencia de que ya consideraban cumplido el trámite independentista.Lo que tenemos, entonces, es que contrario al relato más conocido, no todas las provincias accedieron a la independencia en los mismos términos. A pesar de las diferencias, ambas experiencias comparten el anhelo de la emancipación y la construcción de lo común.
Por un lado, ese deseo de alcanzar la “mayoría de edad” y vivir sin tutela, para poder tener la libertad de labrarse un futuro a partir de las propias decisiones.
Por el otro, la conciencia de que declarar la independencia no bastaba, sino que eso solo era el principio de un camino más largo, porque había que sancionar una constitución que organizara jurídica y políticamente a un montón de unidades, que aspiraban a formar un todo, aunque aún no estuviera demasiado claro el cómo se lograría.
Créditos:
- Por Juana Alonso, alumna de la Escuela de Comunicación de Perfil. Artículo ublicado en el Diario Perfil. (09/07/21).
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