El fantasma de una crisis económica similar a la producida en 1930 atraviesa el mundo. Esta vez no sería la amenaza de una guerra y caída en las tasas de producción por falta de mano de obra sino por los efectos del calentamiento global que según un informe del ex economista del Banco Mundial, Nicholas Stern, está destruyendo la biodiversidad, contaminando el aire y los suelos y obligando a enormes sectores de la población a trasladarse del campo a las ciudades.

Stern, también asesor de la administración laborista que conduce Tony Blair, en un trabajo de 700 páginas, dijo que de no actuar con la celeridad suficiente (por ejemplo, cumplir con los objetivos del Protocolo de Kyoto), las consecuencias serán desastrosas a corto plazo: una pérdida del 5 por ciento del producto bruto interno global al año. Esa cifra implica que para retrotraer la cuestión, si es que ya no fuera tarde, habría que invertir, a partir de ahora, un 1 por ciento del PBI gobal.

Blair, que hace poco más de una semana abandonó la titularidad del laborismo, se puso al frente de las conclusiones del informe y advirtió que las pruebas científicas eran "abrumadoras", y que las medidas por tomar para intentar frenar algunas variables debían ser "urgentes".

El premier británico sorprendió a propios y extraños ya que la alarma la hizo en persona, con Stern asintiendo a un costado.

El especialista abundó en detalles, y dijo que l os refugiados -uno de los grandes problemas de la Europa continental- podrían llegar a 200 millones de personas en los próximos tres o cuatro años, agravado porque una de cada seis personas en el planeta no tendrá agua potable ni servicios sanitarios.

La presencia de Tony Blair en la Royal Society de Londres, donde se presentó el informe, no está obligada sólo por cuestiones protocolares o por su conocida debilidad por el comunitarismo anglicano sino también por las preocupaciones filantrópicas que están activando muchas situaciones límite en el mundo global, además de los cálculos políticos que puedan sacarse de tanta preocupación.  

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Publicado en el Diario Clarín (30/10/06)