"Portal a los Hielos Eternos" |
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Son siete integrantes del Ejército. Partieron de una base en la Antártida y recorrieron 1.500 kilómetros Soportaron tormentas de nieve y temperaturas de 50° bajo cero. Avanzaron unos 50 kilómetros por día.Llegamos, llegamos!, gritaron cuando, a través de los binoculares, vieron la base polar americana en medio del desierto blanco.
Los siete hombres del Ejército Argentino que hacía treinta y nueve días habían emprendido la odisea de llegar al polo Sur, corrieron como chicos por la nieve, se abrazaron y gritaron a la inmensidad de la naturaleza.
Eran las ocho de la noche, pero eso sólo lo sabían por sus relojes, porque en verano en la Antártida las noches no existen. El cielo estaba despejado, el termómetro marcaba 35° bajo cero y después de izar la Bandera Argentina justo en los 90 grados de latitud sur, se dieron un gusto que hacía días esperaban: descorcharon una botella de champán.
Todavía ayer se filtraba la emoción en la voz del jefe de la expedición, teniente coronel Víctor Figueroa, cuando habló con Clarín por radio desde la estación polar americana Amundsen-Scott al Comando Antártico del Ejército, minutos después de recibir las felicitaciones del presidente Fernando de La Rúa.
"Le confieso que cuando vimos aparecer en el horizonte la base, a más de uno se les cayeron las lágrimas -contó conmovido el teniente, acortando con su emoción la distancia geográfica-. Después de una marcha tan larga y difícil, poder enarbolar la Bandera Argentina y estar bien de salud... estamos muy orgullosos de haber arribado al Polo. Cambio".
La expedición partió el 28 de Noviembre de 1999 de la Base Belgrano ll, en la Antártida Argentina. Su misión era científica pero también simbólica: querían repetir la hazaña del Coronel Jorge Leal, que llegó al Polo con la primera expedición terrestre argentina hace 35 años. Esta vez le sumaron dificultades: recorrieron los 1.500 kilómetros a la intemperie y sin apoyo aéreo.
La travesía la hicieron en modernas motos japonesas para la nieve de 540 centímetros cúbicos de cilindrada, equipadas con una central meteorológica portátil, un equipo satelital que sigue su ubicación y una radio HF.
La marcha fue muy lenta, iban en columna y encordados por si el clima o una grieta les jugaba una mala pasada. Cada moto arrastraba dos trineos con 300 kilos entre equipo, alimentos y combustible. Como llevaban mucho más peso del que podían arrastrar (sólo de combustible eran 5.000 litros), avanzaban un poco e iban dejando puestos de abastecimiento para el regreso, por lo que no hacían más que 50 kilómetros por día.
El objetivo era llegar al Polo para Año Nuevo pero, en la meseta polar, una tormenta de nieve con vientos de más de 150 kilómetros por hora los obligó a permanecer diez días encerrados en las carpas.
"Siempre pensamos que no iba a ser fácil. Lo más complicado fue atravesar el campo de grietas que nos demandó largas horas de recorrida", relató Figueroa con la voz apagada, tal vez recordando que durante casi dos semanas tuvieron que avanzar y retroceder hasta conseguir rodear las grietas. Fue el momento en que el ánimo de la expedición argentina decayó y llamaban por radio casi todos las noches a Buenos Aires pidiendo aliento.
"El terreno y las condiciones climáticas son muy rigurosas y no perdonan el menor descuido. Además el terreno está lleno de sastruguis (unas protuberancias que se forman por la nieve y el viento) que dificultaron la marcha", explicó Figueroa.
Tal vez lo más angustiante de la travesía fue la monotonía. Los días en la Antártida se parecen: hacia donde se mire es todo blanco, no hay ningún ser viviente más que alguna ave extraviada, el cielo está claro casi todo el día ya que en verano no hay noches y ni siquiera dentro de la carpa hay oscuridad. El termómetro va de los 25 a los 50 grados bajo cero y se avanza cuando hay buen tiempo, sea de día o de noche.
-¿Qué es lo que más se extraña?- preguntó Clarín, y la respuesta a través de la radio se demoró.
-A nuestras familias que están preocupadas por lo que estamos haciendo.
Aun en el fin del mundo, literalmente hablando, el mate es la compañía infaltable. Figueroa rió al sentirse descubierto a tantos kilómetros de distancia con un mate en la mano.
"Nos vamos a quedar dos días más acá revisando los equipos y recuperándonos. El regreso será más rápido, ya conocemos el terreno y tenemos depósitos instalados en la ruta", dijo el militar.
Si el tiempo ayuda, en dos semanas estarían en la Base Belgrano donde los recogería el rompehielos Almirante Irízar para llegar a Buenos Aires el 15 de marzo. "Ya tenemos ganas de volver -confesó Figueroa-. Cambio y fuera".
Créditos:
Por Silvina Schuchner
Clarín
Primera expedición terrestre Argentina al Polo Sur (1.965) Argentina comparte con otros cinco paises (Noruega, Gran Bretaña, Nueva Zelanda, Unión Soviética, Estados Unidos de Norteamérica) el honor de ser los primeros en arribar al Polo Sur Geográfico.
El Coronel Jorge E. Leal con el Capitán Gustavo A. Giró, suboficial Principal Ricardo B. Ceppi, Sargentos Ayudantes Alfredo F. Pérez, Julio C. Ortiz y Roberto H. Carrión, Sargentos Primeros Domingo Zacarías, Adolfo O. Moreno y Jorge R. Rodriguez, y Cabo Ramón O. Alfonzo, todos del Ejército Argentino, integraron la "Primera Expedición Terrestre Argentina al Polo Sur". La misión se denomina 'Operación 90', y uno de sus objetivos era alcanzar por tierra el límite austral: el Polo Sur.
El 14 de Junio de 1962 en el invierno polar se realizaba la primera expedición invernal. El Teniente Primero Gustavo A. Giró junto a un grupo de hombres entusiasmados, 3 tractores y 2 trineos dirigidos por ocho perros cada uno, se ponían en marcha con sus pesadas cargas hasta luego perderse en el horizonte blanco.
La fe en Dios, la confianza en el compañero y la voluntad de vencer, sumado al optimismo, los mantendría con vida en medio de ésta naturaleza agreste que esconde sus secretos entre tormentas y huracanes de nieve, frío y soledad.
Entre 1964 y 1965 emprendían la travesía hacia la Base Belgrano, el punto más austral, siendo fundada en el camino una posición de avanzada, previa a la expedición y una estación científica de registro y estudio de las auroras boreales.
El 26 de Octubre de 1965 salieron de la Base Belgrano hasta la Base Sobral equipados con 6 vehículos oruga, 12 trineos de remolque y 2 trineos de perros. Llegaron al Polo Sur el 10 de Diciembre de 1965, con los vehículos "Salta", "Córdoba" y "Venado Tuerto".
Al arribar a la meta, elevan un mástil y con emocionado fervor agradecen a Dios, izan la bandera de la Patria y cantan el himno Nacional Argentino.
Durante toda la travesía hicieron observaciones científicas y levantamientos topográficos y magnéticos. Volvieron al punto de partida el 31 de Diciembre de 1965, habiendo recorrido 2.892 km en 66 días.
Hasta hoy es la cuarta expedición al Polo Sur que logró la meta, particularmente desde y hasta el margen continental.
Extractado de:
"Hazañas y Rivalidades en el Polo Sur"
Adolfo Quevedo Paiva. Dirección Nacional del Antartico.
Publicación Nº 22 . Bs.As. 1.992
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