La elección del día se atribuye a dos antecedentes históricos.
El primero se remonta al año 1857. El 8 de marzo de ese año un grupo de trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York marcharon por la ciudad en protesta por las malas condiciones de trabajo a las que eran sometidas.

Ese día, estas mujeres debieron soportar una brutal represión policial que dejó muchas heridas y detenidas.

Las protagonistas del otro hecho fueron también empleadas textiles de una empresa neoyorquina.

Esta vez ocurrió un 8 de marzo de 1908, cuando las obreras de la fábrica Cotton iniciaron una huelga donde tomaron el establecimiento para que sus reclamos fueran escuchados.

Ellas pedían tener el mismo salario que los hombres, descanso dominical y reducción de la jornada laboral. Las huelguistas fueron encerradas y el edificio fue incendiado, aparentemente por el dueño.

Como consecuencia murieron quemadas 129 mujeres.

En 1910, la feminista alemana Clara Zetkin planteó al Congreso Internacional de Mujeres Socialistas que el 8 de marzo fuese declarado Día Internacional de la Mujer, propuesta que fue aceptada.

Pero recién en 1977 fue reconocido oficialmente por la Asamblea General de las Naciones Unidas.