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De la calle a fabricar zapatos para travestis
 


Es que el desafío no es fácil, ya que una de las premisas consiste en vender un producto de buena calidad y diseños.

Si hay algo en lo que hoy un grupo de jóvenes ocupa su tiempo es en organizarse para llevar adelante un proyecto económico destinado a incorporar al mercado local un producto hasta ahora poco visto pero necesario entre la comunidad mendocina de travestis.

La idea parece sencilla pero no lo es, puesto que la clave está en lograr la misma comodidad, diseños y colores de moda que los zapatos para mujer pero en horma extra grande, adaptada a la contextura física masculina.

La iniciativa comenzó a tomar forma meses atrás, cuando siete chicos de 14 a 25 años del barrio Paraguay (Guaymallén) pensaron en delinear un emprendimiento que fuera sustentable en el tiempo. Antes, ellos se habían acercado al Centro Integrador Comunitario (CIC) de la zona en busca de actividades diferentes a las que les ofrece la calle.

Es que al igual que cientos de adolescentes mendocinos ellos se vieron afectados por situaciones que los lanzaron a abandonar la escuela y dejaron de buscar trabajo por sentirse lejos de las exigencias del mercado laboral actual.

Así, agudizaron el ingenio y en un par de semanas armaron un bosquejo con múltiples beneficios. Por un lado, un sector de la platea femenina contará con calzados acordes a sus necesidades cotidianas, ya que la demanda de calzados para mujeres a partir del talle 40 es mayor de lo que se ofrece en las vidrieras.

Pero además, la importancia de concretar esta idea consiste en que de este modo los adolescentes contarán con un ingreso mensual de dinero que les permitirá mantenerse ellos y sus familias.

Si bien en el CIC ya funciona un taller de fabricación de alpargatas, la lamparita se encendió casi por casualidad, entre charlas y reuniones.

“Hablando entre nosotros sobre qué podíamos hacer para tener un ingreso más a fin de mes pensamos en ofrecer mayor comodidad a una franja de la población que la mayoría de las veces no encuentra lo que necesita”, explicó Nelson Navarta (25), quien además se dedica a componer con acordes de guitarra sus propias canciones.

Sus letras están cargadas de mensajes de esperanza que no dejan de lado la realidad de pobreza y abandono que vive una gran cantidad de niños y adolescentes de Mendoza.

Con talleres de títeres, deportes, danza,computación y música, los chicos del Paraguay y de otras zonas aledañas poco a poco han logrado incorporar conocimientos y realizar actividades que les sirvieron de incentivo. Incluso, entre todos decidieron llamarse “Los Caripela”.

Desde el punto de vista de Cristina Vigilia (44), ésta es la única forma de que ellos se sientan contenidos. “Lo más importante es trabajar para que los chicos sientan que hacen un trabajo digno, que se vea en los hechos y les dé plata”, dijo la mujer quien hace las veces de coordinadora del proyecto.

Según explicó Cristina, el hecho de comenzar a fabricar sandalias, botas, zapatillas o chatitas para travestis, permitirá aportar incluso con un bien público.

“Ellos son totalmente discriminados. Si tienen que hacer compras o trámites no les queda otra opción que salir con zapatos de hombre porque los únicos calzados que hay en el mercado con forma femenina y en talle grande son para shows. Pero un travesti es travesti las 24 horas y deben ser tratados como mujeres”, agregó.

En esta primera etapa, “Los Caripela” han logrado contar con el apoyo de la Dirección de Niñez Ancianidad, Adolescencia, Discapacidad y Familia (Dinaadyf) y a través de algunos contactos, solicitaron un subsidio al Ministerio de Desarrollo Humano. Es que para empezar, al menos requieren de unos 7 mil pesos para comprar herramientas y maquinarias.

Para eso, esta semana llevarán al Gobierno la propuesta definitiva. Es que el desafío no es fácil, ya que una de las premisas consiste en vender un producto de buena calidad y diseños 'para todo andar', acordes a la moda actual. Justamente para esto, el equipo solicitó un diseñador que aún debe ser nombrado por el ministerio.

Quien también será uno de los eslabones más importantes de la propuesta será un capacitador, que les enseñará a combinar materiales, pegar y coser calzados. Por ahora, esa tarea estará a cargo de un vecino del mismo barrio que conoce muy de cerca el oficio del zapatero.

Una vez que consigan las herramientas y conocimientos iniciales, el objetivo será lograr lanzar los primeros calzados hacia fin de año con un catálogo de muestra incluido. “Queremos que este proyecto laboral pueda mantenerse en el futuro”, comentó Nelson.

Para José Cobos (19), esta idea, es incluso más trascendental en su vida. “Si no hiciéramos esto tal vez estaríamos presos; acá tenemos proyectos y muchas ganas de hacer cosas nuevas para no perder la fe”, reflexionó el joven mientras estaba reunido con sus pares en una de las salas de CIC.  


Créditos:

  • Por Zulema Usach. Publicado en el Diario Los Andes (17/04/08)
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