"Portal a los Hielos Eternos" |
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Si bien algunos acérrimos machistas se toman la cabeza al verlas, son muchos más los hombres que las felicitan por ser únicas en su oficio en Santa Cruz.Graciela Ordóñez y Liliana Hernández son colectiveras de «Urbano», la línea que se implementó a finales de octubre con una flota inicial de once unidades. Son las únicas en su género que conducen este tipo de vehículos en toda Santa Cruz.
«No es fácil que la gente se acostumbre a ver una mujer manejando un colectivo. A veces los hombres se agarran la cabeza, pero suben igual.
El otro día un pibe me dijo: ‘con una mujer al volante no me subo’, y yo le dije y ‘bueno bajáte’, y enfiló calladito para el fondo», cuenta Graciela, que tiene maquillaje y labios perfectamente delineados un tono colorado.
Mundo de hombresAseguran que a su ingreso a este ámbito laboral -que bien podría decirse que corresponde más a los hombres-, no pagaron derecho de piso por ser pioneras.
«A las mujeres les llama mucho la atención vernos y creen que las representamos. A veces hasta nos sacan fotos desde los celulares y nos felicitan, y yo les digo que no servimos solamente para lavar platos y fregar», argumenta Graciela no sin antes aclarar que las mujeres al volante «somos mas cui-da-do-sas», dice sopesando la palabra.
Es que, según se cree por tradición, es imposible ser colectivero y no chocar al menos una vez. Sin embargo, ellas tienen una manera de conducir diferente que les es reconocida por los usuarios, ya que son notablemente más cuidadosas que los hombres y tienen una atención especial para con los adultos y niños.
El miedo a chocarPor su parte Liliana Hernández reconoce que antes de ingresar a «Urbano», la empresa autárquica del municipio, tenía «miedo de chocar».
Considera además que la ciudad del Gorosito no es un lugar tranquilo para el manejo porque «andan todos muy acelerados».
Para ella la cuestión de género no es menor y no en vano «ahora tenemos una de las nuestras como Presidente de la Nación y eso refleja que estamos pisando un poquito más fuerte».
Y como caso anecdótico, menciona con singular gracia que «mi marido me alentó para que entre a trabajar acá. El no sabe manejar», dice en medio de las risas de su compañera.
Mujeres al volanteSi bien existían casos aislados, las mujeres llegaron en la Argentina a los colectivos gracias a la instalación de máquinas expendedoras de boletos hace aproximadamente unos 15 años y para 1996 se empezó a formar lo que podría definirse como la primera camada de conductoras en Capital Federal.
«Es algo lindo para nuestros hijos porque sus compañeritos les dicen que vieron a su mamá en los colectivos que se toman para la escuela», agrega Graciela, quien además valora que sus compañeros de trabajo sean «hombres muy atentos y respetuosos».
Cabe también señalar que fueron cinco las mujeres que se presentaron para la selección de choferes en «Urbano». Tres no aprobaron los exámenes de ingreso, pero el simple interés da pautas claras de una actitud diferente de las caletenses, ya que en otros lugares donde el género no presta este servicio, es simplemente porque no hay interés o las invade el miedo.
En cada semáforo en el que se detienen son el centro de las miradas y su valor e ímpetu las hace merecedoras de un reconocimiento especial ya que ambas se desempeñaban anteriormente en una cooperativa de remediación ambiental.
A fuerza de palas y dando vuelta la tierra, contribuyeron a generar nuevos espacios verdes en Caleta Olivia y hoy cumplen con una función primordial para llegar en tiempo y forma a destino.
Crédito:Publicado en el Diario El Patagónico (30/12/07)
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