La primera docente de El Chaltén, Nancy Arco, recuerda con una sonrisa los años en los que diariamente compartía su casa con los quince alumnos que asistían a la Escuela y el Jardín.

Era el año 1988 y solamente doce viviendas, que alojaban a cuarenta personas, conformaban ese pueblo cordillerano con tres años de existencia.

Nancy Mabel Arco y su marido Alberto Néstor Cona fueron docentes pioneros en la localidad y estuvieron presentes el lunes último en la inauguración del edificio en que funcionarán la Escuela de EGB N° 59 ‘Los Nostros’ y el Jardín de Infantes N° 46 ‘Los Huemules’, donde asistirán a clases alrededor de cien alumnos.

Ambos trabajaban en la Escuela N° 42 de Hipólito Irigoyen hasta que en 1988 “le ofrecieron a mi esposo la posibilidad de trabajar como maestro en la nueva escuela”, relata Nancy.

De esta forma, la vivienda oficial N° 10 se transformó en escuela, jardín y hogar para el joven matrimonio durante tres años, hasta que en 1991 se trasladan a una casa prefabricada donada por Vialidad Provincial.

Siete hermanos fueron los primeros alumnos del primer año que culminó con una matrícula de quince alumnos, pertenecientes a tres familias de la naciente localidad: Perotti, Sorrentino y Arbilla. Al Jardín, cuya directora a cargo de las salas de 3, 4 y 5 años era Rosana Valenzuela, asistían tres niños.

Durante estos años lo docentes trabajaron con la modalidad de plurigrado, en el que Nancy tenía a cargo a Primero, Segundo y Tercero y Alberto de Cuarto a Séptimo.

Este tipo de enseñanza los obligaba a planificar las clases, ya que “era muy importante la tarea personal del docente, para brindar al día siguiente una actividad programada y detallada según la edad de cada chico”, explicó Alberto.

La jornada para la escuela comenzaba temprano a la mañana con las clases y por la tarde, en contraturno, los chicos trabajaban temas relacionados con la agricultura. Mientras tanto, los docentes hacían arreglos en la escuela y los fines de semana, Alberto junto a personal de Gendarmería recogía leña en los alrededores para repartirla entre los vecinos.

El presente de El Chaltén es diferente al de veinte años atrás. Alberto observa que “realmente el pueblo avanza, se proyecta hacía un futuro promisorio” y le parece “bárbaro que la escuela sea un espacio importante y que toda la comunidad se aboque a la importancia de todo esto y de lo que significa”.

“Por sobre todo para que los chicos tengan una calidad de enseñanza exitosa que los lleve a desarrollarse como ciudadanos de provecho para el país”, agregó.

Por su parte, Nancy opinó que con el nuevo edificio y la reciente creación del Polimodal, la educación en El Chaltén está “en marcha, pero en un período de transición” sobre todo por “la dificultad de conseguir vivienda para los docentes que deseen ejercer la profesión en esta localidad, dijo.

Actualmente, Nancy y Alberto están jubilados, siguen viviendo en la casa alpina de madera y techo de chapa en la que daban clases y tienen una hija nacida en el pueblo. Ya no dejarán El Chaltén.  

Créditos:

Publicado en el Diario La Opinión Austral (11/08/05).