Un poderoso equipo para vigilar el agujero de ozono y estudiar la atmósfera fue inaugurado ayer en Río Gallegos. También permitirá cosechar datos sobre los rayos ultravioletas, vapor de agua en la estratósfera y partículas llamadas aerosoles que también influyen en la salud humana.

Dos aparatos de láser, radares y un laboratorio fueron instalados dentro de un contenedor por técnicos del CITEFA, el organismo científico de las Fuerzas Armadas, y el Centro de Investigaciones en Láseres y Aplicaciones (CEILAP), asociado al CONICET.

El laboratorio portátil fue trasladado en camión desde Buenos Aires a Río Gallegos y a fin de mes empezará un período de prueba, para comenzar la investigación de la capa de ozono a mediados de agosto próximo.

El laboratorio es uno de los 12 que funcionan hoy en todo el mundo y sólo cuatro fueron instalados en el hemisferio sur. Entre ellos, el que fue inaugurado ayer en Río Gallegos, y los que ya funcionan en bases antárticas de EE.UU. y de Francia, y en Nueva Zelanda.

La importancia del ozono se debe a que es un gas que actúa como un potente filtro solar. Por la entrada en la atmósfera de compuestos que se usaban en aerosoles, en la fabricación de plásticos o de circuitos electrónicos, además de otros contaminantes, su capacidad fue debilitándose en los últimos 30 años.

El desgaste y ruptura de esa capa protectora de la vida humana en la Tierra, se agudizó en ambos polos, causando diversos daños entre los cuales se cuenta el recalentamiento de la atmósfera.

La inauguración del laboratorio de medición atmosférica fue presidida por el ministro de Defensa, José Pampuro, a quien acompañaron el director del Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas (CITEFA), Guillermo Sevilla; y el titular del Proyecto "Solar" y del CEILAP, Eduardo Quel.

Con las emisiones de rayos láser hacia la atmósfera se realizará un estudio llamado Lidar, que permite investigar elementos en el espacio, a una altura de entre 18 y 35 kilómetros.

El proyecto de investigación se extenderá hasta 2007, con la financiación de la Agencia de Coo peración Internacional del Japón (JICA), que también donó un aparato de rayos láser, y el apoyo de la Fuerza Aérea (en cuya base se instaló el laboratorio), del CONICET y del Instituto de Física de la Universidad de Rosario, además de las universidades Tecnológica, de San Martín y Patagonia Austral, entre otras instituciones.q El investigador Rubén Piacentini, del IFIR de Rosario, afirmó que "en la zona de Río Gallegos, la pérdida de la capa de ozono es del 5 al 10 por ciento, mientras que en la Antártida supera el 10 por ciento". Piacentini dirige el IFIR, que también participará de la investigación.

Dijo a Clarín que "luego de la firma del Protocolo de Montreal en 1987, con sucesivas enmiendas, disminuyó la inyección de contaminantes en la atmósfera y se detuvo el deterioro de la capa de ozono en el hemisferio norte".

Pero tanto para Piacentini como para Eduardo Quel, "en el hemisferio sur, la situación no está tan clara", aunque consideraron que los bordes del agujero de ozono de la Antártida ya llegan hasta Río Gallegos.

Según los científicos, este fue uno de los motivos por los que se eligió instalar el laboratorio en la capital de Santa Cruz, donde además el cielo es muy claro en la mayoría de las noches del año, y esto favorece los estudios con láser que se realizan después de la medianoche.

El estudio también incluye la detección de partículas, también llamadas aerosoles, que son de origen natural o también producidas por la actividad humana.

Su influencia es fundamental para la radiación solar, específicamente de los rayos ultravioletas, y el deterioro de la salud, en especial de la piel como de las vías respiratorias.
 

Un tema que preocupa al mundo

La función del ozono, compuesto por tres átomos de oxígeno, es evitar el paso de la parte más dañina de los rayos ultravioletas. Pero tiene una molécula enemiga, formada por monóxido de cloro y oxígeno, que proviene de la liberación de compuestos industriales.

El ozono es un delgado escudo, producido por efecto del sol sobre el oxígeno, a más de 18 kilómetros del suelo, que permite la vida en la Tierra.

En las últimas tres décadas, los científicos advirtieron que corre peligro de quedar destruida por sustancias químicas fabricadas por el hombre, tales como los clorofluorocarbonos (CFCs).

Estos provenían de elementos tales como los usados en los aparatos de aire acondicionado.

La Campaña "Solar", desde el laboratorio inaugurado ayer en Río Gallegos, comenzará a mediados de agosto, justo a tiempo para tomar el período más crítico para la capa de ozono, que va desde setiembre a diciembre. Los técnicos podrán determinar si el agujero se agranda o no.
 

Créditos:

Por Patricio Downes. Publicado en el Diario Clarín (28/06/05)