"Portal a los Hielos Eternos" |
|
|
Pedro Luis Barcia.
|
Siempre es un placer escuchar a nuestro copoblano que ocupa ese destacado lugar de trascendencia nacional e internacional. Placer, porque tiene la virtud de encantarnos con su mensaje. Y porque en él, corroboramos que un vocabulario rico es capaz de divertirnos, emocionarnos, pero por sobre todas las cosas, nos permite expresar lo que exactamente queremos decir.- ¿Cómo estamos los argentinos con el idioma?
- En realidad, hay una reducción creciente y peligrosa. En los diez años que hago la verificación anual, se ha pasado de un uso de un chico común -en lenguaje activo-, de 2200 palabras a 600. Es gravísimo. Por eso, el primer año tenemos que reeducar a los chicos para que empiecen a preocuparse por la lengua, porque la escuela no los nutre. No hay una aplicación de la escuela para desarrollar la lengua, porque toman la lengua como una materia y no como el elemento conectivo de toda la educación.– ¿Y qué debería hacer la escuela para mejorar esto?
- En primer lugar, lo que hay que hacer es volver para atrás y empezar a formar nuevos maestros y profesores. Aquí el primer problema que tenemos es la deficiente formación docente en los institutos de profesorado. En primer lugar, porque hay un exceso de institutos de profesorado. Es imposible que haya tantos docentes para enseñar a profesores. Entonces, tenemos que reducir un poco el número, poner más exigencias, actualizar al docente, que tenga una pata entre el mundo electrónico y el mundo del libro. Y además, que entienda que fundamentalmente es la lengua la vía por donde se enseña a todo. Hay que pretender que la formación docente mejore sensiblemente. Lo segundo es comenzar a preocuparse que todo profesor, que todo docente, sea docente de lengua. Porque si no mejorás el nivel de lengua, no mejora el resto de la educación, porque vos pensás con lengua. Si hacés matices, es gracias a que tenés el dominio de sinónimos. Uno piensa con palabras, razona con palabras y en la medida que tengas riqueza de verbo, tiene mayor riqueza expresiva. Eso para una democracia es importante, porque te libera el pensamiento.- ¿Internet influyó para crear una suerte de nuevo lunfardo en los chicos?
– No existe ningún nuevo lunfardo. En primer lugar, Internet ha arreciado con un conjunto muy grande de anglicismos, que son los que se usan habitualmente tanto generados en el Chat, en el Twitter, pero nosotros gradualmente con una vocación de adaptación, le hemos ido poniendo la pata encima y convirtiéndolo en la fonética española. De modo que cada vez son menos los anglicismos que constituyen una especie de jerga internética. Ahora, no es lunfardo como tal, porque el lunfardo tiene rasgos más populares; tiene que ver más con la gente de pueblo, y esa gente no maneja precisamente el nivel de la computadora. De modo que no podríamos estar hablando de un lunfardo de Internet, sino de una jerga de Internet que se va popularizando.- ¿El leer algo con faltas de ortografía es como hablar con una persona con halitosis?
– Esto lo inventaron los españoles, lo de la halitosis y empezó a expandirse. El problema de la falta de ortografía es una descalificación social tremenda. Porque vos fijate que estamos conversando y como no escribimos, no podemos saber si se escribe canción con “s” o con “c”. El problema de la escritura es que te escracha directamente. Ese es el problema de las redes sociales, donde la frasecita de 140 espacios, si contiene un error, recibe una andanada de descalificación. Entonces, indudablemente, de la escritura es la descalificación social que genera. Ahora, en los chicos que no manejan bien la ortografía, este juego de poner casa con K o abreviándole una ksa, lleva después a que cuando escribe en otro nivel, desplazan esto a otro nivel. En este sentido, la ley es esta: el que tiene un dominio de la lengua puede hacer después cuando maneje las redes sociales con los mensajes de los sms lo que quiera ¿Cuál es el problema del pibe? No maneja el sistema, se acostumbra a estas reducciones, simplificaciones. Después traslada a otro campo y es donde viene el problema de la condena visual de la ortografía.- ¿El adulto de 30 a 50 años cómo está con el vocabulario? Ciertamente hay algunos que utilizan el lenguaje de sus hijos, que se ‘apendejan’...
– Te diría que en la franja etárea de los que están arriba de los 60 años, en general la lengua mantiene una serie de características, de estabilidad, de generalidad, algunos usos viejos que a uno se le escapan; que usaban los padres de uno y se le han quedado. Pero en general, es buen nivel el de la lengua del adulto argentino. El problema para mí mayor está en el acachorramiento infeliz o idiota del que tiene el complejo frente a los hijos que lo pueden sentir viejo y que entra en el falso juego de ser amigo de sus hijos. Eso no puede ser. Vos tenés que cumplir una función de padre o de maestro. Entonces, el maestro no es amigo de sus alumnos. Es maestro de sus alumnos y se maneja con toda la cordialidad del mundo. Yo permito que me tuteen, no que me puteen. Tenemos muy buena relación, pero yo tengo un nivel y una obligación como maestro, al cual no debo renunciar. El padre lo mismo. Pero en este momento, el complejo de los padres que no saben cómo manejar a los hijos me parece que apendejarse –como vos decís- termina en ridículo. Porque es gente que no sabe manejar los términos y el pibe se le ríe en la cara. Porque no sabe bien qué significa flashear, y lo están usando; no sabe qué significa tuneado, y lo están tratando de aplicar. Ese descoloque te hace perder respeto por parte de los muchachos. La coherencia de uno con uno mismo es una de las fortalezas más grande que tiene un adulto, y el chico a eso lo respeta a muerte.– ¿Un adulto entre los 30 y 50 años cuántos vocablos maneja?
En este momento la gente está en unos 1200. El doble de un adolescente, pero la lengua tiene 140 mil palabras. El último diccionario recogía 95 mil, pero en realidad la nueva edición va a tener 140 mil. Es necesario incorporar nuevas palabras. El joven de 35 y 50 aproximadamente, tiene un límite que va entre las 1200 palabras y no mucho más. En realidad, tendría que ser el triple. Pero hay tres tipos de lenguaje, tres tipos de léxicos. El léxico que vos utilizás y lo hablás, el oral y es el más reducido de todos porque no tenés tiempo de pensar. El léxico de escritura que es cuando vos estás escribiendo, entonces cómo le pongo, cachonda, feliz, divertida; ahí es más amplio el léxico. Y el léxico mayor es de lectura, porque vos entendés muchas cosas que no sabés que significan, por el contexto. Ahora la gente que cada vez lee menos, cada vez amplía menos su vocabulario también.
Primer manual de estilo en español para internetLa semana pasada, Pedro Luis Barcia presentó en la Academia Argentina de Letras “Escribir en internet. Guía para los nuevos medios y las redes sociales”, el primer manual de estilo en español para internet, elaborado por Fundéu BBVA (Fundación del Español Urgente).
Barcia explicó que se trata “de un libro que fue editado sobre fines del año pasado, con unas quinientas páginas, donde cuarenta especialistas tratan sobre el tema ‘escribir en Internet’ en dos ámbitos. La primera parte del libro está destinada a los usuarios comunes, como puede ser un profesor, un alumno, cualquier persona corriente. Y la segunda parte, para los profesionales de la comunicación, como radio, televisión, periodismo”.
El manual, en primer lugar se ocupa de los distintos géneros de la escritura electrónica. Después están los boletines de noticias, las gacetillas. Luego, todo lo que tiene que ver con las redes sociales, la escritura en twitter, en facebook, las posibilidades y limitaciones. También aborda los ‘mensajes de texto’.
La segunda parte del manual se dirige al uso profesional, donde plantea las cuestiones legales, que se dan en el campo de la escritura digital. “Hay un vocabulario muy interesante, una bibliografía muy grande y este texto en realidad ha venido a reunir la experiencia de 40 profesionales que antes estaba muy disperso en distintos decálogos, opiniones y demás”, explicó.
Créditos:
- Por Estela Gigena. Publicado en el Sitio El Día online. (09/03/15).
|
|