"Portal a los Hielos Eternos" |
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Su médico le aconsejó el benévolo clima cordobés. Desde aquella estanzuela de Saldán diseñará junto a su amigo Tomás Guido el plan continental de liberación.
Se proponía formar un ejército en Cuyo, cruzar la cordillera, liberar Chile y desde allí llegar por mar a Lima, el cuartel general de los opresores.
Don José sabía que para concretar un plan tan ambicioso hacía falta, además de poder militar, poder político. Solicitó y obtuvo el cargo de gobernador de Cuyo y se mudó a Mendoza, dejándole a Martín Miguel de Güemes la defensa de la frontera norte.
Organizó el Ejército de los Andes con el apoyo de la población cuyana, que aportó todo lo que tenía, desde hombres hasta mantas, mulas y comida.
Se ha dicho muchas veces que el ejército pudo armarse gracias a las joyas donadas por las damas de la alta sociedad mendocina. No fue así. El total obtenido por esas joyas sumó 216 pesos, alcanzaba para 50 mulas.
El ejército se armó con el sacrificio del pueblo cuyano que donó ropas, mulas, armas y hasta sus sueldos.
Así lo cuenta San Martín: "Admira que un país de mediana población, sin erario público, sin comercio ni grandes capitales, falto de madera y primeras materias, haya podido elevar de su mismo seno un ejército de tres mil hombres, despojándose hasta de sus esclavos, únicos brazos para su agricultura, ocurrir a sus pagas y subsistencia y a las de más de mil emigrados, fomentar establecimientos de maestranza, el laboratorio de salitre y pólvora, armerías, parque, batán, cuarteles, erogar más de tres mil caballos, siete mil mulas, innumerables cabezas de ganado, hacer el servicio de cordillera con sus milicias, concurrir con sus artesanos."
San Martín utilizó la guerra de zapa en la preparación del cruce. Consistía en un enorme operativo de acción psicológica, espionaje y desinformación montado por él y sus espías.
El general la definía como un plan para "alarmar a Chile, seducir las tropas realistas, promover la deserción, figurar los sucesos, desconceptuar los jefes, infundir temor a los soldados y procurar desconcertar los planes de Marcó (gobernador español de Santiago de Chile)."
Pensaba cruzar la cordillera por los pasos de Los Patos y Uspallata, para lo cual necesitaba un plano de estos sitios. Envió a Chile al mayor José Antonio lvarez Condarco, que entendía de ingeniería y tenía una memoria notable, por el paso de Los Patos, el más largo, con una copia de la Declaración de Independencia para Marcó del Pont.
El realista quemó el acta y devolvió al emisario de San Martín por el paso más corto, el de Uspallata. A su regreso, Condarco diseñó los mapas de los pasos que utilizaría el ejército libertador.
En enero de 1817 llegó a casa de Miguel Soler, jefe del Estado Mayor del Ejército de los Andes, en Santiago de Chile, un vendedor ambulante. El dueño de casa le contó a su mujer que había comprado unas gallinas.
Lo que no le contó fue que junto con las aves venía un papelito que decía: "15 de enero. Hermano S. Mando por los Patos 4.000 pesos fuertes. Dentro de un mes estará con usted el hermano José." El hermano José era San Martín y 4.000 eran los soldados.
San Martín le decía a un amigo: "La guerra de zapa que les hago es terrible. Ya les tengo metidos en sus cuerpos ocho desertores, entre ellos dos sargentos, gente de toda mi confianza, que han ido en clase de tales."
A comienzos del invierno de 1814, San Martín, entonces jefe del Ejército del Norte, se vio afectado por una vieja herida pulmonar sufrida en una batalla en España.
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