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Arte y Cultura

Juan Moreira
 


Juan Moreira fue un gaucho argentino. (Créditos: http//es.wikipedia.org).

Juan Moreira fue un gaucho argentino. Nació en el partido bonaerense de La Matanza pero su fecha de nacimiento es desconocida. Su vida estuvo llena de injusticias y se la ha considerado como representativa de las sufridas por el gaucho argentino, injusticias que lo llevarían a la muerte en abril de 1874 en Lobos.

Durante cerca de treinta años Moreira llevó una vida tranquila, dedicando su tiempo al trabajo rural hasta conseguir su propio rancho, unas cuantas cabezas de ganado vacuno y algunas hectáreas de campo que destinó a la siembra.

Era una hombre alto y fornido que tomaba poco alcohol y no frecuentaba las pulperías; tenía buenos modales y era habilidoso con la guitarra, motivo por el cual era bien visto por "la Vicenta", de quien se enamoró y con quien se casó, contando con el pleno consentimiento del padre de Vicenta, un hombre muy respetado.

El casamiento con Vicenta sería el inicio de todos sus problemas ya que el Teniente Alcalde de la zona –conocido como Don Francisco- también estaba enamorado de ella y empezó a perseguirlo acusándole de hechos injustificables.

La primera multa que recibió de Don Francisco fue por la fiesta de la noche de bodas sin la autorización del Teniente Alcalde, por lo que tuvo que pagar 500 pesos.

En aquel momento Moreira le había prestado a Sardetti, el almacenero del pueblo, unos 10.000 pesos que éste usaría para la compra de frutos del país; Sardetti no devolvía lo prestado por lo que Moreira –sin documentación que lo avalara- presentó la denuncia ante el Teniente Alcalde.

No se sabe con certeza si Sardetti y Don Francisco se habían puesto en acuerdo, pero Sardetti negó la deuda y Moreira fue castigado con 48 horas de "cepo" (detención) acusado de reclamar lo que no era suyo.

Moreira, indignado por la situación, le juró a Sardetti una puñalada por cada mil pesos que le debía. Cumplió su promesa en un duelo a cuchillo en la propia almacén de Sardetti y a su regreso tuvo que pelear en su rancho contra Don Francisco y cuatro soldados que estaban allí para aprehenderlo. En el enfrentamiento Don Francisco y dos soldados resultaron muertos.

Fue a partir de este momento cuando empezó a ganar fama en la región. De este modo tuvo más peleas, las que siguió ganando, y muchas de las cuales eran desafíos de otros gauchos que querían probar su propia destreza. Con el tiempo empezó a trabajar como guardaespaldas de políticos a cambio de "limpiar su nombre", promesa que nunca fue cumplida.

Moreira tenía sólo un caballo bayo, un pequeño perro llamado "Cacique", un poncho, una facón (característico por la forma en C de su guardamonte) y dos trabucos.

Siempre dormía a cielo abierto con su perro "Cacique" que le servía de guardián y jamás desensillaba por si tenía que escapar. Recorrió las ciudades de Navarro, Las Heras, Lobos, 25 de Mayo y pasó algún tiempo en las tolderías del Cacique Coliqueo.

En abril de 1874 el juez de paz de Lobos, Casimiro Villamayor, por orden de Mariano Acosta, gobernador de la provincia de Buenos Aires, envía a 25 hombres que, al mando del comandante Bosch perteneciente a la policía de Buenos Aires, lo rodean en la almacén y pulpería "La Estrella", ubicada en lo que hoy es el Sanatorio Lobos en la intersección de las calles Chacabuco y Cardoner.

Juan Moreira peleó con todas sus fuerzas pero justo cuando estaba a punto de saltar la pared que se interponía entre los policías y su caballo es herido por la bayoneta del sargento Chirino, quien le perfora el pulmón izquierdo.

Sin embargo, Moreira alcanza a disparar con su trabuco por lo que Chirino pierde un ojo; Moreira cae, logra levantarse y hiere a Eulogio Varela.

De esta forma, Moreira se muere después de dos vómitos de sangre y se convierte hasta estos días en uno de los personajes populares más conocidos de la Argentina.

Moreira dejó a un hijo, de igual nombre, y a su amada mujer. Los restos mortales se encuentran en el cementerio de Lobos. Sin embargo, se pueden apreciar algunos efectos personales, como dagas, y también su cráneo, en el Museo Juan Domingo Perón, sito en la misma ciudad.
 


Novela

Juan Moreira es una exitosa novela del escritor argentino Eduardo Gutiérrez escrita como folletín entre 1878 y 1880. La misma se encuentra inspirada en una crónica policial real protagonizada por un gaucho bonaerense muerto por la policía en 1874. Se trata de uno de los textos más importantes de la literatura argentina y del romanticismo hispanoamericano.

En 1884, Gutiérrez reescribió la novela como "mimodrama" para ser representado en el circo, convirtiéndose en la pieza fundadora del teatro rioplatense.

En 1886 José Podestá le puso letra a la obra, tomándola de la novela y la representó durante varias décadas, convirtiéndola en uno de los éxitos históricos más importantes del teatro argentino. La obra fue llevada dos veces al cine, en 1948, con dirección de Luis José Moglia Barth y en 1973 con dirección de Leonardo Favio.
 


Créditos:

  • Publicado en el Sitio Wikipedia


    La famosa daga de Juan Moreira
     


    La más famosa de las armas blancas criollas es la legendaria "daga" que fue propiedad del gaucho Juan Moreira. Desde el punto de vista técnico, esta impresionante arma es en realidad un "facón", ya que posee una importante defensa o "gavilán" y una hoja de un solo filo.

    Además, teniendo en cuenta sus grandes y poco usuales dimensiones, podríamos clasificarlo como un "facón caronero" una variante del facón que por su tamaño se acostumbraba a llevar entre las dos caronas de cuero del recado.

    Sin embargo, según afirman testimonios de la época, a pesar del tamaño de su arma favorita, Moreira la portaba en la cintura, a su espalda y cruzada, tal como era la costumbre generalizada con facones más cortos.
     


    Realidad y mito

    Aunque Moreira fue famoso por su manejo del facón, de las 16 muertes que se le atribuyen, utilizó arma blanca en 9 de ellas, y armas de fuego como el trabuco, en las restantes.

    Una serie de tropelías y asesinatos hicieron que Moreira cayese en desgracia, y fuese perseguido por la Justicia, hasta llegar al famoso episodio ocurrido el 30 de abril de 1874. En esa oportunidad, el matrero fue emboscado en el establecimiento La Estrella de Lobos, perdiendo la vida en manos de una partida policial que lo superaba en número y en armamento.

    En aquella ocasión, encontrándose ya malherido, y en un último y desesperado intento por huir, Moreira trató de escalar un muro de ladrillos, empuñando todavía su famosa "daga", cuando fue rematado por la espalda, con un bayonetazo lanzado por el sargento Chirino.

    Cabe mencionar que, al comienzo del enfrentamiento, Moreira había cercenado con su facón, cuatro dedos de la mano izquierda de Chirino.

    La vida de Moreira y su legendaria y singular arma blanca, posiblemente hubiesen caído en el olvido, si no fuese por la novela de Eduardo Gutiérrez, que tuviera un inusual éxito en su tiempo, rescatando episodios de su vida, idealizando la figura del protagonista.

    Fue en esa novela -publicada originalmente en forma de folletín por entregas en un periódico- que el propio Gutiérrez dedicó un par de páginas a describir al facón del tristemente célebre gaucho, adjudicándole el calificativo más poético o literario de "daga" con el cual es conocido popularmente hasta nuestros días.

    La novela adquiere verdadero vuelo después de que fue adaptada y llevada al teatro criollo por los hermanos Podestá, lo cual contribuyó a la difusión masiva, leyenda y popularidad del personaje y a su transformación en mito. Varias adaptaciones posteriores, al teatro y la cinematografía, entre las que sobresale la versión de Leonardo Favio, protagonizada por el actor Rodolfo Bebán en los años setenta, han contribuido a hacer perdurar su figura y su vigencia como mito popular.
     


    La daga de plata

    Habiendo ya aclarado que la "daga" es en realidad un formidable facón, digamos que el arma de Moreira, le fue obsequiada por Adolfo Alsina hacia 1866, junto con un hermoso caballo.

    La daga poseía la empuñadura de plata sencillamente cincelada (Gutiérrez afirma que poseía incrustaciones de oro, pero en la pieza no se advierte que sea cierto que alguna vez las tuviese).

    Originalmente, cuando le fue obsequiada, su defensa o guarda tenía la forma de una "S", que Moreira hizo modificar por otra en forma de "U" invertida, convencido de que de esa manera le serviría mejor para poder "abarajar" o parar los "hachazos" de un adversario.

    La hoja, que posee una apenas perceptible curvatura, tiene un solo filo y vaceos laterales, y fue obtenida de un sable de marca desconocida, ya que al examinar la pieza no se advierten cuños o marcas del fabricante.

    La aseveración de Eduardo Gutiérrez sobre que la hoja es "de un completo temple toledano" no tiene basamento técnico alguno, excepto la notable flexibilidad de la misma.

    El arma pesa 740 gramos y mide en total 84 centímetros, de los cuales 63 corresponden a su hoja, y el resto a la empatilladura y empuñadura, lo cual nos da una idea de la fortaleza y habilidad de Moreira para emplearla.

    En la actualidad, la "daga" original se conserva y exhibe en el Museo y Biblioteca Juan D. Perón, de la ciudad de Lobos, junto a otros objetos del famoso gaucho, incluyendo otro facón, un talero y un trabuco.
     


    Réplica extraordinaria

    Es interesante señalar, que recientemente un artesano de la ciudad de San Antonio de Areco ha dedicado muchas horas de estudio y trabajo para realizar una réplica exacta del famoso facón. Se trata de una copia exacta y minuciosa, realizada por el joven platero Carlos D. Canali, después de una cuidadosa investigación histórica y técnica de la misma, que incluyó la observación del original, confección de bocetos, toma de dimensiones y fotografías, realización de planos y un análisis de la técnica utilizada originalmente por el desconocido platero que realizó el arma de Moreira. La pieza de Canali, rinde tributo al facón verdadero, en sus más mínimos detalles y es un testimonio de la habilidad pasada y presente de nuestros plateros, de su ingenio y sentido estético. Es también una recreación de una pieza de gran valor histórico, más allá de las reflexiones que nos merezcan las acciones de su dueño original.
     


    Créditos:

  • Por Abel Domenech. Publicado en el Diario La Nación (21/12/02)
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