El celebración del 10º aniversario de la Asociación de Padres y Amigos de los Discapacitados de Caleta Olivia (APADISCO) tuvo matices que trasuntaron entre la emoción, la nostalgia, los deseos de superación y por sobre todas las cosas en el afecto de una comunidad hacia jóvenes y adultos de ambos sexos que cotidianamente se esfuerzan para superar sus problemáticas psicomotrices.

El acto tuvo lugar el lunes por la tarde en el salón principal del Centro de Residentes Catamarqueños, donde asistidos, autoridades provinciales, municipales y otros invitados especiales recibieron una cordial bienvenida y presentes recordatorios de parte de los miembros de esta ONG que tiene como principales referentes a Gustavo Zurita en calidad de presidente y a su esposa, Soledad Villamil, coordinadora general.

APADISCO es una ONG que tiene sede propia y una estructura organizativa que comprende a los denominados talleres protegidos y secretarías que atienen casos de autismo y trastornos del desarrollo, equinoterapia y estimulación temprana.

Entre sus actividades de inserción comunitaria más conocidas merece destacarse la actividad que se realiza en su propia panadería donde son los propios asistidos quienes trabajan con un horno rotativo, mezcladora, batidora, carros, bandejas y en todo el proceso de manufactura.

Tanto el pan como las facturas y otros productos son vendidos a organismos estatales, municipales e incluso a restaurantes particulares y otras instituciones, con lo cual se generan fondos propios.

Además, ya está en marcha un proyecto de la chacra propia y la posibilidad de crear un centro de día, en tanto que hace pocos años se incorporó una escuela de danzas, lo cual motivó que la institución estuviera representada en festivales comunitarios y también de trascendencia regional. De hecho, APADISCO es un notable ejemplo de integración y consecuentemente bien vale citarlo como un ejemplo de vida.
 

Testimonios

Tal vez fueron las palabras que pronunció en el acto aniversario una de sus alumnas, de nombre María, quien intrínsecamente reflejó la dimensión que tiene esa institución al señalar que «a mi me enseñaron a valorar de que soy una persona y a quererme como soy» y además «me enseñaron a conocer mis manos y a trabajar con ellas».

A su vez el profesor de danzas Walter Zinna dijo que cuando le propusieron dar clases a las personas con capacidades diferentes lo tomó con un gran desafío y tenía temor de no poder hacerlo porque no estaba preparado para ello.

Sin embargo admitió que con el transcurrir de los días, los propios jóvenes le facilitaron la tarea e incluso el mismo aprendió nuevas e invalorables experiencias, incluso hasta coser prendas para abaratar costos a la hora de confeccionar los trajes para las presentaciones artísticas.

También hizo uso de la palabra la coordinadora Soledad Villamil quien agradeció el apoyo brindado tanto por los padres como de los operarios y empleados de la institución, además de miembros de la comunidad.

A su vez, el doctor Zurita rememoró los comienzos de APADISCO, cuando comenzaron a bosquejarse las primeras ideas de trabajo y el sueño de contar con un edificio propio, hasta llegar a nuestros días en que están elaborando nuevos proyectos.  

Crédito:

Publicado en el Diario El Patagónico (14/06/06)