Caleta Olivia - Santa Cruz - Argentina
"Portal a los Hielos Eternos"

Historia

25 de Mayo de 1810: La causa principal de la autonomía es la crisis del imperio español
 


Frente del Cabildo de Buenos Aires.

  • Más videos y fotos: Entrar.

  • El imperio español que había dominado el mundo en tiempos de los Austria, había sido veinticuatro veces más grande que el imperio romano, un imperio enormemente justo que, ya en tiempos de Felipe II y antes de Marx, se había impuesto la jornada legal-laboral de ocho horas; un imperio enormemente culto que, mucho antes que los norteamericanos tuvieran la universidad de Harvard, ya había en la América hispana 16 universidades.

    Como bien dirá Don Agustín de Iturbide en su proclama del 24 de Febrero de 1821: “Trescientos años hace la América Septentrional de estar bajo la tutela de la nación más católica y piadosa, heroica y magnánima. La España la educó y la engrandeció, formando ciudades opulentas, esos pueblos hermosos, esas provincias y reinos dilatados que en la historia del universo van a ocupar lugar muy distinguido”. Este gran imperio que estaba extendido por toda la tierra y por todos los mares empezó a decaer ya en tiempo de los Austria, y sobre todo se acentuó esta decadencia en tiempo de los Borbones.

    Este imperio va a caer en crisis, por la situación política y el rey Fernando VII va a ser detenido en Valençay; no hay regente. ¿Qué hace España entonces? La Junta local, es decir los Cabildos que hay en España, resuelven asociarse, y crear una Junta Central, que se la va a conocer como la Junta Central de Sevilla que se atribuirá, sin que el rey lo permitiera, la representación del rey, por lo que carece de legitimidad. Sea como sea, Buenos Aires jurará –malamente pero lo hará– fidelidad hasta esa Junta.

    Dicha Junta Central, de tinte liberal, declarará entre sus primeros actos la igualdad de todos los españoles de los diversos continentes, lo que era una enorme injusticia, pues hacía que las Indias Occidentales perdieran los privilegios que poseía desde 1520, al poder gobernarse con leyes propias. De todas partes de América, entonces, se produjo una respuesta al unísono: “estáis usurpando el derecho de América con el pretexto de hacernos iguales”.

    Dicha Junta Central, a diferencia de lo que sucede en América, sí toma la ideología francesa y se alía, con Inglaterra. Sin embargo, luego de la toma de Sevilla por parte los franceses, la Junta Central termina por disolverse en enero de 1810.

    Algunos diputados, escapándose de allí, terminan refugiándose en la Isla de León (Cádiz), bajo la protección de los barcos ingleses, donde intentan dar vida a una nueva Junta que nacerá abortada.
    Viéndose acorralados, sus integrantes decidirán escapar a Inglaterra y aquí entrará en juego un personaje inglés, el vicecónsul John Hooklam Frére quien, los obliga a fundar un Consejo de Regencia bajo su guía; es decir, bajo la guía de Inglaterra. Tal era la sumisión de estos políticos españoles que será el mismo Hooklam quien les dicte los nombres de cuatro de los cinco integrantes de ese Consejo de Regencia...

    Para todo esto, podemos imaginar la nula legitimidad de este supuesto gobierno. Este es el gobierno que aquí, en América, querían que se acatara... Ya no había que obedecer a la corona de Castilla, sino a los designios de un vicecónsul inglés... Como bien señala José María Rosa, “Los españoles luchaban por su independencia contra Napoleón pagando el precio de abandonarse a la dependencia británica... y hacia Mr. Hooklam Frére. En realidad, en febrero de 1810 sólo quedaban las apariencias de España”.

    Como documento indiscutible se encuentran las mismas memorias Saavedra. Allí, hablándole al virrey que aún pedía sumisión, el presidente de la Junta dirá de España:

    “Todas sus provincias y plazas están subyugadas por aquel conquistador (Napoleón), excepto Cádiz y la isla de León, como nos aseguran las gacetas que acaban de venir... -¿Cádiz y la Isla de León son España? ¿Este territorio inmenso, sus millones de habitantes, han de reconocer soberanía en los comerciantes de Cádiz y en los pescadores de la Isla de León? ¿Los derechos de la corona de Castilla a que se incorporaron las Américas, han recaído en Cádiz y la Isla de León...? No señor; no queremos seguir la suerte de España, ni ser dominados por los franceses; hemos resuelto reasumir nuestros derechos y conservarnos por nosotros mismos. El que dio a V.E. (la Junta Central) autoridad para mandarnos ya no existe; por consiguiente tampoco V.E. la tiene ya”.

    Ese Consejo de Regencia no fue reconocido en ninguna parte de América, y esa es la causa de la revolución de Mayo. Se declara en toda América que el Consejo de Regencia instalado en Cádiz es usurpador, y no tiene ningún derecho a gobernarnos, por ello, cuando llegó la noticia de la instalación de esta supuesta “regencia” se terminó en estas tierras la obediencia, la lealtad, el fidelismo a esos gobiernos españoles pero no al rey.

    Las noticias de la caída de Junta Central de Sevilla, a la que aún se le debía cierta obediencia y a la que se había jurado, llegó a estas costas alrededor del 18 de Mayo de 1810. Las “brevas están maduras”, diría Cornelio Saavedra, reputado siempre el más prudente de la Junta. La élite patriota o los criollos más encumbrados, se venían reuniendo ante los sucesos que se desarrollaban para ver qué se haría cuando llegase la noticia, pues se sabía que España del sur sería derrotada y que Napoleón iría a gobernar toda España y que, por ende, ya Napoleón ya Inglaterra, querrían apoderarse de estas tierras americanas.

    Era necesario actuar y actuar con rapidez. Se trataba de implantar un gobierno a la defensiva; a la defensiva de la Francia napoleónica y de Inglaterra.

    Dos partidos se reúnen con sus principales líderes: el de Patricios, por el Regimiento que llevaba ese nombre, cuyo jefe era el teniente coronel Cornelio Saavedra y el partido de los letrados, es decir, de los abogados, cuyo jefe era Juan José Castelli.

    Había un tercer partido importante, que había intervenido el año anterior, queriendo establecer una junta, también autonómica, el partido del alcalde de primer voto, don Martín de Álzaga, quien por ese entonces se encontraba en una actitud dubitativa sin saber qué actitud tomar.

    Además, había un cuarto partido: el de los funcionarios, que es un modo de denominarlos, es decir, el partido correspondiente al Virrey Cisneros y los que trabajaban para él (oidores, los principales funcionarios, etc.), que intentarán, naturalmente, hacer todo lo posible para que todo entre en una pausa para mantener sus cargos (nada de esto será posible, pues sus cargos habían cesado desde el momento en que la Junta Central había desaparecido).
     


    Créditos:


        Historia
    Página Principal