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La gran atracción del glaciar Perito Moreno
 


Glaciar Perito Moreno.

El Calafate es el punto de partida obligado para visitar el majestuoso glaciar Perito Moreno, recibió en lo que va de esta temporada un 30 por ciento más de turistas que el verano anterior.

Y el porcentaje de ocupación hotelera, a esta altura del mes, alcanza el 80 por ciento. Las cifras fueron reveladas a La Nación por el presidente de la Cámara de Turismo de El Calafate, Diego Pérez.

Esta enviada tomó parte ayer, junto con un contingente de viajeros de distintas nacionalidades, de una caminata sobre la imponente superficie helada del Perito Moreno.

Los 30 kilómetros de ripio que hay que recorrer desde la entrada al Parque Nacional Los Glaciares se hacen eternos para el grupo de ansiosos alemanes, italianos, españoles y norteamericanos. Pero de golpe, tras una curva, aparece la maravilla: los expedicionarios se encuentran cara a cara con el glaciar Perito Moreno.

Los gritos de exclamación se escuchan en todas los idiomas. Es que casi la mitad de los 60.000 turistas que llegan cada año a esta ciudad, situada a 89 kilómetros del gigantesco glaciar, son extranjeros.

En temporada alta, más de 200 personas caminan sobre el hielo cada día.

La aventura comienza a orillas del Brazo Rico del Lago Argentino, donde el barco, por más pintoresco que parezca, se convertirá minutos después -por comparación- en un simple medio de transporte que traslada a grupos de 20 visitantes a metros de la pared de más de 50 metros de altura.

Porque ahí llegará la visión que deja sin aliento: la majestuosidad de esta alfombra de hielo, que mide 380 kilómetros de largo, sobrecoge. Asombra. Emociona.

Y, a esas alturas, todavía falta lo mejor: caminar sobre este manto blanco de 257 kilómetros cuadrados es una experiencia inolvidable.

Preparativos

A poco de andar, se llega a la morena lateral, una playa donde alguna vez, hace más de cinco siglos al menos, hubo un bosque.

"Todos los glaciares de esta región nacen en lo que se conoce como Campo de Hielo Sur", explica Jorge Pera, uno de los dos guías de montaña que acompaña al grupo, mientras ilustra sus palabras con una rama en el pizarrón natural que le propone la playa.

Unos 100 metros más adelante, ya al pie del gigante helado, los guías le atarán a los turistas grampones debajo de los zapatos, es decir, las puntas de metal que harán posible la caminata.

De ahí en más, los cinco sentidos parecen pocos para disfrutar de la aventura.

Ni siquiera la pertinaz lluvia que cae sobre los caminantes logra distraerlos de esta maravilla con miles de tonalidades que van entre el blanco más puro y el azul más intenso.

Graciela Santarelli viajó desde Rosario con su marido Eduardo. "Esto es magnífico... Lo más lindo es ser protagonista dentro de la naturaleza, porque esto trasciende la mera contemplación", contó, entre suspiros, mientras hundía los grampones en el hielo.

Rocco, un italiano de 29 años, asentía con la cabeza. Y, como todos, no paraba de sacar fotos.

Los guías conducen a los caminantes novatos que, entre resbalones y sustos, al punto final del recorrido, donde los espera una sorpresa: brindar con un vaso de whisky. Claro, el glaciar aporta lo suyo para convertir al trago en un "on the rocks".

Un gigante inquieto

El glaciar Perito Moreno fue declarado Patrimonio Natural de la Humanidad en 1981. Aparece como un gigante quieto y, sin embargo, el glaciar tiene vida. Se forma a partir de la compresión de la nieve por el efecto de su propio peso.

Pero los dos metros que crece por día los pierde luego con los desprendimientos.
Centenares de ríos internos lo surcan y desde la superficie pueden escucharse cómo circulan por sus venas azules las cataratas de deshielo.

Se calcula que hace 18.000 años, un tercio de las tierras emergidas estaban cubiertas por glaciares. En la actualidad, los glaciares patagónicos constituyen la tercera superficie de hielo en el mundo, después de la Antártida y Groenlandia.

Por eso se convierte en un imán único para turistas del mundo entero.

"Este glaciar tiene tres ventajas por sobre los demás glaciares de la zona -explica Jorge-. Es sumamente accesible, es estable (la mayoría de estas masas de hielo están en retroceso) y provoca rupturas de vez en cuando." Verdaderos espectáculos que ensordecen a los viajeros, que contestan con vivas y aplausos a estos "regalos" para la vista.

Cuando el hielo avanza sobre la costa de la península de Magallanes, situada frente a su pared frontal, se forma un dique natural que hace aumentar el nivel del Brazo Rico.

Con los años, la presión entre uno y otro lado de la pared de hielo hace que el agua rompa sus paredes. La última gran ruptura del glaciar fue en 1988.

Una vez terminada la caminata y, como para que esta imagen permanezca un poco más en sus retinas, los visitantes se lanzan a las pasarelas que permiten observar la pared frontal del glaciar con sus altísimos sercas o puntas de hielo. ¡A seguir sacando fotos!

"It's fantastic! Incredible!", repetía sin parar a quien quisiera oírla Rachela Leonello, una abogada australiana de 27 años.

Necesitó viajar 14 meses por todo el mundo para llegar a la conclusión de que el Perito Moreno era el lugar más bello que había conocido en toda su travesía.  


Estracta:
La Nación.

 



 
 
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