El fenómeno fue notificado el miércoles 4 de febrero por Enrique Jamieson, propietario de la Estancia Moy Aike Grande –ubicada a unos 80 kilómetros al norte de esta capital, sobre la ruta 3–, por lo que la presidenta del CAP, Silvia Batarev, decidió enviar al lugar a la jefa del Departamento de Sanidad Vegetal, Laura Goñi y al técnico Héctor Clifton.

Luego de recorrer el lugar, ambos constataron la presencia de gran cantidad de Diclocus, un tipo de langosta voladora que causa un daño importante en la vegetación y compite directamente en el recurso alimenticio con el ganado.

Se trata de ejemplares que van “desde adultos a mosquitas”, los cuales ya están siendo estudiados en laboratorio.

Asimismo, el vocal por el Ejecutivo ante el CAP, Guillermo Basualto, anunció el viernes en rueda de prensa que el organismo realizará nuevos estudios e inspecciones la semana próxima para conocer con exactitud la magnitud del fenómeno y pidió a los productores y pobladores de la zona que informen a la brevedad en caso de detectar ejemplares de esta langosta.

“Estas acciones el Consejo Agrario las llevará adelante en forma conjunta con los productores afectados, buscando combatir la especie con productos que no afecten la producción, especialmente la de aquellos establecimientos que certifiquen orgánicos”, aclaró.
 

Por ahora no es plaga

Durante la rueda de prensa, el técnico agrónomo Jorge Maturana, Asesor Económico Regional del Consejo Agrario, dijo que es prematuro hablar de una plaga de langostas.

“Es un foco que ha aparecido y no sabemos si está generalizado, porque lo hemos visto en un establecimiento en particular y en una estancia lindera también había, pero no en tanta cantidad”, explicó.

Maturana indicó que estas langostas “se reproducen de una manera impresionante” y manifestó que la mayor preocupación es que “compiten en recursos con la oveja”.

“Se comen todo. Es como una marabunta, que pasan y arrasan con todo”, graficó el asesor del CAP, quién señaló que en el caso de la vega del río Coyle “han comido bastante”.

No obstante, aclaró que los ejemplares de Diclocus “se detectaron sólo en la vega y no en la parte más seca de la zona”, por lo que estimó que las langostas “están en ese radio” y sostuvo que es importante constatar si el fenómeno “se extiende a otros lugares del valle del río”.

Por otra parte, Maturana expresó que hasta el momento no hay presunciones sobre el posible origen del fenómeno y pidió tranquilidad y colaboración a los productores, dado que “ya se está trabajando para solucionar este problema”.

Si bien es conocida en Santa Cruz la presencia de Tucuras, conocidas también como ‘Langostas Sapo’ por su forma de desplazarse a los saltos, hasta el momento no se habían detectado langostas voladoras, como las Diclocus, cuya movilidad aumenta su capacidad de depredación.  

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Publicado en el Diario El Patagónico (08/02/09)