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En la Argentina hay una ciudad que se prepara para ser vidriera internacional. Se trata de Ushuaia, la urbe más austral del mundo, que gracias a la magia que le confiere ese título, a sus paisajes y a su gente será, desde fines de este mes, punto de encuentro para destacados exponentes del arte, la música y la ciencia del planeta.La Bienal del Fin del Mundo, del 30 de marzo al 30 de abril, reunirá 65 proyectos de artistas de primer nivel de 17 países.
El Festival Internacional de Ushuaia de música clásica, entre el 14 y el 28 de abril, tendrá en su tercera edición una invitada de lujo: la Orquesta Sinfónica de Berlín.
Y, como sede del Año Polar, este lugar será el escenario donde científicos de 50 países debatirán sobre el porvenir de la Tierra. No es poco, para una ciudad de 53.800 habitantes cuyo motor principal es el turismo.
Esa actividad en alza dejó en sus arcas 258 millones el año pasado, luego de recibir 225.166 turistas. Sin embargo, durante la temporada invernal la escasez y la irregularidad de vuelos atentan contra la creciente demanda internacional.
En el puerto de Ushuaia recalan 300 embarcaciones turísticas por temporada; muchas de ellas siguen viaje a la Antártida. La oferta hotelera también está en alza: de 123 establecimientos en 2005, pasó a 134 en 2006, y hoy se construyen 80 hoteles más.
Pero esta ciudad, capital de Tierra del Fuego, busca hoy una identidad diferente. Mediante la cultura, aspira a generar trabajo para la temporada baja, otoño y primavera, y a posicionar la "marca" Ushuaia. Y eso que una bienal no es tarea fácil cuando se está a 3040 kilómetros de Capital Federal.
"¡Llegó el peluche rosa!", festeja Luis Castelli, de Global, la empresa local organizadora de la muestra, que provee de materiales a los artistas.
El peluche rosa no abunda en el confín del planeta, pero una artista piensa usarlo para tapizar una casilla de colectivo. "Hubo que conseguir 200 remos, 1000 banderas, media tonelada de sal y otro tanto de harina", detalla Castelli.
Manos a la obraNadie se queja, y por aquí en todos lados se oyen golpes de martillos. "En 2006 pasamos los 200 expedientes de obra", resume Mariano Pombo, secretario municipal de Obras y Servicios Públicos.
Los espacios públicos se están poniendo en valor, con veredas, parquización e iluminación. "Empezamos la repavimentación de la zona centro. La obra más importante es la construcción de la segunda calzada de la avenida costanera Maipú, que había llegado al límite de su capacidad", detalla el ingeniero. Por esto, conseguir algún albañil para arreglos hogareños en Ushuaia es aquí una misión imposible.
En el centro polideportivo, donde se expondrán la mayoría de los proyectos de la bienal, se trabaja desde hace dos meses bajo el mando de los reputados arquitectos brasileños Vasco Caldeira y Pedro Mendes da Rocha.
"Queremos que sea un ambiente neutro, en el que la museografía no tenga protagonismo", apunta Caldeira. Las otras sedes serán la ex Casa de la Legislatura, la Casa Bebán (emblema de la ciudad, que fue trasladada a la bahía y estrena playón), la Casa de la Cultura y algunas alas del Museo del Presidio.
Habrá también obras ambulantes, al aire libre, murales e intervenciones. Muchos proyectos remiten al medio ambiente y al espíritu de la ciudad, como el del Grupo del Borde, casa nómada.
"De chica veía por la ventana cómo pasaban las casas por la calle, y me parecía entre extraño y común. Por eso ideamos esta casa, que itinerará tratando de generar lazos de vecindad", adelanta la destacada artista fueguina Mónica Alvarado.
Entre los artistas extranjeros más destacados de la Bienal está Kcho (el cubano Alexis Leyva Machado), el francés Fred Forrest y el matrimonio de la inglesa Lucy y el argentino Jorge Orta.
La participación argentina incluye a León Ferrari, Luis Felipe Noé, Clorindo Testa y Luis Benedit, entre otros.
La curaduría es de la brasileña Leonor Amarante, junto con Ibis Hernández Abascal, de Cuba, y las argentinas Corinne Sacca Abadi y Florencia Battiti.
La bienal es una iniciativa de la Fundación Patagonia Arte, con producción argentino-brasileña y de la Fundación Memorial del Parlamento Latinoamericano de San Pablo, y organizada por la empresa Global, de Ushuaia, con aporte municipal y auspiciantes privados.
Su equipo técnico es el mismo que el de las bienales de Venecia y San Pablo.
Una magia especial"Esta es una ciudad con una magia especial, que ayuda mucho cuando salimos a buscar auspiciantes para estos eventos.
La organización de la bienal y del festival es de empresas particulares, que esperamos que sostengan los eventos en el tiempo y que logren que cada vez la financiación municipal sea menor", dice Jorge Garramuño, jefe comunal, que completa la agenda local con la Fiesta Nacional de la Noche Más Larga en junio, el encuentro gastronómico Ushuaia a Fuego Lento en agosto, un festival internacional de teatro y otro de cine en ciernes.
La ciudad es alargada y algo caótica. Se aprieta en un kilómetro de ancho, entre la montaña y el mar, y se extiende por catorce kilómetros a lo largo de la bahía Ushuaia.
Las casas son pequeñas y de madera, adornadas, según la estación, con flores o nieve. Su población es joven, con sólo un 11% de mayores de 50 años, y es muy heterogénea: el intendente es chaqueño; hay taxistas cordobeses, albañiles bolivianos, y por la calle se escucha tanto italiano como alemán; los comercios tienen nombres en yámana, lengua de los pueblos originarios.
De 27.358 habitantes en 1980, la provincia pasó a tener 69.227 en el censo de 1991: un crecimiento que ahora busca ser encauzado a través de iniciativas culturales como éstas.
La tercera edición del Festival Internacional de Música Clásica será un maratón de 20 conciertos en 14 días, en el hotel Las Hayas. La ciudad espera para entonces el estreno mundial del la obra Ushuaia, himno por la paz, creada y ejecutada por el compositor suizo Walter Baer.
También está el Año Polar. La Eco Polar Ushuaia 2006 será un intensivo maratón de investigaciones científicas, entre el 26 y el 28 de mayo, en el mismo hotel del festival.
"La idea es generar alerta sobre el cambio climático, propiciar el diálogo de los dos polos y difundir los 103 años de permanencia argentina en la Antártida", indica Pedro Vairo, miembro por Tierra del Fuego del Comité de Organización del Año Polar Internacional (Coapi).
Vairo, además, es director del Museo del Presidio y en diciembre fundó en una de sus alas el primer museo de bellas artes de la provincia, el Museo de Arte Marino Ushuaia, con su propia colección de pintura.
"La bienal vincula todo: la producción turística, el hecho económico, lo cultural; además, permite trabajar en red; posiciona la marca Ushuaia hacia afuera; nos vincula con actores supercalificados como los de la Bienal de San Pablo, que representan un aprendizaje muy fuerte para nosotros y nos sacan de la endogamia insular", resume el concejal Pablo Wolaniuk, coordinador del Plan Estratégico Ushuaia 2013, trazado por instituciones y vecinos para encauzar el crecimiento de la ciudad, tomando como ejemplo a Rosario. Un verdadero trabajo en equipo por la ciudad del fin del mundo.
Un presidio recicladoUshuaia ahora suena a vacaciones o a tierra de posibilidades. Pero tiempo atrás era sinónimo de cárcel. Entre 1884 y 1947 funcionó allí el temido Presidio de Reincidentes, que hasta 1978 fue cárcel militar.
Durante décadas, los presos eran la mayor fuerza laboral del lugar, y de ellos dependía el funcionamiento de la usina eléctrica. En el Parque Nacional Tierra del Fuego dejaron un cementerio de árboles talados con sierra y hacha.
El presidio es hoy un museo, donde la estrella es el primer asesino serial nacional, el "Petiso Orejudo". El casquete a rayas de los presos se convirtió en souvenir y el tren que los llevaba al bosque a cumplir severas jornadas de trabajo hoy anda cargado de turistas.
Crédito:Por María Paula Zacharías. Publicado en el Diario La Nación (19/03/07)
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