"Portal a los Hielos Eternos" |
|
Artículos: Autor:
|
Desde éstas líneas de reflexión podemos tomar algunos elementos que nos ayuden a construir desde su pensamiento un camino que nace del origen de sus conceptos, pensamientos y necesidades profundamente humanas que compartimos en el ejercicio de la docencia. Lo que en su libro "la cuestión del hombre", denomina como Paradoja Ontológica, y explica desde su pensamiento antropológico metafísico como elementos constitutivos para comprender al hombre como "un ente finito con aspiraciones de infinitud", es ese juego tensionante que no limita la comprensión del hombre solo desde lo contingente ni desde la mirada de una religiosidad solo comprensible desde arriba. Sabernos finitos o limitados es comprendernos en la profundidad de una mirada misericordiosa, la finitud no es la respuesta a un acontecimiento histórico biológico, no solo pertenecemos a un tiempo y espacio, sino que el tiempo y espacio hacen de nuestra finitud "mi única existencia posible en el mundo", limitada por esas coordenadas pero sumidas a la más personalísima identidad que hacen del hombre el único ser "arrojado en el mundo", con la posibilidad de construirse en el ejercicio pleno de su libertad constitutiva. Mi mirada se centra en el concepto de finitud, pues la tentación primera fue pensar lo contingente como aquello que solo hace de nosotros los hombres como de las cosas mismas que habitan el mundo "ser meros entes". En todo caso ni el ser, ni los entes son la entera explicación de lo que verdaderamente somos; somos "arrojados en las coordenadas de tiempo y espacio", es decir: existimos y lo esencial de la existencia es que somos concientes de nuestra pertenencia al mundo y ya eso nos pone en diferente situación de otros entes. Existencia arrojada al mundo para constituirse.
Pero la necesidad de expresar al hombre como esa existencia arrojada tienen como finalidad marcar el elemento de gratuidad que caracteriza nuestra presencia en el mundo, no ya como elección personal o significativa, sino como la gratuidad asumida de nuestro ser para constituirnos significativamente y la pregunta oportuna acerca del momento en que el hombre se hace consiente de esto, es entonces el momento en que lo retórico del poeta náhuatl suena a mis oídos, ¿he venido aquí solo a obrar en vano? Es el momento justo en que nosotros, concientes de nuestra finitud, jugamos a perdurar significando nuestro presente mirando hacia el futuro. Entonces la profundidad de nuestra finitud, tan personalísima al mismo tiempo se torna profundamente trascendente. Mi presencia tiene un sentido.
En el tiempo y el espacio no estoy solo. El Otro me constituye. Es más, en nuestro dependiente modo de existir fuimos arrojados al mundo en la indefensión, en la dependencia completa hasta llegar al tiempo de la pregunta que nos pone en juego pleno, nuestro particular modo de ser; entonces la historia es ahora parte de la identidad constitutiva que tenemos como la presencia del otro en nuestra vida, pero no definitiva sino expresada en el gerundio de nuestra constitución; nos estamos "constituyendo". Y todo lo que se dibuja dentro del tiempo y el espacio es parte constitutiva, nuestra comunidad, el otro, como un mismo yo, en la búsqueda de su permanencia. Somos seres históricos, no solo por que construimos en el tiempo, sino por que somos el testimonio presente de la constitución de "Otros anteriores"; nuestra presencia en el mundo antes de significar la nuestra propia, es la presencia de lo trascendente de mis "Otros" anteriores. Una imagen interesante tal vez sea la del fruto cosechado de una siembra que no es mía. Eso merece el respeto absoluto a la vida como historia. Entonces finito e infinito se unen en la presencia significada del hombre que sabe la importancia de constituirse libremente. Esto es esencia en el hombre, el modo, seguramente sea lo particular de la respuesta personal. Daniel Dei, en el planteo de la cuestión del Hombre, en el objetivo de "justificar la presencia del hombre en el mundo", nos pone en situación, el compromiso más humano y más trascendente será responder a la altura de nuestra humanidad. Pero la expresión más importante de éstas líneas de reflexión está expuesta en la obra misma de Daniel Dei, no en vano el ejemplo de la actividad de Sócrates pone de relieve la importancia de su actividad, no por que específicamente uno pudiera llamarlo "filósofo", y caer en la tentación de creer que solo la filosofía es redentora de la realidad, sino por que lo más característico en la vida de Sócrates fue el compromiso con su tiempo - espacio. Entonces esa actividad deja de ser exclusiva para el filósofo y se extiende a todos los hombres que busquen mejorar la condición de sus semejantes, éste sí es el momento significativo socrático, trasciende por el compromiso de "persuadir a jóvenes y ancianos"(13) de su lugar. El ejemplo no queda solo en el ámbito de la filosofía, pues el compromiso personal tiene que ver con la profundidad de la pregunta por el sentido de la vida en el hombre mismo, a esto estamos todos y cada uno de nosotros llamados, mejorar no solo la condición ontológico existencial de nuestro semejantes sino que con ello respondemos a la nuestra propia. En la obra de Dei, también se puede encontrar a Enrique Santos Discépolo como inspirador, por la importancia del artista en la creación de sus tangos, sus mensajes por que en cada estrofa de sus composiciones expresa dos puntos inquebrantables en su vida; el primero: compromiso con la realidad; absoluto desde su pensamiento, y el segundo: el momento en que expresa esa "agónica búsqueda de sentido"(4), dispuesta en esos parámetros troncales de "espera" y "esperanza", que no son más que el fiel ejemplo humano de conocimiento profundo de lo finito, pero en búsqueda constante de esa infinitud cubierta de valores que mejoren nuestra condición. Para responder a esta búsqueda necesitamos comprometer la totalidad de nuestra vida; seguramente digno de cualquier mártir dispuesto a entregar su vida para responder a esos valores universales.
Desde estas palabras la razón y la religiosidad están absolutamente vinculadas; nada más re ligado a nosotros mismos que responder a nuestra condición de Ser Humanos, y seguramente Agustín de Hipona estaría de acuerdo manteniendo esa tensión entre fe y razón; traducida desde el pensamiento de Dei con los conceptos de Espera - Esperanza, Finito - Infinito. La respuesta entonces se compromete en la praxis, no en la disputa de pensamientos, palabras o conceptos. Exponer es la actitud desbordante de la acción del pensamiento.
Retomando algunas palabras anteriores, quiero lograr una pequeña síntesis de aporte a la reflexión motivada no solo por la lectura sino por lo compartido en las clases de la cátedra; pensar al hombre con esa capacidad de búsqueda de sentido, compromiso con la realidad, en su entorno, historia y semejantes, en la plenitud de su articulación crítica y constructiva, en la verdadera respuesta del hombre a su vida no hay una respuesta solipsista, la plenitud subyace en la unidad de lo "uno con el otro", esa relación de alteridad que hace descubrirse íntegro en el prójimo. Comprendamos entonces que la constitución personal está vinculada existencialmente con el Otro; y si pensamos en esa unidad antigua en que los griegos se desplegaban en la polis, nosotros no escapamos del compromiso con nuestra realidad, a la que seguramente podremos llamar "situación" que marca la existencia; el horizonte ontológico y todo lo que va constituyendo al hombre desde su historia, geografía, contexto y sus Otros significantes. Ningún hombre que pretenda desplegarse significativamente, (llamado a constituirnos de modo ontológico existencial), puede dejar de lado el condicionante propio de estar en un tiempo y espacio; y si extendemos esta lectura más allá de una comprensión antropológica y la comprendemos como socio - política, la reflexión cobra sentido no solo desde el pensamiento del hombre sino desde ese vínculo de significaciones con los Otros, la mirada se extiende al horizonte y cobra sentido con el otro; ese Nosotros comprometido en lo social, cultural y que constituye necesariamente lo político como modo de estructurarse en un ordenamiento de identidades y significaciones. Ya no hablamos de un hombre sino del "Hombre en relación" que es lo propio de sí. Del compromiso con la "Situación", que es lo particular del estar del hombre no solo del ser teórico, sino del despliegue de su "constituyéndose". Solo en el compromiso con la realidad el hombre se puede significar; y la misma es "realidad con Otros". Con ello el despliegue es político, el compromiso más interno con los otros y su identidad en relación. Tal vez por que pueda comprenderse como un "Conjunto vivo de relaciones sociales"(5), que solo pueden tener sentido en las coordenadas de un tiempo y espacio original, solo en esa originalidad se puede desplegar el hombre significando, por que su compromiso es existencial. Entonces el origen, es el lugar de gestación de ese momento de despliegue único, comprometido el hombre con su comunidad que es constitutiva con él mismo. Se constituye así mismo y se constituye comunitariamente con los Otros, no solo respondiendo a su tiempo actual sino que posibilitando en ese momento trascendente, un futuro para el "Nosotros". Y Aquí se comprende perfectamente la paradoja ontológica de D. Dei.
El compromiso no es solo con el presente sino que el futuro está involucrado en el acto de significar, y más aún, el mejor modo de significar se comprende cuando desde la realidad del presente, como origen de las necesidades a responder (necesidades como existencia en relación), se despliega significativamente superando lo contingente de la finitud humana. Es desde éste lugar que presente y futuro se vinculan; desde el eje político de lectura la imagen que surge es la de aquél que es capaz de responder a la realidad no solo con medidas de corto plazo, sino por sobre todo en aquel que vive la gratuidad de su llamado y no piensa para sí mismo, sino en el "por venir" del nosotros. Nadie puede trascender significativamente si no tiene en su interior la siembra de "mejorar la condición del hombre"; entonces ya no hablamos de filosofía, hablamos de pensar la realidad de modo multidisciplinar. Nadie puede mejorar al hombre si no piensa que representa un Nosotros que está de pié al futuro.
Analizando algunos pasajes de la obra de Daniel Dei, sobre todo en las nombradas precisamente, caemos en la cuenta de la importancia que la palabra "historia" tiene en su pensamiento. Pero no en vano hago una división en dos modos de comprender lo histórico; el primero se subraya en el comienzo del texto de la última edición de Discépolo todavía la esperanza, "los argentinos seguimos teniendo dificultades para aprender de nuestra historia"(6). Aquí el concepto tiene una denotación que habla acerca de los hechos históricos propios, comprendidos como comunidad significante. Somos los argentinos los responsables de transformar la realidad, pero en la plena conciencia de lo que acontece, como expresión actual de un proyecto pasado. La memoria pone al hombre en la altura necesaria para responder con un proyecto tanto como lo hace responsable de no poder cumplir con el legado socrático de mejorar su condición. Historia entonces es la posibilidad de asumir responsablemente lo que fuimos, para saber quienes somos, y pensar en quienes se tendrán que hacer cargo responsablemente de nuestros proyectos. La historia en este sentido, es la gran posibilidad de asumir para transformar. Otro modo de comprender la historia es ver de modo antropológico aquello que conforma el presente del hombre. Enmarcada con el concepto de Horizonte Ontológico, la historia se asume como parte constitutiva, un marco en el que cada uno de nosotros tiene la posibilidad de significar su mundo, entonces "libertad e historia" van de la mano; soy libre para significar en un horizonte particular que hace de mí un hombre único en un tiempo y espacio; mi existencia es historia que se hace presente en el momento de significar y significar es obrar de modo proyectivo. La historia entonces se hace presente en mi y proyectando significo mi futuro, doy sentido a mi existencia, que siempre es en relación. Entonces el instante en que decido libremente como constituirme tiene directa relación con los Otros, en el acto mismo de significar constituyo mi vida "responsablemente"; es decir respondo no solo por mí sino por las consecuencias que genera mi libertad. ¿Cuál es entonces la importancia de la historia en el camino que hemos propuesto en éstas líneas? Aprender de la historia, es tomar el pasado como parte constitutiva y hacernos cargo de la posibilidad de transformar nuestro presente con un proyecto. Y comprender que el proyecto no solo nos involucra como existencias presentes, sino que con nuestras significaciones estamos empeñando la posibilidad de existir de nuestros hijos, nietos, etc. Quienes en su presente tendrán que asumir su particular modo de existir condicionados por nuestras significaciones.
La plenitud del hombre no es realizarse en el presente, sino encontrar el sentido de la vida en el proyecto donde el futuro queda condicionado. Entonces existimos significativamente por que encontramos el sentido de nuestra vida, y solo por eso vale nuestra presencia contingente.
Pero hay que dar la importancia necesaria al hecho de significar, de pensar un proyecto como sentido de la vida, la libertad es la gratuidad de otorgar sentido a la historia, como pasado presente y futuro. En el acto de otorgar sentido estoy gestando nuevas posibilidades, entonces la gratuidad pasa por mi sentido pero se plenifica en la posibilidad de existir de mis Otros en tiempo y espacio distintos. Esto también está marcado por la responsabilidad. Respondo personalmente en mi tiempo, pero soy responsable de las consecuencias de mis significaciones. Historia es asumir responsabilidades y posibilidad de transformación.
Habiéndome dejado vencer por la reflexión original, no puedo dejar de pensar al hombre en relación con sus semejantes y el compromiso de la articulación de lo social con lo comunitario. Desde las primeras intenciones de este escrito y observando lo antropológico en la obra de Daniel Dei, deviene socio - político por necesidad. Y comprometiéndome con mi realidad pienso en un concepto que sin pretender originalidad se juega original por que nace de la realidad misma, un pensamiento socio político deviene situado cuando tiene vínculo y compromiso con el origen. Pero lo real de la necesidad de pensar para responder de modo práctico, el arte de hacer posible las respuestas, es necesariamente político. La pregunta seguida seguramente será ¿cómo hacer política desde éste contenido reflexivo? O ¿cómo comprender la acción propia del político que responde a "su situación"?, entonces el juego de la verdadera vocación a la política se da en la medida que el "verdadero político" significa su vida no solo pensando en la necesidad de lo real, de su contexto, de su situación propia en relación con sus próximos, momento en el que constituye un Nosotros original; sino que su pensamiento es mucho más ambicioso; cuando se juega no solo a responder a la realidad sino que es capaz de pensar "proyectivamente". En esto es necesario un proyecto como política significativa, aquella que se empeña responsablemente a un mediano y largo plazo. Esto no quiere decir que no esté comprometida con el presente, es más el compromiso presente es que el pensador político tenga claro cual es su situación; por que desde las palabras anteriores se desprenden que sin esta claridad jamás podrá realizar un proyecto original, con base en la realidad y capacidad proyectiva momento en que responsablemente se empeña a futuro en la relación con sus semejantes. Esta situación proyectiva, original, seminal como generadora de posibilidades, logra un más allá de la realidad, donde no solo se compromete responsablemente sino que es responsable de la situación generada por los proyectos. Hay responsabilidad a futuro, pero hay un compromiso legado en la historia que se genera en el acto mismo de significar, del mismo modo en que para Dei tenemos que aprender de la historia para transformar la realidad, debemos tomar como parte de nuestra situación lo histórico, por que ésta es la auténtica realidad del hombre comprometido con su realidad y su tiempo.
Por lo que entonces no hay una situación solamente basada en la realidad como puro presente, mi realidad va más allá, es historia y proyecto. Es una META SITUACION, en la que estamos comprometidos desde el pasado y responsablemente transformando de modo significativo el presente que encuentra sentido en el proyecto. Lo contingente deja de generar angustia cuando el paso por la vida tiene un sentido. En esto comulga el artista, el político, el pensador y todos los hombres que apuesten su presencia significativa para transformar la realidad.
Luego de los puntos señalados es necesario poder explicitar los elementos que ayudaron al desarrollo de estas líneas de pensamiento; la primera intención en el análisis fue tomar como disparadores los conceptos que aporta La cuestión del hombre para hacer desde ellos un diálogo y análisis con proyección a la cuestión política(7); en primer lugar por que hay vínculo de necesidad entre lo político y la cuestión antropológica, pero sobre todo desde los conceptos tomados y analizados como: Situación, alteridad, historia, libertad, comunidad, sentido, búsqueda. Comprendiendo el concepto de Situación creo que el despliegue político adecuado al mismo tiene sentido cuando se comprende que ella no solo explicita la existencia del hombre en Tiempo - Espacio determinado por su contingencia, sino que en una realidad de despliegue político, la situación otorga lo "Original" determinado como problemática a resolver, única, que debiera ser el lugar de reflexión y praxis emergente de la misma. Desde aquí sobran los planteos foráneos como recetas inadecuadas a lo propio; pues el elemento único y original lo otorga la misma Libertad; que en el tiempo va construyendo la historia con su propio Horizonte Ontológico, (desde las palabras de Dei), que hace de un individuo o una comunidad, la única posible. El concepto siguiente, Historia, es el que otorga una situación determinada, da la identidad del sujeto (individual o colectivo) con su pasado, presente y futuro. Desde el concepto "libertad", por lo menos desde aquello que "la cuestión del hombre" presenta, se comprende como el elemento necesario en que los hombres nos vamos constituyendo, la libertad se presenta como característica personalísima que tiene la capacidad de otorgar sentido a mi vida, cuya consecuencia es el proyecto. No tendría sentido en el hombre nada de lo anterior si no existiera el ánimo de búsqueda como motor interno. Todos buscamos, concientes o no, trascender nuestra existencia en el mundo. No obstante el concepto de libertad, que se construye necesariamente con el "otro", (alteridad), el Nosotros conformado tiene sentido desde otro concepto pensado ya hace un tiempo por Nerva Bordas, la libertad en comunidad es "solidaria"(8), por que la construcción trascendente de una comunidad no es desde lo individual moderno, el sujeto comunitario es solidario con su propia situación, lo más originario nace de la conciencia colectiva. Y las respuestas tienen que tener identidad con la necesidad expresada por la comunidad misma. La proyección entonces, no es solo el pensamiento que mira a futuro, otorga el sentido a la vida, arraiga al hombre en su lugar, es decir no solo lo identifica sino que el proyecto concretiza original y originariamente(9) al hombre con su suelo su necesidad y su compromiso con los Otros. Entonces sujeto político, si no tiene un pensamiento proyectivo, originario, meta situado; jamás podrá responder a la altura de su comunidad; la única que legitima su voluntad de servicio en el pensamiento y praxis de quien pretenda representar y responder a la necesidad del "Nosotros situado".
Pie de página
1 H. Daniel Dei, La cuestión del hombre, Ed. Prometeo, Buenos Aires, 2008.
2 H. Daniel Dei, Discépolo todavía la esperanza, Esbozo de una filosofía en zapatillas, Alloni/Proa Editores, Buenos Aires, 2008. (En adelante D.T.E.).
3 Apología de Sócrates: 30 a-b. citado por H.Daniel Dei, en D.T.E. p 24.
4 D.T.E. p.15.
5 Ruggiero Romano, Alberto Tenenti, Los fundamentos del mundo moderno, Ed. Siglo XXI, México, 1992. p.154. Tomo la frase del autor que analiza a Maquiavelo para comprender que la presente reflexión puede ser leía desde una interpretación filosófico política.
6 D.T.E. p.13.
7 Cuando en el párrafo utilizo la palabra "cuestión" es con el mismo significado que D. Dei aporta al debate filosófico en su diferencia entre Problema y Cuestión; cuya distinción es que las cuestiones son de índole específicamente filosófico y los problemas tengan a las ciencias empíricas como sujeto resolutivo de los mismos. Siguiendo su línea de pensamiento podríamos llegar al comienzo de un pensamiento filosófico político, en éstos términos, situado y proyectivo, quizá desde estos parámetros exista similitud entre "finito e infinito", "contingente y trascendente" "espera esperanza". Desde la cuestión filosófico política la situación y la proyección tienen el mismo correlato; de aquí que la Meta - situación se comprenda y explique con esos dos conceptos.
8 Nerva Bordas de Rojas Paz, Perspectivas ético - jurídicas, una lectura americana, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1993. p.104.
9 Lo original y lo originario tienen su relación en el sentido de que la novedad, siempre tiene su raíz en el suelo al que pertenece y en el que se genera como expresión.
|
|
|
|