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La calificación del impacto ambiental dada a conocer por el delegado en la zona norte de ese organismo provincial, Omar Fernández, está respaldada por los casi 4 millones de metros cuadrados de campos próximos a la localidad de Las Heras que fueron virtualmente rociados por una película de petróleo.Sobre esa extensión no solo quedó cubierta vegetación autóctona como molle, duraznillo y pasto coirón, sino que además los funcionarios detectaron que hubo un número no precisado de ganado ovino manchado en campos de la estancia donde está el yacimiento, aclarando que su propietario es Jorge González, y no Carlos Hermoso, como trascendiera inicialmente.
Fernández y sus colaboradores no solo se instalaron domingo y lunes en el lugar para tener un pormenorizado cuadro de situación, sino que ayer mismo llegaron de madrugada para presenciar las maniobras de control del pozo, las que concluyeron antes de las 10 de la mañana.
Pero no se fueron de inmediato, a pesar de que referentes de Oxy les prometieron que enviarían por escrito un informe detallado de todos los procedimientos que se hicieron en el SPC-1033.
«Como autoridad de aplicación nos pusimos firmes y nos quedamos para recoger toda la información de planillas y computadoras vinculadas a este incidente», reveló a Diario Patagónico el delegado para la zona norte de la Subsecretaría de Medio Ambiente.
Antes de ello, algunos de sus subordinados habían caminado, campo traviesa, unos 12 kilómetros para circunscribir el área contaminada con petróleo, que en un principio estimaron en 4 millones de metros cuadrados, la cual debía ser alambrada para posteriormente ser sometida a trabajos de remediación.
Y si bien la caminata se hacía «a tranco de alambrador», llevaban consigo un moderno dispositivo de posicionamiento satelital (GPS), ya que todo quedará asentado en el sumario de rigor.
Los funcionarios del organismo provincial requirieron todos los partes diarios de intervenciones sobre el pozo, incluyendo obviamente lo atinente a maniobras efectuadas por el work over de Pride y los partes de inspección y mantenimiento que se hicieron a la bomba denominada BOP.
También se exigió conocer el programa de punzamientos realizados al pozo (estimativamente hubo una veintena), el programa tentativo de desarrollo y producción del pozo y las cartas de presiones que en forma automatizada quedan reflejadas en un sistema de computación, además de otros detalles técnicos.
La evaluaciónCon los informes antes mencionados, la Subsecretaría de Medio Ambiente deberá establecer las causas del incidente, que en el marco de sus características no es el único que se registró en yacimientos de la zona norte santacruceña.
Fernández incluso recordó que hubo un caso parecido (escape de gas y petróleo) allá por 2004 en Cañadón León, un yacimiento operado por Repsol YPF, aunque admitió que el de Oxy, en el yacimiento Piedra Clavada Sur, lo supera en dimensiones.
De hecho, el organismo provincial tiene dos tareas a definir: evaluar con precisión el daño ambiental causado sobre el terreno, y establecer fehacientemente los motivos del incidente.
En este último plano, comenzaron a tejerse numerosas conjeturas ya que se habla de deficiencias en la BOP al momento de ser sometida a una alta presión y, por otro lado, de una posible mala maniobra operativa que motivó su avería; es decir que se alude a la posibilidad de que no se haya utilizado suficiente barro de inyección para disminuir la presión.
En el Día de ReyesEl desastre ecológico se originó a mediodía del domingo 6 de enero -en el Día de Reyes- en el pozo identificado como SPC-1033, que acababa de perforarse a una profundidad de 1.570 metros y estaba siendo sometido a trabajos de «completación» o «terminación», para lo cual Occidental Argentina Exploration and Producción (Oxy) había dado lugar al ingreso de un equipo workover de la contratista Pride Argentina, el Nº 112.
En esos momentos se produjo una avería en la válvula BOP que se utiliza para contener surgencias de gas y petróleo y una nube negruzca se desplegó hacia el cielo.
El «spray» se habría elevado a más de 20 metros y la mezcla de ambos hidrocarburos fue arrastrada varios kilómetros por el intenso viento, hacia el este.
El gas se fue disipando en la atmósfera, pero el petróleo cayó como una lluvia negra impregnando una vasta extensión de campos.
A las 21 de ese mismo día el pozo fue considerado «incontrolable». La emergencia recién pudo ser superada ayer por la mañana, a casi 48 horas del escape.
El escape recién pudo ser controlado ayer a la mañanaLas operaciones para controlar el escape de gas y petróleo fueron coordinadas por un Comité de Crisis que Oxy armó el lunes en forma apresurada, con un frente de planeamiento en las oficinas que la empresa posee en Buenos Aires y otro de ejecución en la misma locación petrolera santacruceña.
Los trabajos podían haberse comenzado el lunes por la noche, pero debido al cansancio de muchos hombres y para disminuir las probabilidades de riesgo, se optó por iniciarlos con los primeros rayos solares de la víspera.
Además, se evaluaron otros dos factores clave: la disminución de la presión gasífera y también de la intensidad del viento.
Finalmente, con el apoyo de personal de otras empresas de servicio que se sumaron al operativo, todo concluyó cerca de las 10 de la mañana, a casi 48 horas de producido el incidente industrial y ambiental.
Las precisiones de la operación fueron dadas a conocer por Horacio Cester, vicepresidente de Asuntos Gubernamentales de Occidental Argentina Exploration and Production (Oxy), al ser consultado nuevamente ayer -vía telefónica- por Diario Patagónico, cuando se encontraba en su despacho de Buenos Aires.
El ejecutivo citó que se utilizó lodo de inyección para inundar el pozo y bajar aún más la presión gasífera y que además se colocó una serie de materiales para crear un cerco de reparo sobre la locación donde se encontraba posicionado el equipo de terminación de Pride.
La información que disponía Cester, acerca del radio que cubrió la lluvia de petróleo, aludía a menos de 5 kilómetros de extensión y entre 500 y 600 metros de ancho, en forma de abanico.
El ejecutivo, en un intento por minimizar el impacto ambiental, dijo que si bien no era posible calcular cuántos metros cúbicos de petróleo se aparecieron en el aire y luego cayeron al suelo, en todo caso la contaminación era «superficial»; es decir algo así como una delgada película negra.
De todos modos, destacó que la compañía se haría cargo de cercar o alambrar la zona afectada y de posteriormente ejecutar las tareas de remediación ambiental.
Asimismo, reiteró que lo más importante es que no hubo que lamentar personas accidentadas y consideró que estos hechos fortuitos están enmarcados en los riesgos de la industria petrolera, sobre todo cuando hay una gran actividad como la que tiene Oxy en esta zona, ya que dispone de los servicios de nueve equipos de perforación, 16 de work over y 17 de pulling.
Crédito:Publicado en el Sitio El Patagónico (09/01/08)
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